ANTONIO CRUZ/ABRCreada hace tan sólo cuatro años, la Olimpíada Brasileña de Matemática de las Escuelas Públicas (Obmep) ya refleja un impacto positivo en el desempeño de los estudiantes brasileños en la materia. Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de São Paulo y del Banco Itaú Unibanco reveló que los estudiantes del 9º año de escolaridad que participaron en la olimpíada presentaron promedios de 2,14 puntos superiores en el test de matemáticas de la Prueba Brasil, que evalúa las habilidades en lectura y solución de problemas matemáticos, en relación con los alumnos de escuelas que no se adhirieron a la iniciativa. El impacto es más significativo en los colegios que participan más cantidad de veces en las ediciones anuales de la olimpíada, así como también en el porcentaje de alumnos con rendimiento escolar más elevado.
El estudio va más allá y apunta el probable beneficio económico de la iniciativa. El aumento en la capacidad matemática proporcionado por el entrenamiento para la olimpíada propiciará para esos alumnos ganancias salariales de hasta un 0,3% cuando ingresen al mercado laboral. Parece poco, pero la suma total de las ganancias de los participantes hasta el fin de sus carreras fue estimada en 901 millones de reales. La olimpíada parece ser una buena inversión en términos de políticas públicas, ya que los costos resultan relativamente bajos y el número de beneficiarios elevado, dice Naercio Aquino de Menezes-Filho, profesor de la Facultad de Economía, Administración y Contabilidad (FEA) de la USP y del Insper Instituto de Ensino e Pesquisa, quien coordinó el estudio junto con Ligia Vasconcellos y Roberta Biondi, de Itaú Unibanco.
La Obmep es organizada desde el año 2005 gracias una asociación entre el Instituto Nacional de Matemáticas Pura y Aplicada (Impa), de Río de Janeiro, y la Sociedad Brasileña de Matemática con los ministerios de Educación y de Ciencia y Tecnología. En su quinta edición, realizada durante el corriente año, contó con 19 millones de participantes, casi el doble que en 2005. La iniciativa busca estimular el estudio de las matemáticas en las escuelas públicas, identificar jóvenes talentos e incentivar el perfeccionamiento docente. La Obmep fue estructurada para influir en el día a día de las escuelas. Un cuadernillo con problemas de matemática y sus soluciones, elaborado por matemáticos ligados con la Obmep, es dirigido a los docentes de las escuelas participantes. Es un material de alta calidad y apariencia audaz, que sitúa a las escuelas en contacto con lo mejor de la comunidad matemática, afirma César Camacho, director general del Impa.
La olimpíada se desarrolla en dos fases. La primera se realiza y corrige en las mismas escuelas. Un 5%, correspondiente a los mejores alumnos de esa etapa, participa en la fase siguiente. Los tres mil alumnos con mejor desempeño reciben becas de iniciación científica. La idea de realizar una evaluación económica de los impactos de la Obmep fue propuesta por el economista Sérgio Werlang, vicepresidente ejecutivo del Itaú Unibanco. Werlang formaba parte del consejo de administración del Inpa, e impresionado con el alcance de la olimpíada, sugirió que se aplicase a la iniciativa una metodología de evaluación del impacto económico y social utilizada en la Fundación Itaú Social para medir los resultados de proyectos de organizaciones no gubernamentales.
Metodología
El estudio estimó el impacto de la olimpíada en las notas medias de matemática de las escuelas públicas en la Prueba Brasil, que, desde 2005 evalúa las habilidades en lectura y en matemática de los alumnos de 5º y de 9º años de la enseñanza básica. La metodología seleccionó datos de 22.703 escuelas cuyos alumnos de 9º año participaron de la Obmep y de la Prueba Brasil en 2007, comparándolos con los de un grupo de control de 1.756 escuelas que no participaron en la olimpíada. Los datos fueron tratados de modo tal de comparar escuelas con características similares, aprovechando la existencia de informaciones tales como el perfil de los alumnos y del grado de escolaridad docentes y directores. Si bien la diferencia de nota entre los dos grupos de escuelas alcanzó los 7,44 puntos, una vez ponderada la metodología, esa diferencia descendió a 2,14 puntos. La escala de la prueba es de 0 a 500 puntos y los promedios de las escuelas participantes oscilaron entre 178 y 306 puntos. La ganancia de 2,14 puntos conduce a una elevación del Índice de Desarrollo de la Educación Básica (Ideb) en el estrato de los participantes entre 3,5 y 3,6 puntos (en una escala de 0 a 10), sobrepasando la meta establecida por el gobierno para 2009 y llegando cerca del índice esperado para 2011.
Los investigadores resolvieron evaluar también si la cantidad de participantes en la olimpíada potenciaba el impacto. Las escuelas fueron divididas en tres grupos: uno con las que participaron sólo en 2007, otro con las que participaron dos veces y el último con participantes de tres ediciones. Los grupos nuevamente fueron comparados con escuelas que no adhirieron a la Obmep. Se verificó que, entre las escuelas con una sola participación, el promedio era 0,76 puntos mayor que el del grupo de control. En tanto, entre las que habían participado dos veces, la ganancia fue de 1,51 puntos. En las que participaron de tres ediciones la elevación alcanzó a 2,38 puntos. El efecto es acumulativo, aunque aún no sepamos hasta qué límite este rendimiento pueda mejorar, dice Sérgio Werlang.
Los investigadores proyectaron el beneficio económico de esa conquista. La estimación se basó en datos que relacionan el desempeño de los jóvenes en evaluaciones educativas durante la década pasada y los salarios que obtuvieron luego de graduados. Se espera un aumento en los salarios anuales futuros de 0,1% para los que participaron una vez; y 0,19% y 0,3% para los que participaron, respectivamente, dos o tres veces. César Camacho, el director general del Impa, quedó sorprendido con los resultados del estudio. Se trata de un programa joven, que enfrentó resistencias en algunos estados durante el primer año, afirma. Para Camacho, el éxito de la iniciativa permite soñar con asemejarla con la experiencia de países tales como Corea del Sur, que envía a sus medallistas a universidades especiales, o Australia, donde la olimpíada pasó a formar parte de la currícula escolar.
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