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Memoria

Veredicto oficial

Documento inédito indica el comienzo de la inmunización en Brasil, en 1804

La historia de la introducción de la vacuna en Brasil emergió de los archivos del Instituto Histórico y Geográfico Brasileño (IHGB), en Río de Janeiro, en un documento inédito. Cuando investigaban en la centenaria institución, la historiadora de la ciencia Myriam Bahia Lopes, de la Universidad Federal de Minas Gerais, y Ronald Polito, historiador y escritor, se depararon con 19 páginas manuscritas de Joaquín Manuel de Macedo y Joaquín Norberto de Souza Silva. El texto, de 1859, no tiene título. Pero en la ficha consta Dictamen sobre la introducción de la vacuna en Brasil.

Los autores Macedo y Norberto, de la entonces Comisión Subsidiaria de Trabajos Históricos del IHGB, informan que recibieron el encardo del Ministerio de Negocios del Imperio, por orden del emperador Don Pedro II. La vizcondesa de Santo Amaro, hija del mariscal Felisberto Caldeira Brant, después marqués de Barbacena, pedía permiso para colocar el busto de su padre en la sala del Instituto de Vacunación alegando haber sido el real introductor de la vacuna en el país en 1804. Sucede que Antonio Mendes Ribeiro reivindicaba la primacía para el padre, el cirujano mayor Francisco Mendes Ribeiro de Vasconcelos. Éste sí, habría practicado la primera inmunización en 1798. Ambos presentaron cartas probatorias.

La invención de la vacuna es atribuida al médico inglés Edward Jenner, que hizo la  primera prueba en 1796. Éste observó que la enfermedad de los cascos de los caballos, the grease, era transmitida a la ubre de las vacas por las manos humanas. Alrededor  de las tetas infectadas surgían pústulas, que, a su vez, contaminaban al hombre. La infección provocaba una enfermedad poco virulenta que dejaba a las ordeñadoras de las vacas inmunes a la agresiva viruela. Para hacer la prueba, el médico recogió el líquido de las ubres heridas e infectó a un muchacho. El muchacho tuvo alguna fiebre y pequeñas lesiones, pero se puso bien. Semanas después, Jenner lo inyectó con el virus de la viruela y el muchacho se mostró inmunizado.

Los brasileños Macedo y Norberto conocían bien esa historia. El primero era médico y escritor, considerado uno de los fundadores de la novela brasileña autor de A moreninha, entre otros. Norberto fue historiador y literato. Ambos leyeron las cartas presentadas, consultaron documentos oficiales y concluyeron que fue el marqués de Barbacena el real impulsor de la vacuna. De acuerdo con ellos, Francisco Mendes practicaba la inoculación. O sea, se trataba de introducir en la piel material contaminado con el virus, un método altamente peligroso. En tanto, el marqués de Barbacena trajo la técnica de la vacuna de Portugal y la puso en práctica en Bahía. La vacunación solo sería efectivamente obligatoria con las campañas de Oswaldo Cruz, a comienzos del siglo XX. La viruela fue considerada erradicada en el mundo solamente en el 1980.

Macedo y Norberto produjeron para el emperador un documento de fundación, que registra el hito inicial de la introducción de la vacuna jenneriana en Brasil, comenta Myriam Bahía Lopes. Ella publicó íntegramente las 19 páginas en la revista História, Ciências e Saúde: Manguinhos (abril-junio 2007).

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