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ARTES ESCÉNICAS

Aun cuando no existe como carrera de grado universitaria, la producción científica sobre el circo avanza en Brasil

Son grupos de estudio que se abocan a investigar temas como la trayectoria de las mujeres en los picaderos circenses nacionales

La licenciada en educación física Leonora Cardani, investigadora del Circus-Unicamp, en Urutu, el espectáculo de graduación de la promoción de 2022 de la Escuela Nacional de Circo (Río de Janeiro)

Renato Mangolin

Cuando en la carpa se anunciaba el nombre de Mademoiselle Gigi, decenas de palomas en la pista obedeciendo sus órdenes se robaban la atención del público. Vistiendo un voluminoso traje inspirado en el de la reina francesa María Antonieta (1755-1793), la “reina de las palomas” era capaz de conseguir que las aves movieran aparatos en miniatura, tales como una noria, un subibaja y un carrusel. El número, que concluía con un revuelo de palomas posándose finalmente sobre el cuerpo de la artista, cobró protagonismo en los circos brasileños hacia finales de la década de 1970, cuando todavía se aceptaba la presencia de animales en la arena. Aunque todavía no existe una ley federal al respecto, en la actualidad la práctica está prohibida en algunos estados brasileños como Río de Janeiro y Goiás, en sintonía con lo que ocurre en otros países.

Además de adiestrar palomas, Gê Pimenta (1943-2015), la artista que protagonizaba la atracción, actuó en compañías circenses itinerantes entre las décadas de 1960 y 1970 como música e ilusionista, en este último caso, en números como la caja de espadas y la maleta moscovita. También vendía golosinas en el intervalo de los espectáculos y participaba en las decisiones administrativas relacionadas con el negocio. Actualmente es uno de los objetivos de investigación de Daniele Pimenta, docente del Instituto de Artes de la Universidad Federal de Uberlândia (UFU). Con una trayectoria como bailarina e hija de Gê, Pimenta realizó en 2022 una pasantía de investigación posdoctoral en la Universidade Estadual Paulista (Unesp), sobre la historia de las mujeres de su familia que hicieron carrera bajo la lona del circo. “Mientras que en la sociedad las mujeres solían enfrentarse a la oposición de padres y maridos a la hora de ganarse el derecho de ‘trabajar afuera’, las mujeres circenses siempre han trabajado, aparte de fundar una familia. En este aspecto, la mujer de circo estaba más emancipada”, sostiene Pimenta.

La trayectoria de la adiestradora de palomas forma parte de un mapeo más amplio, de naturaleza histórica y analítica, de las mujeres que trabajaron en circos itinerantes en el país desde finales del siglo XIX hasta la década de 1970. El estudio lo está llevando a cabo el grupo de investigación O circo e o riso [El circo y la risa], del Instituto de Artes de la Unesp, campus de São Paulo, con la coordinación conjunta de Mario Fernando Bolognesi, profesor jubilado de la misma institución y supervisor de la investigación posdoctoral de Pimenta, y la profesora Eliene Benicio Amancio Costa, de la Escuela de Teatro de la Universidad Federal de Bahía (UFBA). La agrupación, formada en 1997, en la actualidad cuenta con 27 miembros.

Augusto Malta / Colección Instituto Moreira Salles Fachada del Teatro Lírico (c. 1928) originaria del Circo Olímpico da Guarda Velha, en el centro de Río de JaneiroAugusto Malta / Colección Instituto Moreira Salles

Otro objeto de estudio del grupo es el fenómeno de las rumberas del nordeste brasileño, tema de la tesina de maestría en curso de la socióloga Lívia Souza Mattos, en la Unesp. Ellas son bailarinas que realizan un acto circense muy popular entre el público de dicha región desde la primera mitad del siglo XX. “Además de bailar, también suelen cantar varios géneros musicales latinos: no solo rumba, sino también mambo, samba y baião, por ejemplo. Han llegado a tener más éxito que los payasos, trapecistas y malabaristas”, dice Bolognesi. “En este caso, la investigación que lleva a cabo Mattos apunta a poner en debate cuestiones tales como la cosificación del cuerpo femenino en la arena circense”.

