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ECONOMÍA

Vida de estibador

Las condiciones de laborales afectan la salud de los trabajadores portuarios de Santos y Lisboa

El ambiente de trabajo en el puerto de Santos: los trabajadores no registrados acuerdan su labor diariamente

MARIA DE FÁTIMA QUEIROZ El ambiente de trabajo en el puerto de Santos: los trabajadores no registrados acuerdan su labor diariamenteMARIA DE FÁTIMA QUEIROZ

Lumbalgias, dolores de rodillas y fatiga crónica. Éstos son algunos de los problemas que han venido afectando la salud de estibadores en los puertos de Santos y de Lisboa. Sin embargo, aunque los síntomas son los mismos, los motivos que los provocan y la frecuencia con que aparecen son distintos. Y la situación en la actualidad es peor entre los portugueses. Éstas son las conclusiones que se desprenden de la investigación intitulada “El trabajo y la salud de los trabajadores portuarios de Lisboa: un estudio comparativo con el puerto de Santos – Brasil”, desarrollado por Maria de Fátima Ferreira Queiroz, graduada en fisioterapia y docente del Departamento de Políticas Públicas y Salud Colectiva de la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp).

Los problemas de salud que acometen a los estibadores ya han sido identificados en algunos estudios académicos. El trabajo de Ferreira Queiroz innova al comparar la situación de puertos distintos e identificar cuáles son los factores asociados a las enfermedades en cada uno de los lugares estudiados.

La investigadora realizó un seguimiento con los estibadores del puerto de Santos entre 2008 y 2011, en el marco de un trabajo que contó con el apoyo del Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq). Durante 2015, observó y entrevistó a los trabajadores ligados al Sindicato de Estibadores, Trabajadores del Tráfico de Cargas e Inspectores Marítimos del Centro y Sur de Portugal (Sect) en tres puertos: Lisboa, Figueira da Foz y Sines. Esa parte de la investigación se desarrolló bajo la supervisión de la historiadora Raquel Varela, coordinadora del Grupo de Estudios del Trabajo y de Conflictos Sociales del Instituto de Historia Contemporánea de la Universidad Nueva de Lisboa.

En Santos, se recabaron datos sobre 453 estibadores entre los más de 3.000 que se encuentran en actividad actualmente en el puerto. La mayoría se compone de trabajadores “sueltos”, y en el estudio se hizo un seguimiento únicamente con éstos. Diariamente, esos trabajadores comparecen a un local conocido como “pared”, donde los toman para trabajar como jornaleros hasta la madrugada siguiente. Los trabajadores seleccionados reciben un tique que autoriza su entrada en el puerto para prestar servicios para una determinada operadora. Los turnos tienen una duración de seis horas, y el pago referente a cada turno se les deposita en sus cuentas bancarias a los trabajadores dos días después. Los estibadores poseen los mismos derechos de quienes están registrados en forma permanente, es decir: aguinaldo, vacaciones, vale de transporte y vale de alimentación. Como el régimen es de contrato a plazo, esos beneficios se incluyen proporcionalmente en cada pago. En Portugal, Ferreira Queiroz recabó información sobre 140 estibadores. Esos hombres, a diferencia de los de Santos, cuentan con un contrato de trabajo sin previsión de término, que fija un turno de ocho horas diarias y prevé plan de carrera.

En ambos grupos, los objetivos de la investigación eran los mismos: conocer el proceso de constitución histórica de los estibadores, entender las implicaciones de la organización del trabajo sobre sus vidas y aportar a la construcción de una política laboral y de salud para esa categoría obrera. La metodología abarcó el mapeo de datos históricos, el conocimiento de las condiciones laborales y la aplicación de un cuestionario con 191 preguntas relacionadas tanto con la organización del trabajo como con la ocurrencia de accidentes, enfermedades, fatiga, síntomas osteomusculares y lumbalgias. Asimismo, la investigación comprendió la observación ergonómica del trabajo que se lleva a cabo en los puertos y un abordaje cualitativo, con entrevistas semiestructuradas con 60 hombres en Santos y 21 en Portugal.

