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LITERATURA

El Brasil visto desde la quinta

Estudios sobre Monteiro Lobato hacen resurgir la complejidad del escritor con todas sus contradicciones

Ilustración de 1936 de Belmonte para la pandilla de la Quinta

Biblioteca Monteiro Lobato Ilustración de 1936 de Belmonte para la pandilla de la QuintaBiblioteca Monteiro Lobato

Con gran precisión, Monteiro Lobato (1882-1948) resumió en una frase el credo de su vida: “Un país se hace con hombres y libros”. El escritor intentó mejorar, modernizar y conjugar sin mucho éxito este trío, y por eso mismo se hizo acreedor también a críticas feroces, incomprensión y desilusión. Metió la “naricita” en todos los aspectos de la sociedad brasileña con una sabiduría digna de Doña Benita, atacando el conocimiento anticuado de los “vizcondes” y pegándole al atraso nacional con un bodoque certero. Parecía haber tomado una “píldora parlante” y su “canillita” lanzaba vituperios a borbotones contra los males nacionales. Por encima de todo, fue un mar de contradicciones.

“Monteiro Lobato es un poco como somos todos los brasileños. Ora asumía posturas polémicas, ora se anticipaba a su tiempo. Crecí leyendo sus libros y mucho de mi creatividad y mi libertad de pensamientos se lo debo a sus textos, que llevan a la reflexión y superan el límite temporal. Era un brasileño hecho justo a la medida”, explica Marisa Lajolo, docente de la Universidad Estadual de Campinas (Unicamp) y de la Universidad Presbiteriana Mackenzie, ganadora del Premio Jabuti de 2009 por Monteiro Lobato: livro a livro, obra resultante del proyecto temático Monteiro Lobato y otros modernismos brasileños, apoyado por la FAPESP entre 2003 y 2007. “Como no podía dejar de serlo, la presencia múltiple de Monteiro Lobato en la vida de su tiempo está envuelta en pasiones violentas, contradicciones y dicotomías. Es precisamente por eso que su obra requiere un análisis vasto, que lejos de huir de las contradicciones o de atenuarlas, profundice las oposiciones, insertando sus acciones en contextos cada vez más abarcadores”, sostiene la investigadora.

Con este espíritu, el equipo del temático prepara ahora un nuevo estudio, en esta ocasión diseccionando “libro por libro” su obra adulta, poco conocida y poco apreciada de cara al éxito de sus creaciones infantojuveniles. Con el correr de los años, la historia de la literatura fijó una imagen multiforme y un tanto contradictoria del escritor. Por un lado, tal como observa Lajolo, se afirma el escritor inventivo, considerado como el creador de nuestra literatura infantil; por otro, se desdeña al crítico de pintura que se mofó de los cuadros innovadores de la pintora modernista Anita Mafalti. Es mal visto como el hacendado que ridiculizó a sus criados en la figura de Jeca Tatu, al mismo tiempo que es exaltado como el ciudadano progresista defensor del petróleo nacional.

La carrera poliédrica de Monteiro Lobato fue fruto de una visión de mundo audaz y moderna, siempre en perfecta sintonía con su momento histórico”, analiza Lajolo. “Dejó marcas profundas en la cultura brasileña, y su herencia está presente en los lugares más diversos. Por ejemplo, en el perfil moderno de la industria librera que creó, y también en la problematización de diversos aspectos de las prácticas nacionales de escritura y de lectura, de producción y de circulación de libros. Fue uno de los primeros y raros intelectuales en percatarse acerca de la profunda alteración por la cual pasaban los libros y las lecturas en la modernidad”, sostiene. Para ello empeñó lo que tenía y lo que no tenía.

Ilustración de J.G. Villin para el libro Reinaciones de Narizinho [Las travesuras de Naricita], 1933

Biblioteca Monteiro Lobato Ilustración de J.G. Villin para el libro Reinaciones de Narizinho [Las travesuras de Naricita], 1933Biblioteca Monteiro Lobato

