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Trayectorias

De los campos a los tribunales

Botánico autodidacta, el juez Elton Leme ha catalogado más de 350 especies de bromeliáceas en Brasil

Carreiras_Elton Leme in Cachoeira do Caracol, Rio Grande do Sul (2014)Archivo personalEn su adolescencia, en la década de 1970, el juez Elton Leme solía internarse en los montes de la hacienda de su padre, en el distrito de Gaviões, en Río de Janeiro, en busca de bromeliáceas y orquídeas. “Quería construir un vivero para crear tamarinos leones dorados”, comenta. En poco tiempo abandonó esa idea, pero no dejó de cultivar las plantas que encontraba. Con su abuelo, transformó un antiguo gallinero en invernadero, y poco después ya contaba con una pequeña colección de bromeliáceas. A medida que florecían, las fotografiaba y las dibujaba, pero sin llegar a la clasificación de cada una.

A los 19 años, Leme empezó a llevarle ejemplares al taxónomo Edmundo Pereira, en ese entonces investigador del Herbarium Brandeanum, en Río de Janeiro, quien le ayudó a identificarlas. No tardó mucho para que una de sus bromeliáceas fuese considerada nueva para la ciencia: la planta recibió el nombre de Vriesea eltoniana en su homenaje. Cuando se dio cuenta de que otra de las plantas del muchacho también era nueva, Pereira le preguntó si le gustaría ser homenajeado o participar en la elaboración del artículo científico que la presentaría ante el mundo. “Opté por participar en la publicación de la nueva especie.”

En la actualidad con 55 años, este botánico autodidacta que trabaja en el Tribunal de Justicia de Río de Janeiro, ya ha catalogado más de 350 especies de bromeliáceas y publica tanto como un botánico profesional. “En el transcurso de los años fui adquiriendo conocimientos básicos en botánica, morfología y taxonomía, entre otras áreas”, dice. Así fue como conquistó la autonomía suficiente como para seguir investigando y publicando. En razón de ello, suelen invitarlo a dictar conferencias en congresos internacionales, en los cuales ha estrechado lazos de cooperación con botánicos y biólogos de otros países.

El afianzamiento de esas relaciones científicas lo llevó a redactar 241 artículos en colaboración o solo, además de libros como autor o coautor, siempre sobre botánica. En la actualidad, Leme mantiene varias líneas de investigación cooperativa con científicos de universidades de Alemania, Austria y Estados Unidos, entre otros países, para quienes, según sostiene, “el conocimiento vale más que los títulos”, a diferencia de lo que, sostiene, sucede en Brasil. Acá sus colaboraciones son más tímidas y se ciñen a los investigadores del Jardín Botánico y de la Universidad Federal de Vale do São Francisco, en Pernambuco.

Mientras desarrollaba sus estudios en botánica, Leme inició también la carrera de grado en Derecho en la Universidad del Estado de Río de Janeiro. “Desarrolle un gusto por el derecho con la misma intensidad que apreciaba la botánica y me especialicé en el área ambiental”, comenta. El derecho y la botánica lo completan, y en ocasiones se mezclan. El juez suele recibir invitaciones de revistas científicas para revisar artículos de botánica. “Puede ser que mi capacidad jurídica me haga actuar con mayor imparcialidad; por eso me siguen llamando editores extranjeros para ejercer como revisor.”

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