“Ya se ha ensayado la música en este hospicio, donde teníamos cuatro o cinco artistas. […] Creo que la música es un medio aprovechable en el tratamiento de la locura, que ya se la utiliza desde hace mucho tiempo en Italia como medio de cura de las afecciones mentales. En un país donde generalmente se cultivan las bellas artes, los médicos encargados de la dirección de los alienados necesariamente deberían recordar que existe este recurso.”
El relato anterior, que data del 22 de julio de 1856, es del médico Manuel José Barbosa, director del Hospicio de Pedro II, la primera institución psiquiátrica de América Latina. Fundado en 1852, el manicomio funcionó hasta 1944 en donde hoy se encuentra el campus de Praia Vermelha de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), en el barrio de Botafogo. Desde el primer año, se les propuso a los internos actividades tales como la lectura, la escritura, el dibujo y el montaje de espectáculos teatrales. El establecimiento también ofrecía talleres de zapatería, sastrería, carpintería, floricultura y devanado de estopa, en consonancia con las prácticas del alienismo francés inauguradas por el médico Philippe Pinel (1745-1827), a quien se considera el fundador de la psiquiatría moderna.
La presencia de manifestaciones artísticas en el antiguo hospicio fue objeto de investigación de la psicoanalista Cristiana Facchinetti, docente del Programa de Posgrado en Historia de las Ciencias y de la Salud de la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz). Según la investigadora, los relatos sobre el arte producido en los manicomios de Brasil suelen remitirse a la primera mitad del siglo XX, cuando médicos como Osório Cesar (1895-1979) y Nise da Silveira (1905-1999) empezaron a reparar en esas producciones, reconociendo su valor terapéutico y estético. Ambos eran partidarios de un enfoque no agresivo en el tratamiento psiquiátrico, mediante la creación de talleres de arte para los pacientes.
En su investigación, Facchinetti recurrió, entre otras fuentes, a revistas científicas y periódicos disponibles en la hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional. “Los médicos brasileños que realizaron pasantías en hospitales psiquiátricos europeos de aquella época empezaron a tener en cuenta el material producido por los pacientes con fines de observación y diagnóstico. Las corrientes psiquiátricas en Brasil estaban en sintonía con las teorías que daban base a la medicina mental, circulantes en Occidente, pero el país no cuenta con un servicio museológico destinado conservar esa documentación visual”, dice la psicoanalista.

Colección del Museo de Arte Osório Cesar / Cortesía: Complejo Hospitalario de Juquery y Municipio de Franco da Rocha / Reproducción Orlando JuniorObra sin título ni fecha de Aurora Cursino dos SantosColección del Museo de Arte Osório Cesar / Cortesía: Complejo Hospitalario de Juquery y Municipio de Franco da Rocha / Reproducción Orlando Junior
Según Facchinetti, el Hospicio de Pedro II, posteriormente rebautizado Hospicio Nacional de Alienados (HNA), no solamente estimulaba la producción artística de los pacientes, sino que también la exponía. En 1892, en la por entonces República recién instaurada, una ley estableció una exhibición anual, dentro de la propia institución, del material producido por los llamados “alienados”. El arte de los internos empezó a llamar la atención de la prensa y despertó la curiosidad de personas como el escritor Machado de Assis (1839-1908), quien en 1895 publicó en el periódico A Semana, la crónica titulada “Sobre una exposición de los trabajos realizados por los internos del Hospicio Nacional de Alienados”.
Fue recién en el siglo XX que el arte producido por los pacientes psiquiátricos salió de las rejas de los manicomios y comenzó a exhibirse en galerías y museos del país, según informa la historiadora del arte Kaira M. Cabañas, directora asociada para Programas Académicos y Publicaciones del Centro de Estudios Avanzados en Artes Visuales de la Galería Nacional de Arte de Washington (EE. UU.). El año pasado, la investigadora estadounidense publicó en Brasil su obra Aprender com a loucura: Modernismo brasileiro e arte contemporânea global [Aprender con la locura: modernismo brasileño y arte contemporáneo global] (WMF Martins Fontes), escrito durante su estancia como profesora visitante en la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro (PUC-Río) en la década de 2010.
La obra apunta interpretar el encuentro entre los campos del arte y la salud mental en el modernismo brasileño a través de figuras como Cesar y Da Silveira. El primero (lea en Pesquisa FAPESP, edición nº 247) comenzó a trabajar en 1923 en el Hospital Psiquiátrico de Juquery, inaugurado en 1898 en la localidad de Franco da Rocha (São Paulo). “Cuando Osório Cesar llegó al hospital, muchos pacientes ya pintaban y dibujaban, pero esa producción solo cobraría importancia por iniciativa suya”, dice Cabañas. En 1933, el médico organizó una exposición con los trabajos de los pacientes psiquiátricos junto con el artista plástico Flávio de Carvalho (1899-1973) en el Club de los Artistas Modernos (CAM), de São Paulo. Sin embargo, no fue sino hasta 1949 que la administración del hospital formalizó la Sección de Artes Plásticas, que entonces pasó a ser dirigida por el médico Mário Yahn (1908-1977). En la década de 1950, el espacio se transformaría en la Escuela Libre de Artes Plásticas, bajo la dirección de Cesar.