A propósito, esto es lo que comprueban las cartas inéditas recientemente descubiertas por investigadores de la Unidad Especial de Información y Memoria de la Universidad Federal de São Carlos (UFSCar). En el material encontrado, datado en 1925, Monteiro Lobato le pide ayuda económica al hacendado Carlos Leôncio de Magalhães, más conocido como Nhonhô Magalhães, para salvar a su editorial de la quiebra. “En la primera carta le dice al hacendado que, de ayudar a la editorial, a lo mejor quién sabe un día sus hijos se interesasen por los libros. En tanto, en la segunda, Monteiro Lobato le dice que, si Nhonhô le ayudase, no ayudaría únicamente a Brasil, sino también ayudaría a salvar su vida, ya en un tono más emotivo”, comenta el profesor João Roberto Martins, coordinador de la Unidad Especial. La respuesta de Nhonhô le llegó en forma impersonal y mecanografiada, explicándole que no hacía más negocios, pues “necesitaba hacer reposo”. “Esa conciencia aguda de la dimensión económica de los libros y la literatura constituye una de las mayores marcas de la modernidad en Monteiro Lobato”, analiza Marisa Lajolo.

De allí la importancia de sumergirse en su producción, especialmente en la casi olvidada literatura no infantil, que volvió a editarse recién a partir de 2007, cuando Editora Globo suscribió un contrato con los herederos, al cabo de años de una disputa con la editorial Brasiliense, que tenía todos los derechos sobre la obra del autor. Una vez que se inició la  nueva publicación, la gran sorpresa fue el éxito de ventas de libros para adultos como Urupês, por ejemplo, la compilación de cuentos que introdujo a Jeca Tatu en 1918 y que se encuentra en su cuarta reimpresión. “Si bien su rol de renovador de la literatura infantil brasileña es incuestionable, los nuevos tiempos exigen una revaluación del periodista, crítico de arte, ensayista y polemista. Las luces enfocadas sobre el modernismo paulistano arrojaron a Monteiro Lobato al limbo. Se convirtió en el villano. En los últimos años se ha producido una revisión de esto”, dice Lajolo. “Asimismo, es un excelente cuentista, divertido, violento en lo que hace a la crítica social, sencillo en términos de lenguaje”.

el primer dibujo de la muñeca Emilia, de 1920, por Voltolino

Biblioteca Monteiro Lobato El primer dibujo de la muñeca Emilia, de 1920, por VoltolinoBiblioteca Monteiro Lobato

Según Lajolo, quien conoce a Monteiro Lobato únicamente como el increíble inventor de Las travesuras de Naricita y la quinta de El Benteveo Amarillo puede conocer al mejor Monteiro Lobato; pero, aun así, se está perdiendo una parte importante de la personalidad del paulista sin pelos en la lengua. “Entre 1882 y 1948, el escritor vivió entre dos Brasiles. Uno más agrícola, patriarcal, tradicionalista. Con éste, él ajustó las cuentas inventando una quinta en donde impera el matriarcado, donde en vez de ganado hay un burro parlante y un marlo sabio. El otro era el Brasil que cambiaba, de cara a la industrialización. Para este segundo, fue un ciudadano a la medida, hecho a pedido”. En Vale do Paraíba, Monteiro Lobato luchó contra las quemas de los campesinos, y le pegó a Jeca, tildándolo de parásito y predador de la naturaleza.

En menos de diez años cambió de idea: era falta de salud eso a lo que él había denominado pereza, y escribió nuevos artículos que redimían a Jeca y denunciaban la precariedad de las políticas de salud nacionales. “Veinte años después, da vuelta las cosas nuevamente. Monteiro Lobato entendió entonces que Jeca era víctima de la estructura agraria brasileña y se puso a escribir sobre eso”, recuerda Lajolo. Su relación con el presente nunca fue de las mejores: se peleó con el Estado Novo debido a la falta de libertad y por el desinterés general de los brasileños por encontrar petróleo, tarea a la que se dedicó con entusiasmo exacerbado, a punto tal de perder nuevamente su patrimonio y terminar en la cárcel por subversivo. Al final de su vida, Jeca, transformado en Zé Brasil, ya no luchaba contra las enfermedades endémicas, sino contra el latifundio y la distribución injusta de la tierra.

