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Memoria

Cuando se instaló el primer cable telegráfico transatlántico en Brasil

Esta innovación, que quedó materializada hace 150 años, dinamizó los periódicos e impulsó la creación de agencias de noticias en el país

Cables telegráficos submarinos utilizados para conectar Europa y América del Norte en 1858, 1865 y 1866

Science & Society Picture Library / Getty Images

La primera página del periódico Jornal do Recife del 23 de junio de 1874 celebraba la novedad: “Ya podemos comunicarnos en forma instantánea con el mundo entero, y ayer mismo se intercambiaron algunos despachos privados con Londres”. La noticia se refería a la llegada del cable submarino que unía la playa de Carcavelos, situada a 21 kilómetros de Lisboa, en Portugal, con la capital del estado brasileño de Pernambuco, con conexiones con la isla de Madeira y Cabo Verde.

Desde la ciudad brasileña, el cable se conectaba a la red telegráfica, que comenzó a instalarse en Brasil en 1852, junto con los ferrocarriles, y ya existía también un cable submarino instalado a lo largo de la costa, operado por la empresa Western and Brazilian Telegraph Company (WBTC). Inmediatamente, los telegramas internacionales hicieron que el flujo de la información diera un salto: “Entre mensaje y respuesta solo mediaron dos horas. No quedan dudas: ayer empezó una nueva era en nuestro país”, concluía el periódico de Recife.

Hasta entonces, los periodistas y lectores del Brasil imperial tenían que esperar de 15 a 40 días para recibir cartas o periódicos de Europa, que llegaban a bordo de barcos de vapor. “En 1874, por primera vez, los diarios brasileños pudieron publicar noticias de Europa del día anterior”, dice el periodista Pedro Aguiar, de la Universidad Federal Fluminense (UFF), estudioso del sistema de circulación internacional de noticias.

Atlantic-Cable.comIlustración que muestra una de las etapas iniciales de la fabricación de los cables, en la que siete hilos de cobre revestidos con látex de gutapercha son trenzados y recubiertos con alambres de hierroAtlantic-Cable.com

Según el investigador, al menos desde 1851 los periódicos brasileños reproducían las noticias de las agencias internacionales en forma indirecta, copiadas de los periódicos extranjeros. “E incluso continuaron así tras la instalación del cable internacional, porque muchos de ellos no podían permitirse pagar una suscripción a los servicios de las agencias de noticias”, dijo Aguiar, quien en febrero estrenó una página web en el portal de la UFF en conmemoración del sesquicentenario de la creación de las agencias de noticias en Brasil.

El primer cable telegráfico submarino, instalado y operado por la firma Brazilian Submarine Telegraph Company, allanó el camino a las agencias de noticias nacionales e internacionales, que vendían información a la prensa, a los inversores y a los comerciantes de café. Cuatro meses antes de la llegada del cable, el banquero Manoel Gomes de Oliveira (de quien se desconocen las fechas de nacimiento y muerte) fundó la empresa Gomes de Oliveira & Companhia e inauguró Agência Americana Telegráfica (AAT) en Río de Janeiro, que funcionó hasta 1875. La agencia fue creada para distribuir las noticias de Europa y Estados Unidos a los periódicos del país y para enviar noticias brasileñas al exterior. Oliveira también creó un periódico llamado O Globo (sin ninguna relación con el que fundara Irineu Marinho en 1925), que publicaba las noticias de su agencia y oficiaba como vehículo de propaganda de los servicios que ofrecía AAT.

Sobre la base de un contrato con WBTC, AAT garantizaba a sus suscriptores el envío de un mínimo de 60 palabras diarias por una suscripción mensual de 30 contos de réis [moneda de la época] un precio más accesible que el de WBTC, informa Aguiar. “Un telegrama de 20 palabras para Inglaterra costaba el equivalente a 94 dólares en la época”, dice el periodista Matías Molina en su libro História dos jornais no Brasil [Historia de los periódicos en Brasil] (Companhia das Letras, 2015), basándose en un anuncio publicado el 7 de julio de 1874 en el periódico carioca Jornal do Commercio con los precios de los telegramas de WBTC a Europa.

Fundación Biblioteca NacionalAnuncio de la Agência Americana Telegráfica, que funcionó entre 1874 y 1875Fundación Biblioteca Nacional

En julio de 1874, también vía cable, la compañía francesa Havas, fundada en París en 1835 por Charles-Louis Havas (1783-1858) y considerada la primera agencia de noticias del mundo, comenzó a distribuir su contenido a los periódicos brasileños, asociada con la británica, más tarde rebautizada Reuters. Havas-Reuters abrió oficinas en Río de Janeiro, Buenos Aires, Lima y Montevideo. La colaboración duró hasta 1876, cuando la agencia británica abandonó América Latina.

Havas se mantuvo y conservó el monopolio de la información internacional en Brasil y el resto de Latinoamérica durante casi medio siglo. “El mundo era visto por Brasil a través de la mirada francesa y Brasil se presentaba al mundo mediante esos mismos ojos”, escribió Molina.

