El sociólogo Jeroen Huisman, docente de la Universidad de Gante, en Bélgica, recibió un correo electrónico de un representante de la Universidad de Zhengzhóu, en China, preguntándole si tenía interés en pasar una temporada en la institución como profesor visitante. Huisman sintió curiosidad y le pidió más detalles. Para su sorpresa, recibió la minuta de un contrato que contemplaba un pago de 300 mil yuanes, el equivalente a 135 mil reales, en caso de que él produjera tres papers en revistas indexadas y declarara a la universidad china como su institución madre. El contrato estipulaba tan sólo dos visitas a Zhengzhóu, capital de la provincia de Henan. Rechazó la oferta. “No parecía ilegal, pero evidentemente era antiético. Tan sólo se trataba de una transacción financiera”, dijo. La revista Times Higher Education consultó a la universidad china, la cual se excusó de realizar declaraciones. El profesor Rui Yang, de la Facultad de Educación de la Universidad de Hong Kong, le dijo a la revista que ese tipo de contratos es común en las universidades chinas: él mismo ha rechazado ofertas. “Algunas universidades necesitan contar con algunos buenos artículos en inglés para no quedar mal paradas en los procesos de evaluación que se realizan en el país”.
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