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AGRICULTURA

El aumento de la productividad de la soja es esencial para no expandir el desmonte

Esta medida podría evitar que durante los próximos 15 años se conviertan en cultivos 5,7 millones de hectáreas de vegetación en la Amazonia y en el Cerrado, la sabana brasileña

Cosecha de soja en Rio Grande do Sul, donde la productividad de la leguminosa es alta

Silvio Avila / AFP vía Getty Images

La producción de soja no para de crecer en Brasil y ahora se expande por el territorio de cuatro biomas: la Pampa, el Bosque Atlántico, el Cerrado –la sabana central− y la Amazonia. En el ciclo 2019-2020, la cosecha llegó a 125 millones de toneladas, poco más del doble que 13 años atrás, según datos de la Compañía Nacional de Abastecimiento (Conab). A excepción del clima, que el hombre no controla, los dos factores que más influyen sobre el aumento de la producción del cultivo son el tamaño de la superficie cultivada y el rendimiento de la cosecha. Según un estudio realizado por investigadores de Brasil, Argentina y Estados Unidos, que salió publicado en octubre en la revista científica Nature Sustainability, la incidencia de estos dos factores en el crecimiento de las cosechas entre 2007 y 2019 fue muy diferente en los cuatro biomas mencionados.

En el bioma Pampa y en el Bosque Atlántico, donde la leguminosa se cultiva desde hace más de medio siglo y está mejor adaptada, el incremento de la cosecha en ese período estuvo dado tanto por un notable aumento de la productividad como por la expansión territorial del cultivo. En el Cerrado y en la Amazonia, áreas donde el cultivo de la soja es más reciente, el crecimiento de la cosecha se debió mucho más a la ampliación de la superficie plantada que a la instauración de plantaciones más eficientes (véase el gráfico).

Según el estudio, si esta tendencia se mantiene en estos dos biomas durante los próximos 15 años, otros 5,7 millones de hectáreas de selva y sabanas se convertirán en áreas sojeras y se emitirán a la atmósfera 1.955.000 toneladas de dióxido de carbono (CO2). El CO2 es el principal gas de efecto invernadero, que eleva la temperatura media del planeta. “La idea es detener el crecimiento de la superficie plantada y centrarse en el aumento de la productividad, especialmente en el Cerrado y en la Amazonia”, comenta el agrónomo Fábio Marin, de la Escuela Superior de Agricultura Luiz de Queiroz de la Universidad de São Paulo (Esalq-USP), autor principal del estudio, financiado en parte por la FAPESP. “En estos biomas aún queda mucho margen para mejorar el rendimiento del cultivo sin necesidad de seguir expandiendo el área sojera”.

Alexandre Affonso / Revista Pesquisa FAPESP

En 2019, la superficie cultivada con soja en el país era de casi 37 millones de hectáreas, la mitad de este total en el Cerrado y un 14 % en la Amazonia. En la Pampa y el Bosque Atlántico, que representan el 10 % y el 26 % de la cosecha brasileña de soja, respectivamente, ya casi no hay margen para aumentar la productividad, según los autores del estudio. El rendimiento del cultivo está muy cerca o ya alcanzó su techo en cuanto al incremento de la eficiencia. En la Amazonia y en el Cerrado, está condición aún está lejos de suceder. Los investigadores calculan ese techo mediante la siembra de soja en experimentos distribuidos en diferentes zonas de Brasil donde las condiciones de cultivo se consideran ideales o muy próximas a ello.

La diferencia de productividad entre un cultivo bien cuidado y otro gestionado de manera poco eficiente es enorme. Datos del Comité Estratégico Soja Brasil, que promueve concursos de productividad, indican que los productores campeones de rendimiento alcanzan una marca de 6.000 kilos por hectárea. El promedio nacional es prácticamente la mitad: 3.300 kilogramos por hectárea.

Según el agrónomo Rafael Battisti, de la Universidad Federal de Goiás (UFG), muchos estudios han demostrado que hay mecanismos por implementarse en varias etapas de la producción para que la productividad aumente. “La fecha de siembra, la elección de la variedad del cultivo, la fertilización, la protección contra las plagas y enfermedades, la mejora del suelo, la gestión del riego y el uso de cultivos de cobertura en los sistemas de rotación han sido los ejes fundamentales para el incremento de la eficiencia agrícola”, dice Battisti, quien también firma el nuevo artículo.

Alexandre Affonso / Revista Pesquisa FAPESP

En el estudio, el grupo de investigadores simuló mediante modelos matemáticos tres escenarios posibles del rumbo que podría seguir la producción de soja de aquí a 2035. El objetivo era hallar una situación que permitiera el crecimiento del sector, empero, sin causar más daños al medio ambiente ni elevar las emisiones de gases de efecto invernadero. “Todo el modelado se basa en datos reales de clima, suelo y manejo, recabados de las mejores fuentes posibles”, dice el agrónomo argentino Patricio Grassini, de la Universidad de Nebraska-Lincoln (EE. UU.), otro de los autores del artículo publicado en Nature Sustainability.