“Monteiro Lobato hizo inmersiones en el imaginario colectivo y simultáneamente lo fecundó; ‘taquigrafió’ nuevas ideas sobre la infancia, que circulaban en las diversas esferas culturales de su tiempo –tales como, por ejemplo, las teorías de la Escuela Nueva– y las vertió en su obra literaria”, analiza la investigadora Cilza Bignotto, docente de teoría literaria y literatura brasileña de la Universidad Federal de Ouro Preto. “De la misma manera, percibió y registró de manera bastante peculiar las ideas sobre la infancia que existían en aquellos segmentos sociales que constituían el ‘Brasil arcaico’: las comunidades mestizas o cholas, los grupos de chacareros del interior de São Paulo y la gente pobre de una periferia que empezaba a formarse en la capital del estado”, analiza. Por cierto, fue con un hallazgo de Bignotto como el temático coordinado por Mariza Lajolo obtuvo una materia prima de primera. La investigadora, mientras hacía su maestría, se deparó en un sótano de un librero de Santos con montañas de material inédito de Monteiro Lobato y usó dinero de su beca de la FAPESP para adquirir esos tesoros, que decidió poner al alcance del público, donando todo al Instituto de Letras de la Unicamp. Esto hizo posible la creación del Fondo Monteiro Lobato, que reúne actualmente una colección con más de dos mil objetos, entre originales, cartas, fotos, primeras ediciones, etc. Fue “el baúl de Monteiro Lobato” lo que ayudó a los investigadores a imprimirles densidad a los trabajos del temático Monteiro Lobato y otros modernismos brasileños.

El Minotauro, por Augustus, 1949

Biblioteca Monteiro Lobato El Minotauro, por Augustus, 1949Biblioteca Monteiro Lobato

El análisis de los nuevos hallazgos aportó nuevas piezas del rompecabezas que sigue siendo armado por el grupo, y así se fue configurando un Monteiro Lobato más complejo aún.  Al fin y al cabo, tal como sostiene Lajolo, él, siempre atento a su realidad, supo incorporar en una obra ficcional pautada por la fantasía y el humor información a menudo coincidente con el currículo escolar. En contraposición con la escuela convencional, objeto de frecuentes críticas de sus personajes, la Quinta del Benteveo Amarillo surge como una escuela alternativa. En ella, conocimientos de gramática, matemática, geología y hasta rudimentos de una política nacionalista del petróleo se transmiten y  se asimilan de manera crítica, independiente y siempre cuestionadora, especialmente en la relación de enseñanza-aprendizaje entre Doña Benita y su discípula Emilia.

“Quiero hacer libros para que los niños vivan en ellos. No que los lean y los tiren, sino que vivan en ellos, como yo viví en Robinson Crusoe”, escribió Monteiro Lobato en carta a su amigo Godofredo Rangel. La Primera República pregonaba el ideal del muchacho serio, un adulto en miniatura, quieto y listo para obedecer y aceptar los valores establecidos. En esa época, los libros reproducían el sistema, es decir, los niños traviesos eran castigados. “Él rompió esa tradición autoritaria, inspirándose ‒e inspirándolo‒ en el proyecto de renovación educativa establecido luego de la revolución de 1930, cuando los intelectuales pasaron a pregonar un nuevo sistema de enseñanza como forma de resolver los males del país”, sostiene Bignotto. Entre ellos, se destacó el educador bahiano Anísio Teixeira y su Escuela Nueva, que pretendía democratizar el saber, tornarlo agradable para los jóvenes. Monteiro Lobato supo cambiar travesura por aventura, poniendo al alcance de los niños el gesto libertario en la figura de Emilia. Luchó por eso hasta su muerte, o mejor dicho, hasta volverse “gas inteligente”, su metáfora sobre la muerte. Pese al tiempo, Monteiro Lobato sigue siendo el inconformista ideal para los tiempos modernos, tan conformistas.

El proyecto
Monteiro Lobato y otros modernismos brasileños (nº 2002/08819-4) (2003-2007); Modalidad Proyecto Temático; Coordinadora Marisa Philbert Lajolo – Instituto de Estudios del Lenguaje, Unicamp; Inversión R$ 69.805,15

Artículos científicos
LAJOLO, M. P. Mário de Andrade e Monteiro Lobato: um diálogo modernista em três temposTeresa (USP). v. 8-9, p. 141-60, 2008.
LAJOLO, M. P. A figura do negro em Monteiro Lobato. Presença Pedagógica, Belo Horizonte. v. 04, n. 23, p. 21-31, 1998.
LAJOLO, M. P. Monteiro Lobato: um brasileiro sob medida. São Paulo: Editora Moderna, 2000. v. 1. 99 p.

De nuestro archivo
El futuro del presente en el pasado – Edición nº 184 – junio de 2011
El latifundio de Lobato – Edición nº 157 –marzo de 2009
Independencia o muerte – Edición Especial FCW – octubre de 2007

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