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Trayectorias

Charla de admisión

Inspirándose en modelos internacionales, algunas instituciones educativas brasileñas incluyen entrevistas en su proceso de selección de estudiantes universitarios de grado

Daniel Almeida

Los exámenes con preguntas sobre temas a desarrollar o de opción múltiple (multiple choice) que abarcan todos los contenidos aprendidos en la enseñanza media están dejando de ser la única forma de garantizar el ingreso en las facultades privadas de Brasil. Menos preocupadas por la utilidad de esos procesos a los que califican como “contenidistas”, algunas instituciones de educación superior, están empezando a percibir en las entrevistas una manera más eficiente para identificar perfiles de estudiantes que se ajusten a sus parámetros pedagógicos.

“Las entrevistas permiten evaluar aspectos que difícilmente podrían detectarse a través de los exámenes tradicionales, como la expectativa de los postulantes al respecto de las facultades y carreras elegidas”, explica Rodrigo Sabbatini, director académico de Faculdades de Campinas (Facamp). La institución, que desde 2019 adhiere a este modelo de selección, ha concretado, en promedio, entre 500 y 700 entrevistas en cada proceso selectivo, para lo cual movilizó a 25 docentes durante un período de cinco días de charlas con candidatos a ingresar en sus carreras universitarias. La selección mediante entrevistas se realiza dos veces al año y abarca a las nueve carreras que ofrece la institución, entre las cuales se cuentan administración, derecho, economía, ingeniería mecánica, relaciones internacionales y diseño digital.

La idea de adoptar la entrevista como método de selección surgió cuando la facultad resolvió solicitarles a los postulantes el envío de un video o carta de presentación como parte del proceso selectivo que hasta entonces se cumplía dentro de los estándares tradicionales, mediante un examen escrito y una redacción. “Esperábamos que el 90 % de esas presentaciones llegase en formato de video y el otro 10 % por medio de cartas, pero acabó ocurriendo lo contrario”, relata Sabbatini. Desde entonces, la entrevista pasó a ser decisiva entre los candidatos que se destacan en la primera fase de la selección, que incluye redacción, preguntas de lógica y sobre conocimientos generales. Durante 20 minutos, dos profesores tienen la tarea de analizar la trayectoria del postulante en la enseñanza media y conocer sus expectativas profesionales. “Como las calificaciones de las pruebas escritas son bastante similares, es en este momento cuando podemos conocerlos un poco mejor, observando cómo organizan su discurso y qué esperan de la educación superior. Estos aspectos son esenciales para la conformación de las distintas divisiones y han llevado a un descenso considerable del índice de deserción”, informa Sabbatini. Previo al examen y a la entrevista, la institución también solicita el envío del expediente escolar para su apreciación por los evaluadores. Tanto la prueba escrita como la entrevista pueden realizarse en forma presencial o a distancia, según como lo prefiera el candidato. “Queremos tener alumnos que reflexionen y desarrollen pensamiento crítico, y no que se limiten a memorizar fórmulas. Esto ya puede comenzar a trabajarse desde el proceso de selección”, considera.

El empleo de entrevistas en los procesos selectivos para el ingreso en las universidades es algo bastante habitual en países como Estados Unidos y Canadá. Aquí en Brasil, la modalidad está siendo tenida en cuenta por las instituciones afines como una forma eficiente de gestionar la selección en las carreras más concurridas, que tienen una alta cantidad de aspirantes. A partir de una adaptación del modelo canadiense, la Faculdade Israelita de Ciências da Saúde Albert Einstein (Ficsae) empezó a seleccionar a los candidatos que compiten semestralmente por las 60 vacantes disponibles en la institución para la carrera de medicina. El examen de admisión, diagramado en dos etapas, consta de una prueba con 50 preguntas de opción múltiple, cinco preguntas textuales y una redacción. Una vez finalizada la primera etapa, los aspirantes aprobados son sometidos a una batería de ocho entrevistas breves cuyo objetivo es evaluar cómo reaccionan ante distintas situaciones.

“El alumno dispone de dos minutos para informarse sobre un tema determinado, presentado bajo el formato de un texto impreso, una historieta o en video, al ingresar a cada sala destinada a una de estas minientrevistas”, explica Alexandre Holthausen Campos, director superintendente de educación del Einstein. La facultad, que suele tener cien aspirantes por cada vacante en la primera fase, deja en carrera a seis de ellos, en promedio, para la segunda fase, por lo que la entrevista resulta decisiva para la definición del proceso. “En general, los candidatos que llegan a la segunda etapa tienen un rendimiento bastante similar”, explica Campos. “Como seguimos una propuesta de metodología activa, basada en proyectos o soluciones de problemas, por ejemplo, el alumno pasa a ocupar el centro del proceso de aprendizaje y debe asumir la responsabilidad de su trayectoria como estudiante. Por eso, creemos que las competencias socioemocionales son fundamentales para el ingreso en la carrera”, añade.