Natural de Alagoas, Nise Da Silveira se graduó en medicina en 1926 en la ciudad de Salvador (Bahía). Era la única mujer de su promoción. Se mudó a Río de Janeiro y aprobó un concurso público como médica psiquiatra en 1933. En la década de 1930, durante el gobierno de Vargas, fue encarcelada bajo la acusación de ser comunista y quedó apartada de la función pública hasta 1944, cuando comenzó a trabajar en el Centro Psiquiátrico Nacional, en el barrio carioca de Engenho de Dentro. Poco después, en 1946, abrió un atelier de pintura para sus pacientes con el pintor Almir Mavignier (1925-2018), y seis años más tarde llegó el momento de inaugurar el Museo de Imágenes del Inconsciente, para conservar y exponer las obras. “Pero ya en 1949, el Museo de Arte Moderno de São Paulo [MAM-SP] expuso las obras de los pacientes de Da Silveira en la muestra intitulada 9 artistas de Engenho de Dentro do Rio de Janeiro. En este sentido, Brasil es innovador. En Europa, colecciones psiquiátricas de máxima relevancia como Prinzhorn [véase el recuadro], solo comenzaron a exhibirse en museos de arte en la década de 1960”, compara Cabañas.

Rafael Adorjan / Colección del Museo de Arte Contemporáneo Bispo do Rosário / Municipalidad de la Ciudad de Río de JaneiroManto da apresentação, el título atribuido a esta obra sin fecha de Arthur Bispo do RosárioRafael Adorjan / Colección del Museo de Arte Contemporáneo Bispo do Rosário / Municipalidad de la Ciudad de Río de Janeiro
La muestra en el MAM-SP es considerada un hito. “El catálogo de la exposición, por ejemplo, identificaba a los pacientes psiquiátricos por su nombre verdadero, no por seudónimos ni por su diagnóstico”, comenta el experto en museología y patrimonio Eurípedes Gomes Cruz Junior, autor del libro intitulado Do asilo ao museu: Nise da Silveira e as coleções da loucura [Del asilo al museo: Nise da Silveira y las colecciones de la locura] (editorial Holos, 2024), que incluye un estudio comparativo de las colecciones psiquiátricas de arte de Brasil y del exterior, como las del Museo de Imágenes del Inconsciente y las del Centre Psychiatrique Sainte-Anne, de París. La obra es fruto de su tesis doctoral, defendida en 2016 en la Universidad Federal del Estado de Río de Janeiro (Unirio).
Según el investigador, la musealización de las colecciones psiquiátricas generó cambios en la percepción de la locura en la sociedad brasileña, lo que abrió el camino hacia el movimiento de la lucha antimanicomial. “No es casual que Brasil tenga hoy en día una de las legislaciones más avanzadas del mundo en materia de salud mental. Las exposiciones de arte contribuyeron en la preparación del terreno para estos cambios”, analiza Cruz Junior.
Cabañas está de acuerdo, pero señala una contradicción en ese proceso: si bien los espacios culturales de Brasil durante el período moderno y críticos de arte como Mario Pedrosa (1900-1981) hicieron una inclusión estética de estas obras, la exclusión social de los artistas-pacientes se mantuvo inalterable en aquella época. “Los artistas estaban entonces sometidos, como individuos, a un régimen psiquiátrico que consideraba ‘terapéutico’ su aislamiento de la sociedad, aunque sus obras se expusieran como arte en los museos”, critica. “Las instituciones artísticas que incluyeron esas obras no lograron tener en cuenta el lugar en donde habían sido producidas, o sea, los manicomios, por lo que tampoco incluyeron a la población segregada del hospital, como pasaba con los pobres de los centros urbanos, los inmigrantes y los negros, como así también con las mujeres, a quienes solía considerarse como una amenaza al ‘orden’ social”, afirma.
Este fue el caso de Arthur Bispo do Rosário (c. 1909-1989) y Aurora Cursino dos Santos (1896-1959). El primero fue uno de los últimos pacientes psiquiátricos que produjeron dentro de un manicomio, la Colonia Juliano Moreira (CJM), de Jacarepaguá, en Río de Janeiro, quien nunca reivindicó su condición de artista, pero su obra adquirió estatus de arte tras su muerte. En 2000, se bautizó con su nombre a un museo situado en la antigua CJM, que comenzó a desmantelarse en la década de 1990. Cursino dos Santos, quien trabajó como prostituta, vivió los últimos 15 años de su vida en el Hospital Psiquiátrico de Juquery. Allí asistió a la Escuela Libre de Artes Plásticas, en donde pintó más de 200 cuadros mientras se la sometía a sesiones de electrochoque.
