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Revistas científicas publican videos para que los experimentos y sus resultados sean más transparentes y didácticos

El creciente uso de las imágenes en lugar de las palabras escritas, que impulsó la creación de canales de video en YouTube en detrimento de los blogs de internet, empieza a reflejarse también en la comunicación científica. En los últimos años han surgido varias revistas académicas que publican videoartículos, papers que, además de texto y, eventualmente, fotos y gráficos, van acompañados de videos que muestran, en general, detalles de los procedimientos realizados durante el estudio. Los títulos publicados por la editorial holandesa Elsevier incluyen secciones exclusivas para video artículos, tales como el Journal of Minimally Invasive Gynecology. La revista The Anatomical Record, de la estadounidense Wiley, divulga artículos de video desde 2014. “Llevar a cabo un experimento de laboratorio es un acto físico. Los videos pueden mostrar más eficientemente cómo se aplica un método”, le dijo a Pesquisa FAPESP el biomédico ruso Moshe Pritsker, uno de los pioneros de este modelo de publicación.

En el 2006, después de un frustrado intento de reproducir un estudio de células madre en la Universidad de Princeton, Estados Unidos, donde trabajó, Pritsker creó el Journal of visualized Experiments (JoVE), con el objetivo de mostrar visualmente lo que los investigadores hacen para obtener sus resultados. “Los videos ayudan a percibir sutilezas, como el ángulo con el cual sostener una placa de Petri, aspecto que, a veces, es crucial para que un experimento funcione”. Pritsker empezó a usar video artículos como estrategia para ampliar el suministro de informaciones detalladas y ayudar a otros científicos a reproducir los hallazgos.

Tras la experiencia del ruso, otras publicaciones periódicas del género se sucedieron. Y las revistas convencionales también abrieron espacio para albergar este tipo de publicaciones. Un ejemplo es la Fungal Genetics and Biology (FGB), en circulación desde la década de 1970. En el 2015, el periódico comenzó a difundir video artículos en una sección especial llamada The Dynamic Fungus. Según la visión de la bióloga estadounidense Nancy Keller, redactora jefa de la FGB, la principal ventaja de los videos es darles dinamismo a las imágenes que suelen analizarse de forma estática. “A medida que se han ido perfeccionado las herramientas que estudian la biología celular, nos dimos cuenta de que las imágenes en movimiento de las células vivas capturan mejor la acción de los hongos que las fotografías”, dice Keller, quien es docente de la Universidad de Wisconsin-Madison, en Estados Unidos.

El interés de videos sobre la comunicación científica no es, precisamente, una novedad. Revistas reconocidas, incluyendo Nature, Science y Cell, han proporcionado durante mucho tiempo contenidos audiovisuales, los llamados Video Abstracts, en los cuales los autores explican brevemente el objetivo y los resultados de sus trabajos. La Cell, por ejemplo, tiene un canal en YouTube, Cell Press, para difundir semanalmente algunos de los principales estudios publicados por la revista.

Reproducción En un video artículo publicado en el 2018 en el JoVE, los biólogos de tres universidades de España demuestran cómo recolectar y analizar muestras de sedimentos para estimar la acumulación de óxido nitroso en el fondo de un lagoReproducción

La llegada de los video artículos no impactó solamente por facilitar la comprensión y reproducibilidad de las investigaciones, evalúa el biólogo y comunicador científico Átila Iamarino, de São Paulo. “La divulgación de una encuesta utilizando recursos gráficos o animaciones para explicar conceptos complejos, ayuda a atraer la atención del público y de los periodistas”, explica Iamarino, presentador de un canal de ciencia en YouTube llamado Nerdologia. “Un investigador que logra difundir su trabajo consigue más poder para ser subsidiado. El ámbito académico está cada vez más competitivo, especialmente en los países centrales, como Estados Unidos, y los investigadores utilizan todas las estrategias posibles a su alcance para disputar recursos de financiación”

También hay ejemplos del uso de videos como material didáctico producido y proporcionado por revistas. Además de publicar artículos de video, el Journal of Visualized Experiments tiene un área dedicada a la educación científica. Sus videos educativos les ofrecen clases y orientaciones a estudiantes y técnicos de laboratorio. Uno de ellos explica cómo operar una centrífuga, equipo ampliamente utilizado para separar muestras en el laboratorio. El acceso a contenidos pedagógicos, así como a video artículos, está restringido, garantizado por suscripción. El JoVE también les cobra a los autores de video artículos una tarifa entre 1.200 a 2.400 dólares para cubrir los gastos con equipos de camarógrafos, guionistas y editores de imágenes contratados por la revista para producir los videos de forma conjunta con los investigadores.