Ilustración: Daniel Almeida

El equipo de evaluadores presente en cada sala de entrevistas está integrado por docentes, alumnos y, a veces, por exalumnos de la facultad, profesionales del campo de la salud, y médicos del propio complejo hospitalario. Además, actores profesionales componen un escenario de inmersión que requiere la participación del aspirante. “Todos los evaluadores son entrenados previamente para el análisis de los aspirantes, pero se enteran de los temas que se tratarán en las minientrevistas solamente el día en que las mismas tiene lugar. El objetivo es garantizar que no haya ningún tipo de ayuda derivada de una eventual filtración de la información”, dice Campos. El día de las entrevistas, tras ser sometidos a la segunda fase, los candidatos permanecen aislados y sin acceso a teléfonos celulares ni relojes inteligentes, lo que hace inviable la difusión de los contenidos. El proceso selectivo con entrevistas está siendo adoptado desde que se implementó la carrera de medicina, en 2016. Si bien es semestral, la facultad realiza un único proceso selectivo al comienzo del año, cuando se selecciona a los alumnos que ingresarán en el segundo semestre. “Con esta evaluación, que va más allá de la prueba escrita, conseguimos seleccionar con mayor precisión a los alumnos que se amoldan al proyecto pedagógico de nuestra carrera”. Antes de participar, los evaluadores pasan por una etapa de capacitación donde se discuten los criterios de selección, así como los parámetros para la comprobación de los resultados. “Estamos a favor de la diversidad, incluso en la selección de los evaluadores, además de debatir sobre cuestiones de raza, género y orientación sexual”, añade Campos.

Más allá de las entrevistas, las presentaciones en video han obligado a los aspirantes a conocer mejor las instituciones educativas de las que pretenden formar parte. En el proceso selectivo que lleva a cabo la Escuela de Administración de Empresas de São Paulo de la Fundación Getulio Vargas (Eaesp-FGV), además del examen escrito tradicional, los aspirantes son sometidos a una evaluación oral. “Utilizamos la plataforma canadiense Kira Talent, a través de la cual el alumno tiene acceso a un conjunto de preguntas que debe responder en un plazo de tiempo predeterminado, en forma remota y asíncrona, es decir, una vez grabado, el contenido se envía en formato de archivo de video a los evaluadores”, explica Renato Guimarães, coordinador de los cursos de administración de la FGV. La institución observa protocolos para que las evaluaciones se lleven a cabo con imparcialidad y valoren aspectos éticos que impidan apreciaciones basadas en el género, orientación sexual, raza, credo, posición social o lugar de nacimiento. “La búsqueda de diversidad es una de las premisas de la facultad”, subraya.

Quien compite por una plaza en el curso de administración de empresas, por ejemplo, debe responder cuatro preguntas, que son cinco en el caso de quienes optan por la carrera de administración pública. El aspirante tiene un minuto y medio para responder a cada una. “Uno de los aspectos que se evalúa es la concisión, o sea, es necesario ir directamente al grano”, enfatiza Guimarães, quien apunta tres características fundamentales que se tienen en cuenta en esta fase: la habilidad analítica, la capacidad de influir en el ámbito de trabajo y la disposición para interactuar con diversos medios sociales. Las orientaciones para las entrevistas se presentan en la convocatoria divulgada cada semestre, lo que da lugar a unas mil grabaciones por cada proceso selectivo.

Desde el año pasado, para ingresar a cualquiera de las carreras de grado disponibles en la ESPM, el aspirante debe dominar los conceptos incluidos en la bibliografía y en los videos indicados previamente por la institución, que son los que servirán como base para la realización de la entrevista online que se lleva a cabo en la primera fase del proceso selectivo, antes de la redacción. “En esa charla, verificamos cómo el alumno emplea su repertorio e incorpora el tema indicado en las bibliografías”, explica Cristina Helena Pinto de Melo, directora del área de desempeño docente y discente de la ESPM. Entre las carreras que ofrece la escuela se cuentan comunicación y publicidad, cine y producción audiovisual, administración, diseño, periodismo y sistemas de información. Según Pinto de Melo, la entrevista permite identificar a los más comprometidos con las carreras elegidas, precisamente porque se los lleva a reflexionar al respecto de la carrera y la profesión antes de acceder a la entrevista. La nueva modalidad del examen de ingreso forma parte de un proyecto de remodelación que la institución lleva adelante desde 2010 en sus diferentes campus: São Paulo, Río de Janeiro y Porto Alegre.

El estudiante paulistano Paulo Mendonça Bentes, alumno de la carrera de comunicación y publicidad de la ESPM desde comienzos de 2021, relata que advirtió en la etapa de preparación de la entrevista una oportunidad para reflexionar y confirmar su interés por el campo de las humanidades, algo menos viable en los procesos selectivos tradicionales. “Al pensar en mis objetivos personales y profesionales, acabé relacionándolos con los principios de la facultad, lo que también me llevó a reflexionar acerca de la carrera que escogí”, comenta Bentes, quien en la entrevista pudo abordar conceptos tales como ética y responsabilidad socioambiental.

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