En Brasil, la producción científica sobre el circo viene avanzando, pese a que no existe una carrera superior específica en este campo, al contrario de lo que sucede en países tales como Canadá, Francia, Inglaterra, Australia, Suecia, Argentina y México. Aquí, debido a la falta de carreras de grado en circo, las asignaturas asociadas a las artes circenses están abriéndose espacio en los programas curriculares de otras carreras, como las artes escénicas y la educación física. “El circo está presente en el país desde principios del siglo XIX y hoy en día circulan por todo Brasil unas 500 compañías, tanto en pequeños municipios de la Amazonia como en las grandes capitales, como Río de Janeiro y São Paulo”, dice Marco Antonio Coelho Bortoleto, docente de la Facultad de Educación Física de la Universidad de Campinas (Unicamp) y coordinador del Grupo de Estudio e Investigación en Circo [Circus], con sede en esa institución educativa. “No obstante, el circo aún no ha conseguido convertirse en una carrera de grado, al contrario de la danza y el teatro”.

El colectivo, creado en 2006, también era dirigido por la historiadora Erminia Silva, quien fue docente del Programa de Posgrado en Artes de la Unesp y falleció el 13 de marzo pasado. Entre otras actividades, el grupo desarrolla investigaciones y eventos centrados en las artes circenses, como el Seminario Internacional de Circo, cuya quinta edición está prevista para el mes de diciembre. Por su parte, el pódcast PodeCircus, lanzado en 2020, divulga regularmente entrevistas con investigadores vinculados al circo, como así también los resultados de sus trabajos académicos.

Archivo personal / Daniele Pimenta La artista Gê Pimenta como Mademoiselle GigiArchivo personal / Daniele Pimenta

Uno de ellos es la tesis doctoral de la artista escénica Lua Barreto, defendida en 2022 en la Facultad de Educación Física de la Unicamp. En su estudio incluyó el mapeo de unas 300 instituciones y espacios de formación circense en funcionamiento hoy en día en Brasil. Según la investigadora, esta cifra muestra el crecimiento de este tipo de iniciativas en el país, especialmente en la última década. “Una de las más antiguas del género es la Escuela Nacional de Circo, que dicta cursos técnicos reconocidos por el MEC [Ministerio de Educación], y fue inaugurada en Río de Janeiro en 1982. Antes de ello, para convertirse en artista de circo, era necesario haber nacido en una familia circense o, como solía decirse, huir y unirse a una compañía itinerante”, dice Barreto, quien actualmente da clases en la Escuela del Futuro en Artes Basileu França, en Goiânia (Goiás), que ofrece formación técnica en el área para alumnos de enseñanza media.

Según Bortoleto, también está creciendo el número de investigaciones sobre el tema en los programas de posgrado del país. El catálogo de tesis y tesinas de la Coordinación de Perfeccionamiento del Personal de Nivel Superior (Capes), registra aproximadamente 201 trabajos académicos sobre esta temática realizados en las universidades brasileñas desde la década de 1980, de los cuales 189 fueron defendidos entre las décadas de 2000 y 2020. “Hoy en día, Brasil es una referencia en América Latina en cuanto a la producción de conocimiento científico en el campo circense y con foco en varias perspectivas: histórica, pedagógica y estética”, dice el investigador.

También según Bortoleto, debido a la falta de revistas especializadas nacionales, la literatura científica sobre el tema producida en Brasil puede encontrarse en revistas de artes escénicas, pero también en publicaciones de otras áreas del conocimiento, como la propia educación física e incluso la medicina. El año pasado, Urdimento – Revista de Estudos em Artes Cênicas, de la Universidad del Estado de Santa Catarina (Udesc), publicó dos informes sobre el tema. En 2020, fue el turno de la revista Repertório, del programa de posgrado en artes escénicas de la UFBA, hacer lo propio.

En el exterior, la necesidad de concentrar estudios de vanguardia sobre el circo en una única revista dio origen a Circus: Arts, Life and Sciences (Cals), la primera revista científica internacional con este eje. La publicación, lanzada en 2020 por la plataforma internacional de investigaciones Circus Arts Research Platform (Carp), de la cual forma parte la Unicamp, es de formato digital y se publica con el apoyo de la Universidad de Michigan (EE. UU.). Con una periodicidad anual, llega a su tercer número en el mes de mayo reuniendo artículos en francés e inglés.

