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Carta de la editora | 100

Una obra colectiva hecha con placer

Siempre me acuerdo: entré en la sala del director presidente con aquella fea pieza en la mano. Era de un nivel algo inferior al escolar; y le dije que si eso circulase le ocasionaría más daños que beneficios a la imagen de la FAPESP. Para publicar eso, mejor sería seguir sin nada. Me preguntó qué sugería. Le respondí que necesitábamos con urgencia descartar todos los ejemplares de aquel perfecto ejemplo de cómo no debe hacerse un house organ, mientras procurábamos preparar otra versión de dicho boletín informativo, muy sencilla, realmente modesta, pero que no le hiciese pasar vergüenza a la institución. Me respondió que así lo haríamos.

La pieza que me dejara espantada por su carácter rudimentario no había sido elaborada por un periodista, publicista o científico con buen conocimiento de la FAPESP. Había sido redactada por alguien que sencillamente no era del área y había asumido el compromiso de hacerla. La estructura de comunicación en la institución era inexistente. Tanto es así que yo había sido contratada para asesorar en dicha área con una carga horaria de tan sólo diez horas semanales, pues se consideraba en ese entonces que eso bastaría para responder a las necesidades de comunicación social de la FAPESP.

Algunos días después de ese diálogo que tuve con el entonces director presidente de la Fundación, Nelson de Jesus Parada, estaba listo Notícias FAPESP, edición número 1. Era agosto de 1995. A la época no podíamos ni siquiera soñar que aquel modesto boletín de cuatro páginas, impreso en dos colores, en papel off-set, con una tirada de mil ejemplares, era el verdadero origen de la revista Pesquisa FAPESP. A partir de ese momento, se necesitaron muchos sueños, determinación y el trabajo de mucha gente para que del mismo naciese esta revista que llega ahora a su edición número 100, en una serie que abarca a las 46 ediciones de Notícias FAPESP.

En 1997 la FAPESP autorizó la contratación de una segunda periodista. Se estaba preparando el lanzamiento del Programa de Innovación Tecnológica en Pequeñas Empresas “el PIPE”, y estaba en gestación el primer proyecto genoma. La Dirección Científica de la FAPESP era una usina de proyectos y programas. Entró Graça Mascarenhas con la tarea de brindar el máximo de su competencia en pro del perfeccionamiento de Notícias FAPESP. Y al año siguiente llegaron primero Marina Madeira, para mejorar la organización de eventos, y luego Fernando Cunha, otro periodista que enseguida dejó su impronta de talento para dinamizar la asesoría de comunicación.

A finales de 1998, y luego afrontar enormes problemas para perfeccionar el boletín Notícias FAPESP, consulté a Hélio de Almeida en su ajetreada oficina de diseño gráfico. Y allí nació, casi que inmediatamente, además de la amistad una sociedad de trabajo sin la cual Pesquisa FAPESP no sería esta revista que es hoy. Fue de Almeida la portada del boletín número 39 de enero-febrero de 1999, con sus 24 páginas y un tiraje de 16 mil ejemplares — y a partir de entonces conspiraríamos sin cesar hasta transformar a Notícias FAPESP en una revista de divulgación científica que estuviera a la altura de la FAPESP y fuera acorde con el porte de la producción científica paulista.

En octubre de 1999 llegó por fin el ansiado momento de la presentación de la revista, con 44 páginas, un suplemento especial de ocho páginas sobre periodismo científico y una tirada de 22 mil ejemplares. Nos habíamos granjeado el entusiasta apoyo del director científico José Fernando Perez para con esta idea, al margen de convencer al por entonces director presidente de la Fundación, Francisco Romeu Landi, a quien el sector de comunicación estaba subordinado, de que era hora ya de dar tal paso. Joaquim J. de Camargo Engler, director administrativo, coincidió enteramente con el cambio y los tres pasaron así a conformar el consejo editorial de la revista. Todo esto se concretó con la bendición del Consejo Superior de la Fundación presidido por Carlos Henrique de Brito Cruz. Actualmente lo preside Carlos Vogt y continúa apoyando firmemente el trabajo de la revista.

Junto a Hélio, que en la actualidad es nuestro director de Arte, llegó también Tânia Maria dos Santos, actual jefa de Arte, con su extraordinaria capacidad. Poco a poco armamos un equipo de profesionales talentosos. Carlos Fioravanti y Marcos de Oliveira, asiduos colaboradores, se convirtieron en editor de Ciencia y editor de Tecnología, respectivamente. Carlos Haag entró como editor del área de Humanidades. Eduardo César y Miguel Boyayan, también antiguos colaboradores, pasaron a ser fotógrafos estables. En el año 2000, Cláudia Izique empezó a editar Política.

Y como a veces la crisis de algunos es efectivamente una buena oportunidad para otros, debido a los inmensos problemas surgidos en el campo de los nuevos medios, que ese mismo año dejó si empleo a brillantes periodistas, logramos ampliar nuestro equipo con Neldson Marcolin, actual editor jefe de la revista, y Marcos Pivetta, editor especial. En 2001, Dinorah Ereno se transformó en editora asistente de Tecnología, y en 2002 le llegó el turno a Ricardo Zorzetto para convertirse en editor asistente de Ciencia. José Roberto Medda y Luciana Facchini, reemplazada luego por Mayumi Okuyama, completaron el equipo de Arte. En el soporte administrativo, de secretaría y de archivo fotográfico, se hace presente el importante trabajo de Paula Iliadis, Andressa Matias y André Serradas.

Más allá de contar con este hermoso plantel de redacción y, mientras la revista seguía creciendo, demandaba el trabajo de mucha más gente; sería imposible nombrar a todos. Y urgía también contar con un nuevo modelo de organización. Fue así que al preparársela para su salida al mercado, a partir de marzo de 2002, la revista se transformó en un proyecto especial vinculado a la Dirección Científica de la FAPESP, coordinado por el filósofo Luiz Henrique Lopes dos Santos y viabilizado administrativamente mediante un convenio con el Instituto Uniemp.

La gerencia de comunicación, ahora bajo la responsabilidad de Graça Mascarenhas y con un equipo de 11 personas, permaneció vinculada al director presidente. Una vez delineada la trayectoria que nos llevó hasta esta edición número 100, queda claro que puede parecer más difícil producir una revista de cuño periodístico y dirigida al mercado en el marco de una institución pública que en una empresa de comunicación. Pero es poco probable que en cualquier empresa una publicación tenga, sin altos costos adicionales, un aporte tan intenso y valioso de trabajo especializado y de alto nivel; y entusiasta, como el que Pesquisa FAPESP tiene consigo. Efectivamente, esta revista es fruto de un gran trabajo colectivo, llevado a cabo con mucho placer. Y es con tal carga que la misma llega a cada uno de sus lectores.

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