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Universidad

Una zona franca en el desierto

El emirato árabe de Dubai invierte diez mil millones de dólares para transformarse en un polo internacional de educación superior

Dissemination /Middlesex UniversityUn territorio de 2,3 kilómetros cuadrados en la periferia de Dubai, uno de los siete Emiratos Árabes Unidos, se transformó en una especie de zona franca de la educación de calidad internacional en una región en donde hasta hace pocas décadas atrás existía solamente un desierto. En los últimos tres años, al menos dos decenas de universidades de países como Estados Unidos, Reino Unido, Australia, Bélgica e India abrieron sucursales de sus casas de estudio en el área,  que lleva el nombre de Ciudad Académica Internacional de Dubai. A partir del segundo semestre del presente año, dos nuevos participantes abrirán sus puertas en Dubai: la Universidad del Estado de Michigan y el Rochester Institute of Technology, del estado de Nueva York, cuyas sedes se hallan casi listas. Ellos se sumarán a instituciones como la australiana Murdoch University Internacional, conocida por sus programas en el área de los medios y las comunicaciones; la Hult Internacional business School, que ofrece cursos de MBA en negocios y finanzas en la ciudad de Boston, Estados Unidos; o también la londinense Universidad Middlesex. Harvard también se halla presente en el emirato. Su escuela de medicina estableció un hospital y una fundación de investigación en una zona creada en el año 2002 para albergar hospitales y clínicas de alta calidad.

En la ciudad académica, alrededor de diez mil estudiantes frecuentan cursos de uno a cuatro años de duración, en ramas como la ingeniería, ciencias de la computación, moda y diseño, biotecnología, medio ambiente y negocios. La intención es alcanzar una cifra de treinta mil en los próximos cinco años. “La lista cada vez mayor de instituciones demuestra que seremos una base regional para la educación superior de alta calidad”, recuerda Ayoub Kazim, director ejecutivo de la ciudad.

Dissemination /msuLo que sucede en Dubai simboliza una nueva tendencia experimentada por las universidades de categoría mundial. Sus estrategias de internacionalización, que están justificadas por la necesidad de preparar alumnos para el mundo globalizado y atraer talentos internacionales, ya no se basan solamente en programas de intercambio, formación de redes de investigación o cursos a distancia como solía ser antaño. Está creciendo el número de instituciones que crean carreras en el exterior, sobre todo en Medio Oriente. En Doha, la capital de Qatar, se puede estudiar medicina en un campus avanzado de Cornell o ciencias de la computación en la sucursal de otra institución americana, la Universidad Carnegie Mellon. La Universidad de Nueva York inaugurará en el año 2010 un campus dedicado a las humanidades y artes en Abu Dhabi, el mayor de los Emiratos Árabes, luego de recibir una donación de cincuenta millones de dólares del jeque local.

La tendencia se ve estimulada por las grandes dotaciones ofrecidas para las instituciones. En el caso de Dubai, las universidades internacionales son seducidas por un paquete de ventajas que incluye exención total de impuestos, garantía de repatriación integral de las utilidades obtenidas y facilidades burocráticas para estudiantes, docentes y no docentes llegados desde el exterior. NI hablar de la infraestructura de la ciudad académica, dotada de restaurantes, cines, gimnasios y áreas de esparcimiento. La intención del jeque de Dubai, Mohammed Al-Maktoum, es transformar al país en un polo de atracción de los estudiantes extranjeros. El emirato cuenta con poco petróleo, contrariamente a sus vecinos, y la ambición de su mandatario es convertirlo en un gran centro turístico y tecnológico. Además de la construcción de hoteles de arquitectura exótica y de la adecuación de una parte de su terreno con la sugestiva forma de una palmera, el gobierno creó la Ciudad de Internet, inaugurada en el año 2000, y que cuenta con instalaciones de empresas como Microsoft, Siemens e IBM, y planifica desarrollar un polo de laboratorios farmacéuticos. Para el proyecto de la ciudad académica se destinaron diez mil millones de dólares. Dubai cuenta con un millón y medio de habitantes distribuidos en un área menor a tres mil ochocientos kilómetros cuadrados –el equivalente al tamaño de poco más de dos ciudades como São Paulo.

Dissemination /ritActivo diplomático
Pese a que las universidades con campus en el exterior insisten en la tesis de que ofrecen la misma calidad de enseñanza que sus matrices, muchos no docentes y docentes son contratados localmente, mediante contratos de corto plazo. “Muchos de esos gestores de las universidades están intentando presentarse como benevolentes y altruistas cuando, en realidad, lo que quieren es recaudar dinero”, expresó al periódico The New York Times la diputada Dana Rohrabacher, republicana por el estado de California, y crítica de esa moda internacionalista. David Skorton, rector de la Universidad Cornell, defiende la estrategia y dice que ella acarrea beneficios para Estados Unidos. “La educación superior es el activo diplomático más importante con el que contamos. Considero que esos programas pueden reducir la fricción entre los países y las culturas”, afirmó Skorton.

No representa ninguna novedad que la educación de nivel internacional se ha transformado en una mercadería disputada –y que Estados Unidos tal vez sea el país en mejores condiciones para venderla. Algunos extranjeros admitidos en universidades norteamericanas insertaron catorce mil quinientos millones de dólares en el país durante el año pasado en anualidades escolares, gastos de estadía y compra de libros, mil millones más que el año anterior. Ese valor podría incrementarse si no fuera por el aumento de las restricciones para el ingreso de estudiantes extranjeros luego de los atentados ocurridos el 11 de septiembre del año 2001. El principal impedimento alcanzó a los estudiantes de Medio Oriente, cuyo cupo bajó un 10% en el año 2002 y otro 9% en el 2003, y sólo volvió a los niveles anteriores a los atentados durante el año pasado. La apertura de campus en el exterior no deja de ser una forma de atender esa demanda sin fomentar la inmigración.

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