Presentación de libretas de trabajo en Lisboa, donde la regulación es mayor que en Brasil

MARIA DE FÁTIMA QUEIROZ Presentación de libretas de trabajo en Lisboa, donde la regulación es mayor que en BrasilMARIA DE FÁTIMA QUEIROZ

Según Ferreira Queiroz, en Portugal, al igual que en varios otros países, entre ellos Italia y España, estaba en vigencia el modelo de closed shop, por el cual el acceso a las vacantes estaba condicionado a la afiliación a un sindicato que definía la selección de los trabajadores, la composición de los equipos y el plazo para ejecutar las tareas, entre otros aspectos. Este modelo empezó a dejar su lugar al que está controlado por las empresas a partir de la década de 1980, cuando el uso de los contenedores se volvió más común y exigió la adopción de nuevos equipamientos en el ambiente portuario. Utilizados en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) para el transporte de material bélico, los contenedores despertaron un nuevo interés a medida en que el proceso globalizado de transacciones comerciales se fue intensificando, apoyado en el transporte marítimo de cargas. En 1993, con la privatización de los puertos, la gestión del trabajo pasó a manos de la Asociación de Empresas de Trabajo Portuario (AETPL). Desde entonces, prácticamente todos los estibadores se encuentran en relación de dependencia, ya sea con operadores portuarios o con la AETPL.

La cantidad de accidentes
En Brasil, el hito de la nueva etapa del sistema portuario fue la ley 8.630, de 1993, que se volvió conocida como Ley de Modernización de Puertos. Ferreira Queiroz cuestiona tal nombre. “La ley no modernizó los puertos, sino que normativizó lo moderno”, afirma. A partir de la aplicación de la nueva legislación, la gestión del trabajo pasó de los sindicatos al Organismo Gestor de Mano de Obra (Ogmo), constituido por las empresas que operan cada puerto. La medida generó mucha resistencia entre los dirigentes sindicales, que pretendían mantener el poder sobre la contratación de los trabajadores jornaleros, tal como se relata en el libro Trabalho portuário – A modernização dos portos e as relações de trabalho no Brasil (editorial Elsevier/ Método, 2008), de Cristiano Paixão y Ronaldo Fleury.

Ferreira Queiroz esperaba encontrar entre los trabajadores portugueses una situación mejor que la de los santistas, dada la estabilidad laboral y la probabilidad de que contaran con equipamientos más modernos. Pero el análisis de los datos mostró lo opuesto: están más sujetos a accidentes y a enfermarse. De los trabajadores evaluados en Santos, el 62% sentía dolores lumbares, el 40,2% en las rodillas y el 43% en el cuello y en la región cervical. Entre los trabajadores portugueses, esos índices fueron del 72,9%, el 50% y el 66,4%. La diferencia es más acentuada todavía cuando se aborda la fatiga generalizada. Este problema afecta al 18,4% de los trabajadores del puerto de Santos, y de éstos, el 18,8% padece fatiga crónica (hace más de seis meses). En Portugal, el 39,3% sufre fatiga generalizada, y un 19,3% fatiga crónica.

A través de los cuestionarios, Ferreira Queiroz también identificó aspectos de la organización del trabajo que podrían estar relacionados con el padecimiento de los estibadores. Casi todos declararon que repetían turnos de trabajo (el 97,9% en Lisboa y el 86,5% en Santos). La mayoría relató situaciones frecuentes de tensión en el ambiente laboral (un 68,8% en Lisboa y un 74,6% en Santos), conflictos en el equipo (un 59,3% en Lisboa y un 61,4% en Santos) y exigencias rígidas por parte de coordinadores o superintendentes (un 82,1% en Lisboa y un 61,4% en Santos). En general, los trabajadores se sienten vulnerables a riesgos para la salud (un 85% en Lisboa y un 75,2% en Santos). Y casi la mitad de ellos no tienen autonomía para hacer una pausa cuando lo necesitan (un 47,1% en Lisboa y un 41,3% en Santos).

Asociando los datos, Ferreira Queiroz encontró relaciones estadísticamente significativas entre los problemas de salud y otros factores. En Santos, el dolor lumbar apareció asociado con la repetición de la jornada de trabajo y con la existencia de conflictos de mando en el equipo, es decir, entre los propios estibadores encargados de hacer un trabajo, lo que puede generar estrés. En tanto, la fatiga generalizada apareció relacionada con el tiempo insuficiente y con el número también insuficiente de trabajadores en el equipo para la ejecución de las tareas. En Portugal, el dolor lumbar estaba asociado con la falta de autonomía para hacer una pausa de ser necesario, con la reducida cantidad de trabajadores, con la ocurrencia de accidentes y con las situaciones frecuentes de tensión. La fatiga generalizada obedecería también a estos factores, sumados al tiempo inadecuado para la realización de las tareas.

