Una “ventana inteligente”, capaz de controlar automáticamente la luminosidad de ambientes cerrados, está siendo probada por investigadores del Laboratorio de Polímeros Conductores y Reciclaje del Instituto de Química de Unicamp. Construida con diferentes polímeros “inteligentes”, la ventana es, en verdad, un dispositivo electrocrómico, lo que significa que puede cambiar de color al recibir impulsos eléctricos. Una superficie, formada por dos hojas de plástico transparente y flexible, es recubierta por una fina camada de óxido de estaño, un producto capaz de conducir energía eléctrica, y dos diferentes tipos de polímeros (o-metoxianlina y tiofeno). El relleno se completa con una camada de caucho impregnado con perclorato de litio, que tiene por función transportar iones y permitir el equilibrio de cargas eléctricas. Al recibir el impulso eléctrico, los sustratos químicos reaccionan y cambian de tonalidad, de la transparencia total al opaco, según la intensidad de la corriente. “De esa forma la ventana deja pasar más o menos luz”, explica Marco Aurélio De Paoli, coordinador del proyecto y profesor del Departamento de Química Inorgánica de Unicamp. Aún en fase de laboratorio, el producto, que tiene menos de medio milímetro de espesor, estará listo para su industrialización en tres años. Las investigaciones están siendo apoyadas por la FAPESP y por el Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq).
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