En la actualidad, se la considera una artista pionera del feminismo por sus imágenes que retratan la violencia contra la mujer, como sostiene la historiadora Silvana Jeha, doctora por la PUC-Río. “Sus dibujos de vaginas, violaciones y otros abusos anticiparon, en los años 1950, una serie de cuestiones que el arte feminista estadounidense solamente abordaría una década más tarde, y que recién llegarían a debatirse en Brasil en el siglo XXI”, dice la investigadora independiente, autora del libro Aurora: Memórias e delírios de uma mulher da vida [Aurora: memorias y delirios de una mujer de la vida] (editorial Veneta, 2022), en coautoría con el psicoanalista Joel Birman, docente de la UFRJ. Y añade: “Desafortunadamente, existen pocas exposiciones individuales sobre la producción de estos artistas en Brasil. Es como si, a los ojos de los curadores nacionales, ellos no tuviesen una singularidad artística”.
Una colección alemana reúne alrededor de 40.000 obras producidas por pacientes psiquiátricos de instituciones europeas

Wikimedia CommonsAutorretrato de Elfriede Lohse-Wächtler (1931), una artista alemana asesinada por el régimen naziWikimedia Commons
La colección Prinzhorn, señalada como una de las más importantes del mundo en su género, se conserva en la Clínica Psiquiátrica de la Universidad de Heidelberg, en Alemania. Últimamente, desde 2018, ha sido objeto de estudio para Lucia Reily, docente de la carrera de posgrado en artes visuales de la Universidad de Campinas (Unicamp). El conjunto, entre cuyas piezas se incluyen dibujos y pinturas realizadas por pacientes psiquiátricos, comenzó a ser reunido a finales del siglo XIX. Sin embargo, entre 1919 y 1921 cobró cuerpo al ser ampliado por el psiquiatra e historiador del arte Hans Prinzhorn (1886-1933) y el por entonces director de la clínica de Heidelberg, el también psiquiatra Karl Wilmanns (1873-1945). En aquel entonces, la colección pasó a reunir unas 5.000 obras realizadas por 435 pacientes internados en Heidelberg y otras instituciones europeas.
En 1921, Prinzhorn realizó un análisis sobre una serie de esos trabajos artísticos. Su estudio desembocó en el libro intitulado Bildnerei der Geisteskranken (Imaginario de los enfermos mentales), publicado al año siguiente. “No analizó a las obras desde el punto de vista de la patología, sino que las vinculó a los movimientos del arte moderno, como el expresionismo”, explica Reily.
El médico se alejó de Heidelberg en 1921, por ende, antes de la publicación del libro, y abandonó su carrera como psiquiatra hospitalario para dedicarse a trabajar como psicoanalista. Según la investigadora, la obra atrajo la atención de artistas como el pintor alemán Max Erns (1891-1976) y el escritor francés André Breton (1896-1966), uno de los teóricos del movimiento surrealista. Aunque inédito en Brasil, el libro también ejerció influencia sobre psiquiatras brasileños como Osório Cesar. En 1929, Cesar publicó el libro A expressão artística nos alienados: Contribuição para o estudo dos símbolos na arte [La expresión artística en los alienados. Una contribución al estudio de los símbolos en el arte], en el que apunta similitudes entre la producción de los internos del Hospital Psiquiátrico de Juquery (São Paulo) y los movimientos artísticos de vanguardia, como el cubismo.
En la década de 1930, con el ascenso del nazismo, la colección fue condenada al ostracismo hasta que parte de ella salió a la luz en 1963, en una muestra presentada en el Museo Kunsthalle, en Suiza. En la actualidad, la misma contiene unas 40.000 obras de pacientes psiquiátricos, como la pintora Elfriede Lohse-Wächtler (1899-1940), internada en una clínica de Alemania en 1929. En 2023, 130 obras de la artista alemana se expusieron en el Museo Colección Prinzhorn. “Ella ya poseía una trayectoria artística profesional antes de su internación y retrató a muchas mujeres, incluso a compañeras de la clínica”, dice Reily. “En 1940, dentro del Programa T4 del régimen nazi, que eliminaba a las personas con trastornos mentales y discapacidades consideradas irrecuperables, fue condenada a muerte. Afortunadamente, sus obras siguen en circulación gracias a exposiciones, investigaciones y publicaciones.”
Este artículo salió publicado con el título “El arte de la locura” en la edición impresa n° 346 de diciembre de 2024.
Artículos científicos
FACCHINETTI, C. Da produção artística dos alienados: Histórias de teorias e práticas do alienismo brasileiro, 1852-1902. História, Ciências, Saúde-Manguinhos, Río de Janeiro, v. 29, supl. 1., 2022.
REILY, L. Engajamento da sociedade com a criação imagética de pessoas que vivenciam experiências psiquiátricas: O Museu da Coleção Prinzhorn. MODOS: Revista de História da Arte, Campinas, SP, v. 8, n. 1, p. 224–59. 2024.
Libros
BIRMAN, J y JEHA, S. Aurora: Memórias e delírios de uma mulher da vida. São Paulo: Veneta, 2022.
CABAÑAS, K. M. Aprender com a loucura: Modernismo brasileiro e arte contemporânea global. São Paulo: editorial WMF Martins Fontes, 2023.
CRUZ JUNIOR., E. G. Do asilo ao museu: Nise da Silveira e as coleções da loucura. Río de Janeiro: Hólos Consultoria e Assessoria, 2024.
