El arquitecto y arquetero Daniel Lombardi pasó toda una semana durante el mes de septiembre cepillando la madera de un árbol de la familia de las lauráceas con la cual nunca había trabajado, que en Brasil se conoce como louro-chumbo (Licaria crassifolia), para fabricar un arco de violoncelo de 72 centímetros de longitud, que luego iría a parar a manos de músicos para su evaluación. En su taller en São Paulo, Lombardi produce otros arcos de violoncelo y también de violín, viola y contrabajo con lapacho (Handroanthus sp.), palo santo (Kielmeyera coriacea) e itaúba (Mezilaurus itauba), que vende a precios que van de los 3 mil a los 9 mil reales.
Y está empeñado en ofrecer alternativas al palo Brasil (Paubrasilia echinata), cuya explotación comercial se encuentra prohibida por tratarse de una especie en riesgo de extinción. “El lapacho es excelente para fabricar arcos”, dice Lombardi. Uno de sus colaboradores en las pruebas de las propiedades madereras de las especies nativas es el biólogo Eduardo Longui, del Instituto Forestal (IF) de São Paulo, que también ha colaborado en la fabricación de un clarinete con otra madera nacional, la aroreira, como se denomina al árbol en cuestión en Brasil (Myracrodruon urundeuva), obra de la ingeniera forestal Lívia Barros.
La confección de instrumentos musicales es tan solo una faceta poco conocida de una institución discreta, aunque centenaria. Su historia comenzó con el Jardín Botánico de Cantareira, creado en 1896 y dirigido inicialmente por el botánico sueco Alberto Loefgren (1854-1918), uno de los pioneros del conservacionismo en Brasil. En 1911, el Jardín Botánico suscitó la creación del Servicio Forestal, que en 1970 se transformó en instituto (el IF), con la misión de hacerse cargo de la conservación, investigación y producción forestal en el estado. Con sede en el Parque Estadual Alberto Loefgren, más conocido como Huerto Forestal, en la ciudad de São Paulo, el IF administra 47 áreas verdes, que en total suman 52 mil hectáreas (1 hectárea equivale a 10 mil metros cuadrados). Dentro de ellas hay 14 bosques estaduales, pertenecientes a los biomas brasileños del Bosque Atlántico y del Cerrado (la sabana tropical brasileña), y 10 estaciones ecológicas, centradas en la conservación del medio ambiente y en los estudios para la selección y mejora genética de especies autóctonas.
Gracias a los denominados planes de manejo, que definen las formas de preservación y uso de las áreas protegidas, “el IF fue pionero en el uso de la tecnología de planificación de las unidades de conservación”, dice el botánico João Batista Baitello, coordinador del herbario del instituto, que acumula alrededor de 55 mil muestras de plantas del estado. Experto en árboles de la familia de las lauráceas, de la cual ya lleva identificadas 10 especies nuevas, él coordinó el libro intitulado O passado magnífico da ilustração e da pesquisa científica no Serviço Florestal do Estado de São Paulo – 1942 a 1960 [El pasado magnífico de la ilustración y la investigación científica en el Servicio Forestal del Estado de São Paulo – 1942-1960], que contiene la obra de las dibujantes Betty Hettfleisch (1927-?), Maria Elizabeth Veiss (1917-1996) y del monje y botánico Bento José Pickel (1890-1963), que fue publicado este año.
Las unidades de conservación que cuentan con protección integral cobijan el 48% de las 8.521 especies de plantas con semillas (fanerógamas) identificadas en el estado, de las cuales 111 son endémicas y 176 están amenazadas de extinción, según consta en un estudio que salió publicado en noviembre de 2019 en la revista Rodriguésia. “El paso siguiente será la producción de un catálogo digital de la flora de las unidades de conservación, adaptado al perfil de cada usuario y con indicadores de monitoreo para la gestión y conservación de esa biodiversidad”, relata la agrónoma Natália Ivanauskas, del IF, una de las autoras del referido estudio.
De 2007 a 2014, el decomiso de maderas de origen ilegal en São Paulo aumentó un 630% como resultado de un método desarrollado en el Instituto Forestal
Junto a colegas de universidades y otros centros de investigación, los equipos del IF identifican áreas biológicamente poco conocidas, que merecen mayor atención, como las praderas de montaña, situadas en el estado.
