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CARTA DE LA EDITORA | 331

Clima ardiente

Julio fue el mes más cálido que hayan registrado las principales agencias meteorológicas que monitorean el medio ambiente desde hace décadas. La tendencia al aumento de la temperatura media global detectada años atrás culminó en el récord actual, que no tardará mucho en batirse nuevamente.

La elevación de la temperatura media del planeta, incluso en un rango de décimas de grado, influye en la cantidad de eventos de sequía y fuertes lluvias, y en la frecuencia e intensidad de las olas de calor. Su impacto no es lineal, y algunos fenómenos son más fáciles de prever – las olas de calor, por ejemplo – que otros, como las oscilaciones en el patrón de precipitaciones.

La ciencia está perfeccionando los modelos, simulando el futuro y constatando la precisión de las estimaciones comparándolas con los eventos climáticos del pasado. El rol del cambio climático en el proceso de calentamiento global es científicamente incuestionable; lo que hace falta es que los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil actúen para evitar que la vida en la Tierra, tal como la conocemos, se torne insostenible. El artículo estampado en la portada de la presente edición incluye datos actuales sobre el incremento de la temperatura en el planeta, con relieve para los impactos en la salud y los riesgos asociados a las llamadas islas de calor.

El papel de las actividades humanas en el desequilibrio del ecosistema terrestre también es objeto de un artículo. Según una investigación internacional, la especie humana afecta directamente a 14.000 especies de vertebrados, lo que equivale a casi una tercera parte de las especies evaluadas en ese trabajo. En el mismo hábitat africano donde los leones cazan 40 especies de vertebrados, el predador humano afecta a 3.200 especies.

La importancia de los pueblos originarios en la preservación de la naturaleza está bien documentada. Un ejemplo reciente de una investigación que pone de manifiesto este servicio ambiental fue publicado en julio en el sitio web de Pesquisa FAPESP. Un estudio detallado elaborado por el IBGE en el marco del Censo de Brasil 2022, revela que el porcentaje de la población indígena casi se ha duplicado en comparación con las cifras del Censo 2010, pasando del 0,43 % al 0,83 %. Existen diversos factores que pueden explicar este crecimiento, más allá del aumento demográfico como resultado de una mayor tasa de nacimientos que de defunciones, tales como los cambios metodológicos importantes que ha incorporado el Censo y una valorización de la identidad indígena que ha promovido la autodeclaración.

Aunque en la última edición ha sido mejorada, la atención a los pueblos originarios ya estaba presente en los censos anteriores. Los que son totalmente inéditos son los datos sobre las poblaciones de los palenques brasileños o quilombolas, que nunca habían sido registradas por parte del IBGE. Las asombrosas cifras recabadas dan visibilidad a comunidades que antes no la tenían: los habitantes de los palenques son 1.300.000 personas, es decir, el 0,65 % de los brasileños. Casi un 70 % de ellos se concentra en la región del nordeste, mayoritariamente en el estado de Bahía (un 30 % del total). El palenque Quilombo de Pitanga dos Palmares, situado en el Área Metropolitana de Salvador, estado de Bahía, fue noticia recientemente debido al asesinato de su líder comunitaria, Maria Bernadete Pacifico.

El CPDOC de la Fundación Getulio Vargas, un tesoro de la documentación de la historia reciente del país, cumple 50 años. Inicialmente creado para almacenar los archivos del expresidente que da nombre a la institución, el Centro de Investigaciones y Documentación de Historia Contemporánea de Brasil ha preservado la memoria de la política nacional desde 1930. Actualmente en formato digital, el Dicionário histórico-biográfico brasileiro [Diccionario histórico y biográfico brasileño], publicado por primera vez en 1984 y actualizado en nueve ediciones posteriores, reúne entradas de referencia para historiadores, periodistas e interesados en el tema. Es fácil perderse en él, pero nunca es tiempo perdido.

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