Un sensor compacto, con pocos milímetros de superficie, se mostró capaz de detectar concentraciones residuales de hidrógeno de entre 10 y 1.000 partes por millón. Eso lo torna útil para el diagnóstico de fallas en transformadores de alta tensión y para la detección de escapes en salas limpias, controladas para la manufactura de productos, y también en cámaras refrigeradas. Se encuentra en fase de prototipo y ha atraído el interés de empresas interesadas en producirlo. El desarrollo se llevó a cabo en el ámbito del Instituto Nacional de Ciencia y Tecnología de Sistemas Micro y Nanoeléctricos (INCT Namitec). “El grado de integración de sus componentes, su tamaño compacto y su funcionamiento a temperaturas más bajas en comparación con los sensores comerciales son sus principales novedades”, dice el profesor Sebastião Gomes dos Santos Filho, de la USP, uno de los coordinadores del proyecto. El dispositivo funciona sobre una base calentada a 100ºC, mientras que los comerciales trabajan con temperaturas de alrededor de 400ºC y por eso consumen más energía.
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