Trabajadores del puerto de Santos, donde el 47% de los entrevistados en el marco de la investigación relataron haber sufrido accidentes de trabajo

MARIA DE FÁTIMA QUEIROZ Trabajadores del puerto de Santos, donde el 47% de los entrevistados en el marco de la investigación relataron haber sufrido accidentes de trabajoMARIA DE FÁTIMA QUEIROZ

En cuanto a los accidentes, la situación también es peor entre los portugueses. En Santos, el 47% de los participantes informó que ya había sufrido accidente laborales, y este problema aparece asociado con el tiempo insuficiente para la ejecución de las tareas y con la imposibilidad de cambiar de equipo cuando se lo desea. En Portugal, el 85,7% sostiene que ya se ha accidentado. Entre los estibadores de Lisboa, más de una cuarta parte (el 26,7%) de los accidentes informados se produjo mientras los trabajadores estaban operando algún artefacto.

Desactualización
Según Ferreira Queiroz, las explicaciones del padecimiento en Lisboa pueden en parte estar relacionadas con la edad y con la falta de mantenimiento de las maquinarias utilizadas, como así también con problemas de conservación en el puerto, como es el caso de los baches en el pavimento. “El puerto de Lisboa pasa por un proceso de desinversión y precarización laboral”, afirma la investigadora. Mientras tanto, el puerto de Sines, que queda a 90 kilómetros de distancia y se encuentra en régimen de concesión del gobierno portugués a Port Singapore Authority (PSA), se está renovando. En Santos, las maquinarias están en mejor estado de conservación y los turnos son más cortos, de seis horas. Asimismo, mientras que el 78,6% de los participantes de Lisboa considera que la cantidad de trabajadores por equipo no es suficiente para la ejecución de las labores, en Santos el porcentaje que sostiene la misma afirmación es del 45,3%.

Ferreira Queiroz también destaca otro aspecto. Según la investigadora, los trabajadores de Santos disponen de una mayor autonomía que los estibadores lisboetas. “Los estibadores de Lisboa trabajan de lunes a viernes en jornadas de ocho horas, potencialmente expuestos a factores asociados a padecimientos por tiempos más prolongados. Los de Santos, por carecer de contratos y trabajar ‘sueltos’, tienen mayor flexibilidad. Intercalan días de trabajo con días de descanso, lo que ayuda en la recuperación de los esfuerzos.”

Su percepción se ubica en interlocución con la de la socióloga Carla Diéguez, docente de la Fundación Escuela de Sociología y Política de São Paulo. Diéguez investigó el trabajo de los estibadores del puerto de Santos durante su doctorado, enfocándose en algunos momentos de resistencia por parte de los obreros. Uno de ellos se refería a las protestas realizados en 2013 contra la contratación directa de personal por parte de la Empresa Brasileña de Terminales Portuarias (Embraport). “Los estibadores percibían 4.000 mil reales en promedio, y Embraport les ofertaba sueldos de 1.800”, informa Diéguez. “Es decir, al permanecer no registrado, el trabajador percibe una remuneración promedio mayor”. Según la socióloga, “para ellos resulta importante además ser trabajadores autónomos”. El principal motivo de ello es que así pueden seguir teniendo la libertad de organizarse su propio tiempo de trabajo.

No obstante, Diéguez también observó una precarización del trabajo en Santos. “Los estibadores citan como indicaciones de ello la caída de la remuneración y el aumento de la incidencia de padecimientos y de accidentes”, relata la investigadora. “A juicio de ellos, el sindicato cumplió una labor importante durante la privatización, y sin el gremio el impacto de ese proceso para los trabajadores habría sido mucho mayor”. Ferreira Queiroz aspira a que la comparación entre el trabajo y la salud de los estibadores portugueses y santistas ayude a identificar cuáles son los aspectos que generan vulnerabilidad entre estos trabajadores, una información que puede ser relevante para otros puertos. “En la actualidad, fuertes grupos económicos, formados por armadores y operadoras, se empeñan en dominar ese tipo de actividad. Esto lleva a los puertos del mundo a tener cada vez más características en común.”

Proyecto
El trabajo y la salud de los trabajadores portuarios de Lisboa: Un estudio comparativo con el puerto de Santos – Brasil (nº 2014/22654-5); Modalidad Beca en el Exterior – Regular; Investigadora responsable Maria de Fátima Pereira Queiroz (Unifesp); Inversión R$ 128.625,76.

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