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Divulgación

C&T convertidas en noticias

La revista Ciência Hoje cumple 20 años de publicación ininterrumpida, con informaciones precisas y textos claros

Calidad y precisión. Ése siempre fue el lema que orientó la trayectoria de la revista Ciência Hoje, que completó 20 años de existencia en julio pasado. En el transcurso de estas dos décadas, esta publicación brasileña totalmente dedicada a temas considerados herméticos por el lector común se convirtió en una referencia, sin jamás dejar de lado sus principales objetivos: establecer un canal de comunicación entre la comunidad científica y el gran público, promover el debate en torno a cuestiones tales como ciudadanía, educación y participación universitaria y, principalmente, democratizar la ciencia.

Antes de alcanzar esas metas, la revista era apenas un sueño para un grupo de investigadores integrantes de la Sociedad Brasileña para el Progreso de la Ciencia (SBPC), que durante seis años discutieron el rumbo del proyecto. Entre ellos se encontraban el por entonces secretario general de la institución y neurocientífico Roberto Lent, los físicos Alberto Passos Guimarães y Ennio Candotti, el biólogo Darcy Fontoura de Almeida y el antropólogo Otávio Velho. El principal desafío de ese grupo era romper las barreras del lenguaje académico, plagado de jergas y fórmulas, transformándolo en textos claros y accesibles, sin perder el rigor científico.

El primero paso llegó con el lanzamiento de la revista el 7 de julio de 1982, durante la 34ª reunión de la SBPC, realizada en Campinas. En dicho encuentro se garantizaron centenas de suscripciones, una prueba de la confianza depositada por los investigadores en esa iniciativa. Confianza que acabó siendo premiada con el éxito de la primera edición de Ciência Hoje, cuyos 15 mil ejemplares se agotaron rápidamente. Fue preciso uno nuevo tiraje de 10 mil ejemplares para dar cuenta de la demanda.

El presidente de la FAPESP, Carlos Vogt, también actual vicepresidente de la SBPC, explica que el investigador y periodista José Reis creó la revista Ciência e Cultura en 1949, la primera publicación que traía no solamente artículos científicos, “sino también datos relativos a la proyección de esos conocimientos en la sociedad” (de acuerdo con las palabras del propio Reis). La revista, vinculada a la SBPC, era muy diferente deCiência Hoje , y tuvo tres fases diferentes. “Es decir, Ciência Hoje viene de una tradición iniciada con el inmenso trabajo de divulgación de José Reis”, dice Vogt, actual editor jefe de Ciência e Cultura. Vogt recuerda que la enorme repercusión de Ciência Hoje en el medio científico creó un paradigma: tiempo después, fue creada Ciencia Hoy en Argentina.

Según Alicia Ivanissevich, la editora de Ciência Hoje, la publicación nació con un fuerte vínculo político. El primer número venía un reportaje sobre Cubatão, a la época la ciudad más contaminada del país. Eran denunciados casos de anencefalia (fetos sin cerebros) y otras enfermedades ocasionadas por la emisión criminal de sustancias tóxicas efectuada por las industrias locales. “Pese a su trasfondo político, la revista no tuvo muchos problemas con la dictadura”, recuerda Alicia. “El propio general Golbery do Couto Silva, uno de los principales articuladores del régimen militar, fue suscriptor de la revista en sus primeros años.”

Cuando nació Ciência Hoje, no existían publicaciones del género en el país, a excepción de la ya tradicional Ciência e Cultura, o traducciones de publicaciones científicas extranjeras. Pesquisa FAPESP, por ejemplo, nació hace tres años, y la edición brasileña de Scientific American fue lanzada recién este año. “En aquella época, había iniciativas aisladas de divulgación científica, tales como programas de radio, entrevistas en televisión, charlas y boletines informativos para las sociedades científicas”, dice la editora de la revista. Es decir, nada al alcance de los legos.Sin embargo, Alicia admite que nunca existió la pretensión de conquistar al lector común, que vive en un país en el cual la educación para todos es una eterna promesa. “La publicación era orientada hacia el sector científico; sería imposible llegar a un público muy grande. Pero era un intento de salir del capullo, de la torre de marfil, y hablar con el ciudadano común”, explica.

Con el correr del tiempo, los directores de la revista se dieron cuenta que desafíos mayores que la democratización de la ciencia estaban todavía por llegar. Las dificultades financieras fueron el primer problema. En la década del 90, Ciência Hoje casi llega a cerrar sus puertas. En el auge de la crisis, dos números de la revista fueron publicados con una faja en la portada en la cual podía leerse “Amenazada de extinción”, una manera simpática de llamar la atención sobre su delicada situación. Y tuvo éxito. Poco después, la comunidad científica se movilizó para recaudar recursos y mantener viva a la publicación, que dejara de recibir fondos de órganos como la Financiadora de Estudios y Proyectos (Finep) y el Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq).