Públicos diversos
Los investigadores del IF interactúan con diferentes públicos. A través de cursos y visitas a las unidades de conservación, les muestran a los equipos de los entes de inspección los campos limpios y los campos sucios, dos variantes presentes en la Ecorregión del Cerrado que pueden confundirse con pastizales, aunque la vegetación, cuando se la observa con atención, es bastante diferente. “Junto al Instituto de Botánica, el IF sienta las bases de las grandes políticas de conservación ambiental del estado de São Paulo”, explica Ivanauskas. Obras como el Inventário florestal sirven para que los administradores de los organismos públicos municipales, estaduales y federales creen áreas de conservación y definan los planes de acción para proteger a las especies amenazadas, las estrategias de conservación o recuperación de la vegetación nativa, recurriendo, por ejemplo, a la implementación de corredores ecológicos, que conectan los fragmentos de selvas entre las distintas unidades de conservación.
Un ejemplo de investigación aplicada lo constituyen los indicadores del éxito de las áreas de recuperación forestal, presentados por el biólogo Marcio Suganuma, de la Universidad Estadual del Norte de Paraná, y por la ingeniera forestal Giselda Durigan, del IF, en un artículo publicado en mayo de 2015 en la revista Restoration Ecology. “Las técnicas adoptadas no importan demasiado, siempre y cuando funcionen”, dice la investigadora. En 2016, los indicadores de densidad y cantidad de especies en regeneración bajo los árboles plantados, que reflejan el crecimiento del bosque, respaldaron una resolución de la Secretaría de Medio Ambiente para evaluar las áreas de recuperación de la vegetación nativa en el estado. Para los organismos públicos, el instituto resuelve los problemas urgentes, como ocurrió en 2018 con la identificación de las maderas a partir de los restos de aserrín en las motosierras, para el Instituto de Criminalística de São Paulo.
Léo Ramos Chaves
El vestíbulo de la sede del IF, construida en la década de 1940
Léo Ramos ChavesTambién desarrollan para empresas privadas proyectos de mejora genética de árboles y proponen nuevos cultivos o usos para las maderas. El IF cuenta con 18 estaciones experimentales con plantaciones de especies exóticas, principalmente pinos (Pinus spp.) para la producción de madera o resina. “El Instituto Forestal consolidó el cultivo del pino en Brasil, transformando a São Paulo en uno de los mayores productores nacionales de madera mejorada y resina, y estimuló el uso de maderas de diámetro pequeño, que se emplean en la construcción de viviendas”, recuerda Baitello. El IF también promovió el uso de la madera del árbol del caucho (Hevea brasiliensis), sobre el cual el agrónomo Francisco Kronka estima que publicara un libro en 2021, donde propone su utilización para la fabricación de muebles.
Por su parte, el público en general puede tener acceso a los hallazgos del instituto por medio de publicaciones tales como el libro intitulado Plantas pequenas do Cerrado: Biodiversidade negligenciada, publicado en 2018, y presentaciones públicas. En el mes de julio, el agrónomo Miguel Freitas, del IF, participó en una conferencia virtual para hablar sobre las propiedades físicas, como por ejemplo, densidad y resistencia, y las posibilidades del cultivo comercial de maderas de árboles nativos de Brasil, tales como la especie conocida en Brasil como jequitibá-rosa (Cariniana legalis) y el peteribí (Cordia trichotoma), con base en experimentos llevados a cabo en dos áreas protegidas del IF, en los municipios de Luiz Antônio y Pederneiras. “La base de las investigaciones fue nuestro banco de germoplasma, con árboles plantados desde la década de 1960”, subraya.
Léo Ramos Chaves
Colección de la xiloteca, todavía en fichero. El del herbario está digitalizado y disponible
onlineLéo Ramos ChavesUn estudio coordinado por la filial brasileña del World Resources Institute (WRI) divulgado en octubre de 2019 apuntó 15 especies de árboles de la Amazonia y otros 15 del Bosque Atlántico con potencial de cultivo y uso productivo. “El IF ya está cultivando 10 especies autóctonas, algunas en conjunto con universidades y otros centros de investigación”, dice Freitas, uno de los autores. El estudio estimó un rendimiento de 2,4 dólares por cada dólar invertido en investigación en esa área.