Para abaratar los costos, las agencias idearon abreviaturas que permitían enviar telegramas con menos palabras. “Las notas eran lacónicas y, a menudo, la prensa las publicaba tal cual, sin editarlas ni organizando los datos cronológicamente”, expone la historiadora Tania Regina de Luca, de la Universidade Estadual Paulista (Unesp), una de las organizadoras del libro História da imprensa no Brasil [Historia de la prensa en Brasil] (Contexto, 2008).

Atlantic-Cable.comCables de Western and Brazilian Telegraph Company utilizados en 1873 entre Río de Janeiro y ParáAtlantic-Cable.com

Encontró esta discrepancia en las noticias sobre el político francés Léon Gambetta (1832-1882), que se describe en un capítulo del libro Para uma história do jornalismo português no mundo [Una historia del periodismo portugués en el mundo] (Icnova, 2021). El 2 de enero de 1883, el periódico Gazeta de Notícias, de Río de Janeiro, informó su fallecimiento, ocurrido el 31 de diciembre: “Telegramas. Servicio especial de Gazeta de Notícias. París, 1º de enero, a las 11:50 a.m. Murió Gambetta. Gran pesar en toda Francia. Tendrá funerales de Estado, según dicen”.

Sin embargo, los días 11, 15 y 18 de enero, Gazeta de Notícias publicó informes llegados por barco, de su corresponsal portugués en París, Mariano de Pina (1860-1899), sobre la vida cotidiana del político entre el 19 y el 24 de diciembre, cuando aún vivía. No fue sino hasta el 28 de enero que el periódico publicó un informe de Pina sobre las circunstancias de la muerte de Gambetta. “Los flashes telegráficos, que a menudo no aportaban más que datos fragmentados, redactados cuando el hecho aún estaba aconteciendo, debían ser ordenados mentalmente por el propio lector”, dice Luca.

Los periódicos brasileños empezaron a organizarse mejor y a disminuir el desfasaje de las noticias solo a partir de principios del siglo XX. Surgieron otras agencias brasileñas, como Agência Americana (1909-1930), creada por escritores y periodistas, que solamente atendía a la prensa y proporcionaba información cultural y financiera en el extranjero. En 1931, el empresario Assis Chateaubriand (1832-1968), de Paraíba, dueño de Diários Associados, fundó la agencia Meridional, para distribuir información a su red de comunicación que, en su apogeo, abarcaba más de 100 periódicos, revistas y emisoras de radio y televisión.

Archivo nacional Líneas telegráficas en funcionamiento en todo el mundo en 1880Archivo nacional

Con el tiempo, dos aparatos reemplazaron al telégrafo: el teletipo, que permitía a sus operadores enviar y recibir mensajes utilizando un teclado similar al de una máquina de escribir con una salida de papel impreso; y el télex, que se usó hasta la década de 1990 y permitía el envío de un mensaje a un destinatario específico, porque cada máquina tenía una dirección, como los correos electrónicos.

A finales del siglo XIX, los pulsos eléctricos del código Morse, creado por el inventor estadounidense Samuel Morse (1791-1872), viajaban por los cables sumergidos a través de conductores de cobre recubiertos con látex de gutapercha. “En aquella época, el material que ofrecía el mejor aislamiento eléctrico y garantizaba la impermeabilidad del cable era la gutapercha, un polímero similar al caucho”, comenta el físico Mauro Costa da Silva, del Colegio Pedro II, quien estudió la telegrafía eléctrica en Brasil entre 1852 y 1914 en su doctorado, defendido en 2008 en la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ).

En el libro The victorian internet, donde describe la revolución que supuso el telégrafo en las comunicaciones del siglo XIX, el periodista inglés Tom Standage dice que, por entonces, la gutapercha era tan popular como el plástico hoy en día. Rígida a temperatura ambiente, se ablanda al ser sumergida en agua caliente y puede moldearse fácilmente. “Muñecas, piezas de ajedrez y trompetillas acústicas se fabricaban con gutapercha. Y aunque era cara, resultó ser ideal para aislar cables”, relata en su obra.

No era sencillo transmitir electricidad a grandes distancias por cables submarinos sin que las señales sufrieran distorsiones o que el alto voltaje los estropeara. Tras la instalación del primer cable corto entre Francia e Inglaterra, bajo el canal de la Mancha, en 1851, se pensaba que ese mismo tipo de cable podía utilizarse para distancias más largas. “En los cables más extensos, sin embargo, las señales de corta duración llegaban con retraso al otro extremo, débiles, lo que tornaba incomprensible a los mensajes”, explica Silva. Según él, este problema solamente se presentaba en los cables sumergidos, no así en los que se instalaban en postes, lo que hacía evidente la influencia del medio exterior ‒ el agua salada o el aire ‒ en la propagación de los pulsos que transportan la información.

