El récord histórico de focos de incendio de junio en el Pantanal se produjo bajo condiciones climáticas potencialmente más dañinas debido al calentamiento global inducido por la emisión de gases de efecto invernadero, conforme a un índice que estima la gravedad de los incendios y la dificultad para apagarlos. En junio, este índice llegó a ser un 40 % superior a lo normal. El calor, la sequía y los vientos en la mayor llanura aluvial del planeta se vieron potenciados por el cambio climático y generaron un ambiente más propenso a la propagación de incendios en una época del año en la que normalmente el bioma no suele ser blanco frecuente del fuego.
Los fenómenos extremos de esta magnitud en el Pantanal, que probablemente ocurrirían cada 161 años en un escenario sin calentamiento global antrópico, estadísticamente ahora tienden a repetirse cada 35 años. En otras palabras, el cambio climático ha multiplicado por cuatro o por cinco el riesgo de que se produzcan condiciones extremas como las de junio en el Pantanal.
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Estas conclusiones surgen de un estudio publicado a principios de agosto por un equipo de investigadores de Brasil, el Reino Unido y los Países Bajos, quienes realizaron un trabajo conjunto en el marco de la iniciativa World Weather Attribution (WWA). Esta colaboración científica internacional analiza la influencia del cambio climático en los fenómenos extremos que se están suscitando en todo el mundo, como las extensas sequías y el exceso de lluvias, a través de lo que se conoce como estudios de atribución.
“Las alteraciones en el uso de la tierra y los cambios climáticos están modificando el régimen de incendios en el Pantanal. En la actualidad, la frecuencia y la intensidad de las quemas son mayores y hay más áreas afectadas”, comenta la meteoróloga Renata Libonati, del Laboratorio de Aplicaciones de Satélites Ambientales de la Universidad Federal de Río de Janeiro (Lasa- UFRJ), una de las autoras del estudio. Según datos del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe), tan solo en el mes de junio se registraron en el Pantanal unos 3.300 focos de incendio. Un relevamiento realizado por el laboratorio de la UFRJ indica que en ese mes se quemaron más de 4.100 kilómetros cuadrados en el bioma (lea en Pesquisa FAPESP, edición nº 342).
La metodología de los trabajos de WWA consiste en suministrar datos sobre un fenómeno extremo ‒como una lluvia torrencial o una sequía prolongada‒ a varios modelos climáticos y calcular cuál es la probabilidad de que ese episodio se produzca y con qué intensidad en dos escenarios posibles: con y sin el nivel actual de calentamiento global. Desde mediados del siglo XIX, que se considera representativo del período preindustrial, la temperatura media del planeta ha aumentado alrededor de 1,2 ºC.

“En el pasado reciente, los fenómenos extremos como éste que ha vivido el Pantanal eran considerados solamente como parte de las fluctuaciones naturales del clima. Hoy en día, al haber adquirido una mejor comprensión del sistema climático, y merced al avance de las técnicas científicas, podemos diferenciar, mediante los estudios de atribución, las oscilaciones naturales del clima de los efectos derivados de las actividades humanas”, comenta el climatólogo Lincoln Muniz Alves, del Inpe, coautor del estudio. “Los resultados de este tipo de estudios aumentan la toma de conciencia pública al respecto de las causas y las consecuencias del cambio climático”.
La WWA llevó a cabo trabajos similares sobre el impacto del calentamiento global durante la sequía que azotó la Amazonia a finales del año pasado y las lluvias extremas que se abatieron sobre Rio Grande do Sul entre finales de abril y principios de mayo de este año (lea en Pesquisa FAPESP, edición nº 341).
En el Pantanal, la falta de lluvias sumada a las altas temperaturas, la escasa humedad y la presencia de vientos más fuertes resultó una combinación decisiva para el surgimiento de focos ígneos fuera de temporada. “Para evaluar estas características, utilizamos una combinación de estos factores que denominamos índice meteorológico de incendios, que cuantifica la dificultad de controlar el fuego en función de las condiciones meteorológicas”, explica Libonati.
Los investigadores calcularon el índice para los días de junio en el Pantanal ‒acumulados en una métrica llamada daily severity rating (DSR)‒, para obtener el peligro medio de incendios en el mes. Mediante el cruzamiento de estos datos con las proyecciones de los modelos del clima con y sin cambios climáticos, pudo arribarse a la conclusión de que las condiciones meteorológicas son cada vez más propicias para los incendios en el bioma.
Si el calentamiento global lleva a que la temperatura media alcance los 2 ºC por encima del nivel preindustrial, el riesgo de que las condiciones climáticas que se produjeron en junio de este año en el Pantanal se repitan será aún mayor. Ocurrirían cada 17 años y serían un 17 % más intensas que las de 2024.
Estas proyecciones no son catastróficas, advierte la climatóloga alemana Friederike Otto, del Instituto Grantham – Cambio Climático y Medio Ambiente, del Imperial College London, coordinadora de la WWA y una de las autoras del nuevo estudio. “Las cifras probablemente reflejan el punto más conservador de nuestra escala. Sucede que los modelos [climáticos] tienen dificultades para representar correctamente los niveles de precipitaciones”, dijo Otto en una rueda de prensa en línea para divulgar los resultados del trabajo sobre el Pantanal.
Este artículo salió publicado con el título “El impacto del efecto invernadero” en la edición impresa n° 343 de septiembre de 2024.
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