El primer escenario es el que se denomina business as usual (que significa: lo de siempre). Es decir, nada cambiaría en relación con las tendencias actuales en lo que respecta a la productividad promedio por hectárea y al ritmo de expansión de la superficie utilizada para la siembra del cultivo en la Amazonia y el Cerrado. La elección de esta vía llevaría a la producción de 212 millones de toneladas de soja en 2035, procedentes de un área de cultivo de 59 millones de hectáreas. Eso sería un éxito a nivel económico, pero no así para el medio ambiente. La superficie cultivada de soja sumaría 5,7 millones de hectáreas actualmente cubiertas por bosques y sabanas y liberaría casi 2 millones de toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera.

El segundo escenario contempla un camino alternativo, que supone una mejora de la productividad dentro de la media histórica del sector, pero sin expandir para nada la superficie agrícola dedicada al cultivo en todo el país. En este caso, el aumento de producción de la cosecha recién se produciría en 2029, cuando todos los biomas alcanzarían su techo de productividad, y la cosecha anual se estancaría en alrededor de 140 millones de toneladas. El tercer escenario prohibiría la expansión de la superficie sojera en los sitios no deforestados, pero se haría una fuerte inversión para elevar la productividad por hectárea en el Cerrado y la Amazonia, donde los niveles de eficiencia son bajos comparados con los de la Pampa y el Bosque Atlántico. El rendimiento en estos biomas donde hace menos tiempo que se cultiva soja debería duplicarse o triplicarse. En este caso, la producción llegaría a 162 millones de toneladas en 2035, pero las emisiones de gases de efecto invernadero serían un 58 % menores que en la hipótesis business as usual.

Según los investigadores, las cifras que arrojaron las simulaciones no dejan dudas de que el tercer escenario es la solución ideal para un país que necesita armonizar la producción de granos con el cuidado del medio ambiente, caso contrario, el agronegocio nacional se expone a no poder vender sus productos a bloques de países como los de la Unión Europea. En opinión de Grassini, el aumento de la productividad de la soja en el Cerrado y la Amazonia sin promover desmontes se obtendría adoptando un conjunto de medidas.

Yasuyoshi Chiba / AFP vía Getty ImagesPlantación de soja en Campo Verde, estado de Mato GrossoYasuyoshi Chiba / AFP vía Getty Images

La más obvia sería la adopción de prácticas que eleven el rendimiento del cultivo en sí mismo, como la siembra de variedades mejor adaptadas a cada región. Otra recomendación sería producir lo que se denomina maíz de segunda cosecha o safrinha, como se lo llama en Brasil, en las zonas en que esta práctica todavía no ha sido adoptada. El maíz de segunda cosecha se siembra tan pronto como finaliza la cosecha de la soja y utiliza la misma superficie de cultivo fertilizada. Es una forma de estimular la rotación de cultivos, sembrando y cosechando más granos con la misma tierra, utilizando el suelo para dos cultivos diferentes en distintas épocas del año. Como tercera recomendación, los autores del estudio sostienen que es necesario aumentar la productividad del sector ganadero y mantener más cabezas de ganado por hectárea. “De esta manera, parte de la superficie ganadera puede liberarse para la producción de soja y maíz de segunda cosecha”, dice Grassini.

Aunque la senda presentada por el estudio tiene, según los investigadores, buenas probabilidades de prosperar y ganar escala, hay retos técnicos por delante. “Uno de los problemas reside en que no existe una normativa de prácticas de manejo que pueda aplicarse a todas las áreas cultivables de una misma finca. Por ende, el diagnóstico de los ítems que limitan el aumento del rendimiento y la definición de estrategias en la menor extensión posible de terreno constituyen el sendero para lograr el máximo potencial de productividad”, explica Battisti. Los investigadores apuntan que estas medidas no suponen un incremento de costos significativo y pueden adoptarlas los propietarios de tierras de cualquier tamaño.

En el caso de la Amazonia, incluso con el aumento de la productividad y el cese de la destrucción ambiental, existe otro dilema que debe analizarse, dice el administrador público brasileño Salo Coslovsky, profesor asociado de la Universidad de Nueva York y experto en desarrollo de la Amazonia. “El monocultivo a escala industrial debe ser visto desde la misma perspectiva que las centrales hidroeléctricas y la minería intensiva en la Amazonia. Todas ellas pueden ser actividades económicamente rentables e incluso importantes para sus respectivos municipios, estados o el propio país. Pero, en general, no generan tantos puestos de trabajo directos y poseen un alto potencial de causar daños sociales y al medio ambiente”, afirma.

Proyectos
1.
Atlas de la eficiencia agrícola de Brasil: cuantificación del potencial nacional de intensificación agropecuaria sostenible (nº 17/20925-0); Modalidad Ayuda de Investigación – Regular; Investigador responsable Fábio Marin (USP); Inversión R$ 183.930,04.
2. Brazilian yield-gap atlas: Assessing the potential for sustainable intensification of Brazilian agriculture (nº 17/50445-0); Modalidad Ayuda de Investigación – Regular; Programa Sprint; Convenio Universidad de Nebraska-Lincoln; Investigador responsable Fábio Marin (USP); Inversión R$ 17.001,16.

Artículo científico
MARIN, F. R. et al. Protecting the Amazon forest and reducing global warming via agricultural intensification. Nature Sustainability. 10 oct. 2022.

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