Archivo NacionaTelegrafistas de la Empresa de Correios e Telégrafos en 1934Archivo Naciona

Los problemas se hicieron patentes cuando el inversor estadounidense Cyrus Field (1819-1892) se propuso tender un cable entre el Reino Unido y América del Norte en 1858. El uso de un conductor muy delgado y un aislamiento poroso dejó trunca la transmisión de mensajes al cabo de un mes. Convocado para resolver el problema, el físico irlandés William Thomson (1824-1907), quien llegaría a ser conocido como Lord Kelvin, comprobó que la conductividad eléctrica variaba bastante entre las muestras de cobre de los cables submarinos que examinó.

En 1866, la aplicación de la ley de Ohm, según la cual la intensidad de la corriente eléctrica varía linealmente, en una escala regular, en función del diámetro del conductor, hizo posible la instalación de otro cable, en este caso de alta conectividad, entre Europa y Norteamérica. La sección del cable era mayor y el voltaje aplicado menor. “La creación de la norma Ohm resultó fundamental para garantizar la calidad de los cables submarinos y para determinar las eventuales fallas de la aislación del cable instalado”, comentó Silva en un artículo publicado en mayo de 2023 en la revista Brazilian Journal of Development. A partir de entonces, los cables submarinos se multiplicaron entre los continentes.

En la década de 1870, las empresas del comerciante escocés John Pender (1816-1896) eran propietarias de una red mundial de cables submarinos. Pender fue el fundador de WBTC y Brazilian Submarine Telegraph Company (BSTC), que luego se fusionarían en Western Telegraph Company (WTC), utilizando la concesión cedida por el empresario Irineu Evangelista de Sousa (1813-1889), entonces barón de Mauá, quien en 1872 había obtenido el derecho de operación de los servicios telegráficos entre Brasil y Portugal.

Nan Palmero / Wikimedia CommonsCables submarinos modernos expuestos en un museo de Praga, en la República ChecaNan Palmero / Wikimedia Commons

Con revestimiento plástico o de malla de acero, los cables de fibra óptica, herederos de sus equivalentes telegráficos, comenzaron a surcar los océanos a finales de 1980, a menudo por caminos similares. “El primer cable telegráfico submarino transatlántico que llegó a Brasil en 1874 seguía un recorrido similar al cable de fibra óptica de alta prestación inaugurado en 2021, que une Fortaleza con Portugal”, dice el científico de la computación Michael Stanton, profesor jubilado de la UFF e investigador de la Red Nacional de Enseñanza e Investigación (RNP). El cable de fibra óptica tenía una extensión de 6.200 km y yacía a 4.000 m de profundidad, en el fondo del Atlántico.

Según Stanton, el mantenimiento de los cables submarinos de fibra óptica es similar al de los primeros cables telegráficos: cuando se rompen, cada extremo debe ser izado desde el fondo del mar y empalmado sobre la superficie de un barco antes de volver al lecho marino. Pero entre unos y otros hay grandes diferencias: “La tecnología victoriana utilizaba un único cable metálico, protegido del contacto con el agua por gutapercha y las señales se transmitían eléctricamente a baja velocidad de transmisión”, describe. “En la actualidad, un cable emplea varios pares de circuitos eléctricos, aislados entre sí. El de 2021 incluía cuatro pares de cables eléctricos trenzados, que transmitían simultáneamente decenas de señales utilizadas por usuarios diferentes”.

Como los cales telegráficos, que eventualmente eran dañados por animales marinos, los de fibra óptica también son vulnerables. En enero de 2022, la erupción de un volcán submarino en el archipiélago de Tonga, al este de Australia, rompió el único cable que lo conectaba con Fiyi, otro archipiélago del Pacífico Sur, dejando a su población casi incomunicada durante alrededor de un mes.

Responsables de más del 90 % de la transmisión mundial de datos entre los continentes, 574 cables submarinos conectan todos los continentes excepto la Antártida, según la empresa de datos estadounidense Telegeography. En Brasil, uno de los centros neurálgicos de esta red es la ciudad de Fortaleza, de la que salen 17 cables submarinos de fibra óptica hacia diversas zonas de Brasil, Sudamérica, Estados Unidos, Europa y África.

Artículos científicos
AGUIAR, P. Antes do cabo: As agências de notícias na imprensa brasileira no período pré-telegráfico (1851-1874). Revista Brasileira de História da Mídia. v. 11, n. 1. ene. 2022.
SILVA, M. C. O cabo telegráfico submarino e sua influência sobre a teoria eletromagnética. Brazilian Journal of Development. v. 9, n. 5. may. 2023.

Libros
MOLINA, M. M. História dos jornais no Brasil – Da era colonial à Regência (1500-1840). São Paulo: Companhia das Letras, 2015.
MARTINS, A. L. y LUCA, T. R. de. (coord.). História da imprensa no Brasil. São Paulo: Contexto, 2008.
LUCA, T. R. de. “Mariano de Pina na Gazeta de Notícias (1882-1886)”. En: PENA-RODRÍGUEZ, A. y HOHFELDT, A. Para uma história do jornalismo português no mundoLisboa: Livros Icnova, 2021.
STANDAGE, T. The Victorian Internet: The remarkable story of the telegraph and the nineteenth centuryʼs on-line pioneers. Nueva York: Berkley Books, 1998.

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