Xando PereiraAlumnos de la Escuela Picolino de Artes Circenses, en Salvador: la institución busca promover la inclusión social mediante talleres de técnicas circensesXando Pereira

La última edición, que salió en 2023, incluía una reseña del libro Um Brasil de circos: A produção da linguagem circense do século XIX aos anos de 1930 [Un Brasil de circos. La producción del lenguaje circense desde el siglo XIX hasta la década de 1930] (Circonteúdo, 2022), escrito por Erminia Silva y el historiador Daniel de Carvalho Lopes, investigador independiente y doctor en educación por la USP, y miembro de Circus-Unicamp. La obra identifica 42 compañías circenses en actividad en el estado de Río de Janeiro entre las décadas de 1810 y 1930. Figura entre ellas el Circo Olímpico da Guarda Velha, creado allá por la década de 1850 por el artista y empresario Bartholomeu Corrêa da Silva (1828-1917), que en aquel entonces se instaló en el centro de la capital fluminense. Allí, Corrêa da Silva empezó a edificar una estructura de mampostería para un circo estable, con capacidad para más de 2.000 espectadores, que también acogía espectáculos teatrales. En 1869, el espacio ya había adquirido las características de un edificio y adoptó varios nombres hasta que, en 1890, pasó a llamarse Teatro Lírico. El negocio fue dirigido por el empresario hasta 1913 y el edificio acabó siendo demolido en la década de 1930, cuando el terreno pasó a albergar un estacionamiento de vehículos. “Se espera que la revista Cals ayude a los investigadores brasileños a dar a conocer sus artículos”, informa Bortoleto, miembro del comité científico de la revista.

Pimenta, de la UFU, sostiene que gracias al trabajo de los estudiosos del circo, “el histórico prejuicio de la academia en relación con el tema” está disminuyendo. Prueba de ello, considera, fue la creación, en 2015, del grupo de trabajo Circo y Comicidad, en la Asociación Brasileña de Investigaciones y Posgrado en Artes Escénicas (Abrace). “El teatro de revista se enfrentó a los mismos prejuicios que el circo en el ámbito académico, como así también la comedia popular”, dice Pimenta.

“El circo puede hacer aportes a los campos pedagógico, social y artístico”, escribe Fabio Dal Gallo, docente de la Escuela de Teatro de la UFBA, en un artículo del libro A arte do circo na América do Sul – Trajetórias, tradições e inovações na arena contemporânea [El arte circense en Sudamérica. Trayectorias, tradiciones e innovaciones en la arena contemporánea] (ediciones Sesc, 2023), compilado por la antropóloga Julieta Infantino, de la Universidad de Buenos Aires. En el texto, el investigador aborda el concepto de circo social, surgido en América Latina en la década de 1990 a través de organizaciones no gubernamentales y que cobró repercusión a escala mundial. Natural de Italia, Dal Gallo estudia la temática desde 2003. Ese año inició una investigación de maestría en su país natal, en la Universidad de Bolonia, y continuó con esa investigación en su doctorado, defendido en 2009 en la UFBA.

Su tesis dio como resultado el libro Escola Picolino: O circo social e a arte-educação [Escuela Picolino. El circo social y el arte-educación] (editorial Perspectiva, 2018). En la obra, Dal Gallo examina el trabajo de la Escuela Picolino de Artes Circenses, fundada en 1985 en Salvador (Bahía) por los artistas Anselmo Serrat (1948-2020) y Verônica Tamaoki. La institución fue una de las primeras del país en utilizar técnicas circenses para promover la inclusión social de jóvenes en situación de vulnerabilidad. “Las actividades del circo social se rigen por el concepto de arte-educación y, por lo general, incluyen apoyo pedagógico para que estos jóvenes no abandonen la educación formal, por ejemplo”, explica el investigador, a la vez que destaca el estatus de Brasil como referencia en este tipo de propuesta. “Aunque opera en un circuito paralelo, el circo social también interactúa con el circuito comercial. En nuestro país se ha perfeccionado tanto que dos alumnos de la Picolino han llegado a trabajar en el Cirque du Soleil”, concluye.

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