Desde temprana edad interesada en comprender cómo comenzó la vida en la Tierra, la investigadora Duilia de Mello buscó en la astronomía las respuestas a la mayoría de sus dudas existenciales. “Fui una niña muy curiosa: era aficionada a todo lo que tenía que ver con el espacio y el Universo. Hacía muchas preguntas y, a menudo, no obtenía una explicación para lo que anhelaba saber”, dice la científica, quien se convirtió en una experta en el estudio evolutivo de las galaxias y actualmente es vicerrectora de la Universidad Católica de Washington, en Estados Unidos, donde también fue docente de física y astronomía.
Artífice del descubrimiento de la supernova 1997-D, identificada por ella en 1997 en el observatorio de Cerro Tololo, en Chile, en el marco de una investigación sobre galaxias en entornos densos, De Mello también detectó en 2008 un conjunto inédito de estrellas huérfanas entre las galaxias M81 y M82 a las que denominó burbujas azules. Las supernovas, características por sus explosiones brillantes que dan a luz nuevas estrellas, son las grandes responsables de la difusión de los elementos químicos en el Cosmos. “Ellas nos revelan la historia de la humanidad, del origen de la vida, puesto que todos los elementos químicos que existen en la naturaleza se forman en el interior de las estrellas”, dice. En 1997, fue contratada por el Instituto del Telescopio Espacial Hubble para llevar a cabo investigaciones sobre las galaxias con brote de formación estelar, donde también formó parte del equipo a cargo de captar imágenes de los confines del Universo.
De Mello nació en Jundiaí, un municipio del interior del estado de São Paulo, y pasó parte de su infancia en Belo Horizonte (Minas Gerais) hasta que se mudó junto con su familia a Río de Janeiro. La decisión de estudiar en la Facultad de Astronomía, en la cual se graduó en 1986, en la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), la tomó cuando tenía 16 años, al visitar por primera vez el Observatorio de Valongo, donde se cursa la carrera de grado. “La astronomía permite desempeñarse en el ámbito de la divulgación científica en planetarios, en el área de las telecomunicaciones, el monitoreo de satélites o incluso en la computación y el análisis de datos. Pero lo que yo quería era estudiar las profundidades del Universo”, recuerda.
En su maestría, que De Mello realizó en el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil, se especializó en la colisión de galaxias. “Al verse sometidas a interacciones producto de la fuerza de gravedad, bailan una en torno de otra y, así, acaban fusionándose y formando una sola galaxia”, explica. En su doctorado en la Universidad de São Paulo (USP), conoció a un grupo de investigadores de la Universidad de Alabama, expertos en el tema, lo que la impulsó a decidirse a pasar un tiempo en Estados Unidos, donde obtuvo su segundo máster, en 1993. “En aquella oportunidad, estudié la composición química de las galaxias en colisión asociada a las poblaciones estelares, tema al que le di continuidad en el desarrollo de mi doctorado, al regresar a la USP”.
Desde 2016, De Mello lleva adelante el proyecto Mulher das Estrelas [Mujer de las Estrellas], que estimula a los jóvenes brasileños, especialmente a las muchachas, a seguir carreras científicas. En sus conferencias en escuelas y en eventos científicos, ella intenta deconstruir la noción de que la ciencia es algo difícil de alcanzar. “Les digo que ser brillante significa dedicarse al estudio, una premisa indispensable para convertirse en un gran investigador científico”, añade la autora del libro Vivendo com as estrelas [Vivir con las estrellas] (editorial Panda Books, 2009).
Republicar