El autor tal vez tenga que pagar una tarifa adicional de 1.800 dólares para que su trabajo sea divulgado con acceso libre. Más de 1.000 universidades, instituciones y empresas son suscriptoras del JoVE. “Brasil representa más del 15% de todas las suscripciones en América Latina y está creciendo”, dice Pritsker. La revista actualmente publica un promedio mensual de 100 video artículos en áreas como medicina, química y bioingeniería, y su página web pasa de 6 millones de visitas al mes. En total, ya se han divulgado 43 artículos de autores brasileños.

Uno de ellos es el médico Thiago Cabral, docente del Hospital Universitario Cassiano Antonio de Moraes, vinculado a la Universidad Federal de Espírito Santos (Ufes). Participó en un estudio, en asociación con investigadores de Estados Unidos, que analizó la dosis de proteínas existentes en la retina, región del ojo responsable de la formación de imágenes que son enviadas al cerebro. Dada la variedad de técnicas y procesos involucrados, los autores estaban interesados en la idea de publicar un video artículo. “Los resultados, el debate y las conclusiones se presentaron en forma de texto. La parte física de la investigación, es decir, la disección y recolecta de diferentes fracciones de la retina humana, está en video”, dice Cabral. El análisis de proteínas utilizando la técnica de espectrometría de masas también se muestra en ese material.

Los videos pueden mostrar más eficientemente cómo se aplica un método, dice Moshe Pritsker

El video fue grabado en un laboratorio de la Universidad de Iowa, Estados Unidos. Las imágenes fueron capturadas y editadas por profesionales cedidos por el JoVE, que cuenta con una red de camarógrafos en 28 países. Por lo general, un equipo es convocado poco después de que el artículo pasa por el proceso de revisión por pares. Se producen videos para todos los manuscritos que fueron aceptados para publicación. Hay casos en los que el equipo de videomaker no se hace necesario. Esto ocurre cuando los propios investigadores dominan las técnicas de filmación y edición.

Lanzada en el 2014 por Elsevier en asociación con la Sociedad Americana de Endoscopía Gastrointestinal, la revista VideoGIE es uno de los pocos periódicos de libre acceso dedicados exclusivamente a video artículos. Su objetivo es informar a médicos, pacientes y estudiantes sobre nuevas técnicas y procedimientos: muchos videos son de exámenes de endoscopia, en los cuales un tubo delgado y flexible con una microcámara incorporada viaja a través del sistema digestivo. La parte escrita de los papers no tiene más de tres páginas, destaca el médico Everson Luiz de Almeida Artifon, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo (FM-USP) y editor asociado de VideoGIE. “Se trata de un modelo de publicación que tiende a crecer, especialmente en el campo médico, cuyos profesionales a menudo no tienen tiempo de leer artículos científicos largos”, sostiene Artifon. “En los últimos tiempos, las editoriales han adoptado estrategias para diversificar sus fuentes de ingresos, y el modelo basado en video artículos puede agregarles valor a sus negocios”.

Por supuesto, existen obstáculos para la divulgación de este tipo de publicaciones. Una de ellas es la dificultad de identificar temas de contenido de video mediante herramientas de búsqueda en Internet. “En el caso de los textos, es fácil buscar palabras o frases que estén presentes en el artículo. Pero con los videos, esto no es posible”, explica Iamarino. El JoVE se encuentra entre las principales bases internacionales, como PubMed, Scopus y Web of Science, lo que aumenta su alcance, pero las búsquedas en Internet sólo pueden rastrear los textos que se encuentran en los artículos de video. Otro desafío, dice Moshe Pritsker, es movilizar a los autores para que produzcan las imágenes. “Por lo general quieren publicar sus resultados lo antes posible. Y hacer un video de alta calidad requiere tiempo de producción y cooperación por parte de los investigadores en una actividad con la cual, no están acostumbrados”, afirma.

Existen evidencias de que el modelo ya está siendo apropiado por revistas depredadoras, aquellas que aceptan publicar artículos sin hacer una revisión por pares adecuada, generalmente, a cambio de dinero. En marzo, el portal Ottawa Citizen, en Canadá, denunció tres revistas depredadoras que aceptaron publicar un resultado absurdo sobre la teoría de la evolución: el descubrimiento de una especie defectuosa, el “Hombre de Florida”, que demostraría que el proceso de evolución puede caminar hacia atrás. El material de apoyo era un video, una pieza de ficción y humor, en el que un científico falso, en realidad un periodista, volcaba el contenido de una botella con un líquido azul en la nieve y presentaba gráficos carentes de sentido.

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