La identificación de maderas
A medida que avance, la plantación de especies nativas podría impedir la venta ilegal de maderas, un problema que los equipos del IF están ayudando a resolver. Entre 2007 y 2014, el decomiso de maderas de origen ilegal por la Policía Ambiental y la Policía Caminera de São Paulo aumentó un 630%, como resultado de la aplicación de un método de identificación desarrollado por la bióloga Sandra Florsheim, del IF. En las carreteras, para cotejar si la madera transportada es realmente la que consta en la documentación pertinente, las autoridades examinan las muestras de maderas con un microscopio portátil conectado a una notebook, cuyas imágenes se envían por internet y un equipo del instituto las analiza, basándose en la xiloteca, una colección que cuenta con 6.500 especímenes (muestras) de las maderas brasileñas.
Léo Ramos Chaves
Cada lámina contiene cortes anatómicos de la madera de diferentes especies
Léo Ramos ChavesSegún Florsheim, los policías destacados en campo reciben una identificación certera en un plazo máximo de media hora y, basándose en ese informe, liberan o retienen la carga. “La ilegalidad no solo concierne al transporte y la comercialización de maderas de especies que legalmente no pueden talarse, sino que también se refiere a la documentación describiendo especies menos valiosas que se hacen pasar por otras de mayor valor aunque con un mismo color, sobre las cuales el impuesto a abonar sería mayor”, dice la bióloga, autora y coordinadora del libro intitulado Identificação macroscópica de madeiras comerciais do estado de São Paulo, publicado en el mes de septiembre, con una clave de identificación y la descripción de los tipos de maderas principales que se comercializan en el país.
Por su parte, el ingeniero forestal Alexandre Sebbenn desarrolló un método molecular para la identificación de maderas más exacto todavía. Mediante marcadores de pequeñas alteraciones en el ADN, logró determinar el lugar de origen de las especies de árboles cuya madera es explotada ilegalmente en la Amazonia, tales como Hymenaea spp, el jatobá o yatobá, tal como se lo conoce en Brasil, y la caoba (Swietenia macrophylla). Según Sebbenn, tras seis años de pruebas y a partir de la colecta de 5.600 muestras de siete especies para el banco de datos, el método está listo para usarse. Los resultados salen en dos días y podrían indicar incluso el origen de las maderas utilizadas en la fabricación de muebles e instrumentos musicales.
Proyecto
Recolección, investigación y conservación de semillas de especies autóctonas con potencial para la restauración de áreas degradadas y/o de uso económico en el Parque Estadual de Serra do Mar (núcleos Cunha, Picinguaba y Santa Virginia) y en la Estación Ecológica de Bananal (nº 19/19529-8); Modalidad Ayuda de Investigación; Programa BIOTA; Investigador responsable Miguel Luiz Menezes Freitas (IF); Inversión R$ 144.236,50
Artículos científicos
COLLI-SILVA, M.; IVANAUSKAS, N. M. e SOUZA, F. M. Diagnóstico do conhecimento da biodiversidade de plantas vasculares nas unidades de conservación do estado de São Paulo. Rodriguésia. v. 70, e04582017. nov. 2019.
ROLIM, S. G. et al. Research, gaps and priorities in silviculture of native species in Brazil. Working Paper. São Paulo, Brasil: WRI Brasil. 2019.
SUGANUMA, M. S. e DURIGAN, G. Indicators of restoration success in riparian tropical forests using multiple reference ecosystems. Restoration Ecology. v. 23, n. 3, p. 238-51. may. 2015.
Libros
BAITELLO, J. B. O Passado Magnífico da Ilustración e da Pesquisa Científica no Serviço Florestal do Estado de São Paulo: 1942-1960. 1. ed. São Paulo: Prensa Oficial, 2020. v. 1. 288 p.
GISELDA DURIGAN, G. et al. Plantas pequenas do Cerrado: Biodiversidade negligenciada. São Paulo: Secretaría de Medio Ambiente. 2018.
FLORSHEIM, S. M. B.(coord.). Identificación macroscópica de madeiras comerciais do estado de São Paulo. São Paulo: Prensa Oficial, 2020.
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