Después de Estados Unidos y Rusia, China es el tercer país que posa una sonda en la Luna, y el primero que lleva un objeto al lado oculto del satélite natural de la Tierra. El 3 de enero de este año, la sonda no tripulada Chang’e 4 bajó a un cráter en el lado de la Luna que jamás se ha visto desde la Tierra. La sonda trasportaba un jeep robot y equipamientos para analizar la geología de la región, además de semillas de algodón y de papa, lavaduras y huevos de mosca de la fruta, que podrían formar un ambiente autosostenible, importante para futuros viajes espaciales. En un hecho inédito más, anunciado el 15 de enero, las semillas de algodón empezaron a brotar, pero murieron al día siguiente, con la caída de la temperatura a 170 grados Celsius negativos durante la noche lunar, que dura 14 días terrestres. La CNSA, agencia espacial china, anunció tres misiones lunares más. La próxima debe lanzarse este año, para recolectar y traer a la tierra muestras de materiales de la Luna, según reportajes publicados en el sitio de la revista Nature y en el periódico The Guardian. La llegada a la cara oculta de la Luna simboliza la maduración del programa espacial chino, iniciado en los años 1950 con la construcción de misiles. El logro actual puede representar el inicio de una carrera espacial con Estados Unidos. El gobierno Trump se valió de la potencial amenaza representada por China y Rusia para proponer en marzo de 2018 la creación de una rama militar independiente en el Pentágono, la Fuerza Espacial.
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