En medio de tantas tempestades, Ciência Hoje -actualmente con un tiraje de 12 mil ejemplares-, más allá de superar todas las crisis, creció y se multiplicó. Fueron creadas nuevas publicaciones orientadas a diferentes públicos y distintas franjas de edades. La primera iniciativa consistió en el lanzamiento de Informe Ciência Hoje, aún en 1985, que más tarde se transformaría en el Jornal da Ciência, una publicación quincenal con noticias sobre el sector y orientada a los socios de la SBPC y los becarios. Luego llegó Ciência Hoje das Crianças (Ciencia Hoy de los Niños), que nació como un suplemento y se transformó en una publicación independiente. “También notamos que faltaba atender a los maestros de la enseñanza básica y comenzamos a publicar volúmenes temáticos, llamados Ciência Hoje na Escola“, cuenta Alicia. Para Internet, se creó la homepage www.ciencia.org.br, actualizada con noticias científicas de todo el mundo.

Con el fin del aporte financiero de los órganos de investigación del gobierno, la fuerza de algunos de los productos de la revista se tornó fundamental para la supervivencia de la publicación. Ciência Hoje das Crianças, por ejemplo, es vendida al Ministerio de Educación, que distribuye 180 mil ejemplares de dicha publicación en la red pública de enseñanza. “No deja de ser una partida del gobierno, pero no es a fondo perdido”, dice Alicia.

La editora también resalta el hecho de que la revista “creó una demanda” y abrió espacio para otras iniciativas del género, como Superinteressante, de Editora Abril, y Galileu, de Editora Globo. El respeto conquistado por Ciência Hoje, en la opinión de la editora, está directamente relacionado con los números embutidos en las 184 ediciones de la publicación. En estos 20 años, más de 2 mil científicos de todo el país (un 68% de ellos de la región sudeste), al margen de decenas de profesionales que trabajan en el exterior, escribieron artículos para la revista. Cerca de 850 investigadores fueron consultados para evaluar los textos de sus colegas, una práctica común en el proceso editorial.

“Todos los artículos y reportajes son leídos por especialistas de las áreas de ciencias exactas, biológicas, biomédicas, ambientales y humanas. Los artículos que llegan de afuera también pasan por los consultores”, aclara Alicia. De acuerdo con la editora, el equilibrio entre el lenguaje académico y el periodístico crea algunos problemas, casi siempre solucionados fácilmente. “Muchos científicos incluso agradecen cuando dejamos sus artículos más claros.”El respeto conquistado por Ciência Hoje en el seno de la comunidad científica se hace explícito en las declaraciones de académicos que siguieron la creación y el crecimiento de la revista. Uno de ellos es el físico Sergio Rezende, de la Universidad Federal de Pernambuco, que exalta la seriedad de la publicación. Según Rezende, los países desarrollados lograron su progreso económico y social porque hace mucho tiempo incorporaron a la investigación y la innovación a los procesos productivos y de políticas públicas.

“En Brasil, desgraciadamente, la mayor parte de la sociedad no percibe la importancia de la ciencia ni nuestra capacidad de utilizarla para elaborar e implementar un proyecto nacional que nos lleve al pleno desarrollo”, analiza Rezende. “En ese contexto, Ciência Hoje adquiere relevancia, pues es un medio que trata a la ciencia con competencia y contribuye para disminuir la desinformación sobre el tema que prevalece en los medios de comunicación.”

El ex presidente de la FAPESP y actual rector de la Universidad Estadual de Campinas (Unicamp), Carlos Henrique de Brito Cruz, suscribe la opinión de Rezende sobre la importancia de la revista. “Tiene un papel fundamental en la divulgación científica en Brasil. Y desempeñó un rol pionero en país al hablar sobre ciencia de manera agradable y accesible para el público neófito”, elogia.

En la opinión de Walter Neves, investigador del Laboratorio de Estudios Evolutivos Humanos de la Universidad de São Paulo, sería imposible disociar su derrotero científico y académico de la creación de Ciência Hoje. “Para un país que mantuvo a su academia corporativamente protegida de la sociedad, la creación de la revista dio visibilidad a líneas de investigación que no habrían sobrevivido a la masacre intramuros”, evalúa Neves.

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