Antes de lanzar al mercado una nueva línea de productos para el tratamiento del cabello a base de agua de coco y algas marinas, de esto hace tres meses, la empresa O Boticário, del estado de Paraná, selló una asociación con el Laboratorio de Electroquímica y Cerámica (Liec), de la Universidad Federal de São Carlos (UFSCar). “Consultamos al laboratorio no solamente para estudiar la formulación, sino también para comprobar la eficacia de los productos”, comenta Richard Schwarzer, gerente de investigación y desarrollo de la empresa.
Schwarzer remarca que, en el caso de algunos atributos, es muy complicado comprobarlos, especialmente la hidratación. “El consumidor atribuye la hidratación al desenredado del cabello, pero esa propiedad solamente puede comprobarse técnicamente si el producto le proporciona absorción de agua a la estructura capilar”. Los investigadores han desarrollado metodologías nuevas, producto de la asociación de técnicas, para verificar el efecto de determinadas sustancias.
“Nuestra misión consistió en analizar cuánto hidrataba el cabello este nuevo champú”, dice el coordinador de la investigación, Elson Longo, del Liec, que depende del Centro Multidisciplinario para el Desarrollo de Materiales Cerámicos. Se aplicaron dos métodos asociados para verificar cómo interactúan las moléculas de agua con la superficie del cabello. “Con la microscopía electrónica de barrido pudimos analizar el grado de deshidratación del pelo; y mediante el análisis molecular medimos la cantidad de agua, evaluando así la hidratación de las fibras capilares”, comenta Longo. El proyecto se extendió durante un año.
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