La reconstrucción por tomografía computarizada del cerebro de un ejemplar bien conservado de la especie Buriolestes schultzi, uno de los dinosaurios más antiguos conocidos, sugiere una trayectoria evolutiva inusitada para uno de los linajes más importantes de ese grupo extinto de reptiles, el de los saurópodos. La especie, que vivió hace 233 millones de años en la región que ahora corresponde al municipio de São João do Polêsine, en el estado brasileño de Rio Grande do Sul, está considerada como el ejemplar más primitivo de los sauropodomorfos, aunque su anatomía se asemeja poco a la de los miembros típicos de ese linaje, compuesto fundamentalmente por herbívoros cuadrúpedos gigantes de cuello largo, tales como el braquiosaurio y el diplodoco. Por el contrario, B. schultzi era pequeño, bípedo y carnívoro. Medía alrededor de 0,5 metro (m) de altura por 1,5 m de largo y pesaba 6 kilogramos. Pero su capacidad cognitiva parece haber sido mayor que la de los grandes saurópodos que surgieron 100 millones de años más tarde (Journal of Anatomy, 3 de noviembre). En comparación con el peso del cuerpo, el volumen de su cerebro era mayor que el de los saurópodos posteriores. “Este es un hecho intrigante, dado que, en muchos de los linajes de vertebrados, la encefalización tiende a aumentar con el paso del tiempo y no a disminuir”, comenta el paleontólogo Rodrigo T. Müller, de la Universidad Federal de Santa Maria (UFSM) y autor principal del estudio. Las estructuras cerebrales vinculadas a la visión también estaban más desarrolladas en B. schultzi que en los demás saurópodos, en los cuales los bulbos olfatorios cobraban relieve.
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