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Paleontología

El cocodrilo con “cuernos” del estado de Acre, en Brasil

Un nuevo fósil eleva a 31 la cantidad de especies de ese grupo de reptiles que vivió en América del Sur hace entre 23 y 5 millones de años

Cráneo fosilizado de Acresuchus pachytemporalis, hallado en 1989 en el municipio de Senador Guiomard, en el estado de Acre

Jonas Pereira de Souza-Filho & Edson Guilherme/ UFAC

Un cocodrilo de apariencia singular vivió entre 11 millones y 8,5 millones de años atrás en una parte de lo que actualmente corresponde al sudoeste de la Amazonia brasileña. Con un cráneo de casi 60 centímetros (cm) de ancho y 3 a 4 metros (m) de extensión del hocico a la cola, tenía el tamaño de un caimán negro (Melanosuchus niger), la mayor especie viva de ese grupo de reptiles en América del Sur, y probablemente se alimentaba de peces, moluscos, serpientes y mamíferos de mediano porte, además de tortugas. Su característica más impresionante la constituían, empero, las dos protuberancias que presentaba sobre la cabeza, similares a los cuernos de una jirafa. A causa de esas prominencias de casi 5 cm de altura, los científicos brasileños que describieron la nueva especie en un artículo publicado en enero en el Journal of Vertebrate Paleontology le dieron el nombre científico de Acresuchus pachytemporalis, algo así como cocodrilo de Acre con sienes espesas.

Las protuberancias en la parte alta del cráneo no son una exclusividad de esa especie de cocodriliano, grupo de reptiles que surgió hace poco más de 200 millones de años. Algunas especies extintas, como las del género Mourasuchus, y otras actuales, como el cocodrilo cubano (Crocodylus rhombifer), también las presentan. “Las protuberancias de Acresuchus, sin embargo, son las más grandes ya observadas en cocodrilianos vivos o extintos”, afirma la paleontóloga Annie Schmaltz Hsiou, de la Universidad de São Paulo, campus de Ribeirão Preto (USP-RP), una de las autoras del artículo que describe la nueva especie.

“Sospechamos que las prominencias del cráneo de Acresuchus serían una característica que distinguía a machos de hembras y podrían usarse para la comunicación durante el cortejo”, relata el paleontólogo Giovanne Cidade, estudiante de doctorado bajo orientación de Annie Schmaltz Hsiou y coautor del artículo sobre Acresuchus.

El cráneo utilizado para describir la nueva especie está casi completo. El paleontólogo Jonas Pereira de Souza Filho, de la Universidad Federal do Acre (UFAC), lo encontró en 1989 durante una excavación en la orilla oriental del río Acre, en el municipio de Senador Guiomard, a 30 kilómetros al sur de la capital, Rio Branco. Además de ese, hay 10 cráneos fosilizados de Acresuchus más, pero menos íntegros; nueve fueron recolectados en Acre y uno en Amazonas. El paleontólogo Marcos Bissaro Junior, del grupo de Ribeirão Preto, dató granos microscópicos del mineral zircón oriundos de la capa geológica de dos sitios en los que fueron encontrados los fósiles. El resultado indica que el ejemplar del estado de Amazonas sería más antiguo. Habría vivido hace cerca de 11 millones de años, mientras que la edad de los ejemplares de Acre sería de 8,5 millones de años.

Durante los 30 años en los que el primer fósil de Acresuchus permaneció en la colección de la UFAC aguardando un análisis detallado, se sugirieron otros dos nombres para la especie. En un congreso en 1991, Souza Filho y el paleontólogo francés Jean Bocquentin-Villanueva lo llamaron Caiman niteroiensis, o caimán de Niterói, en referencia a la localidad de Niterói, en Senador Guiomard, donde se encontró el cráneo. En su doctorado, que defendió en 1998, Souza Filho cambió el nombre a Caiman pachytemporalis, a causa de las protuberancias en la cabeza. Ninguno de los nombres se hizo válido porque no fueron publicados en un periódico científico, como exige el Código Internacional de Nomenclatura Zoológica.

Un análisis de 187 características anatómicas de 93 especies vivas y extintas de cocodrilianos indicó que Acresuchus, un predador de tamaño medio, sería el pariente más cercano del gigantesco y extinto Purussaurus, el mayor cocodrilo conocido, que podía alcanzar los 12,5 m. Como el Acresuchus parece haber surgido antes que el Purussaurus, los investigadores consideran que el primero es una forma de transición entre los cocodrilianos menores y los mayores.

Gerry Zambonini/ Wikimedia Commons El cocodrilo cubano, que realiza movimientos con la cabeza para exhibir las protuberancias de su cráneo durante el ritual de apareamientoGerry Zambonini/ Wikimedia Commons

Diversidad de especies y formas
La descripción oficial de Acresuchus eleva a 31 la cantidad de especies de esos predadores que vivieron en América del Sur en el Mioceno, entre 23 millones y 5,3 millones de años atrás. De esas, solo una –el yacaré overo (Caiman latirostris)– sobrevivió hasta los días actuales. Además de esta, otras cinco especies más recientes de esos reptiles existen hoy en día en Brasil. “El registro fósil indica que el Mioceno fue la época geológica en la que los cocodrilianos alcanzaron el auge de la diversidad y variedad de formas”, comenta Cidade. En una revisión publicada en diciembre de 2018 en el Journal of South American Earth Sciences, antes de la descripción de Acresuchus, Cidade contabilizaba 30 especies de cocodrilianos en América del Sur en el Mioceno.

“Hubo una explosión de diversidad de vida en el fin de esa época”, aporta el paleontólogo argentino Mario Cozzuol, de la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG). El ambiente era favorable al surgimiento de nuevas especies. En aquella época, los continentes ya ocupaban la posición actual, pero el paisaje sudamericano era distinto. La parte central de los Andes estaba en ascensión y volcaba un gran volumen de sedimentos en la vasta llanura de ríos anchos y aguas calmas que se extendía de Venezuela al norte de Argentina y hacia Uruguay. Era un “superpantanal” con área semejante a la de Europa, compuesto por lagos, pantanos, campos de gramíneas y bosques esparcidos.

En un artículo de revisión publicado en 2010 en la revista Earth-Science Reviews con el geólogo argentino Edgardo Latrubesse, de la Universidad de Tejas, en Estados Unidos, Cozzuol listó 224 géneros de animales terrestres y acuáticos, sin contar los peces, que habrían vivido en América del Sur sobre el final del Mioceno. Entre los grupos de mayor diversidad están los de los tatús y de los perezosos, con 62 géneros, y el de los roedores, con 48. De 2012 a esta parte, el equipo de Hsiou describió tres nuevas especies de roedores del Mioceno, todas con algún grado de parentesco con la actual pacarana.

Según Annie Hsiou, solo la combinación de un ambiente adecuado y diversidad de animales permitiría la existencia de una variedad tan grande de cocodrilianos. “En términos sencillos”, completa Cozzuol, “en aquel período había allí mucha comida disponible, de todos los tamaños posibles”.

Proyecto
Los Squamata (Reptilia, Lepidosauria) del Cretáceo y Terciario (Paleógeno/Neógeno) de las cuencas Bauru, Aiuruoca y Acre: Sistemática, evolución y paleoambientes (nº 11/14080-0); Programa Joven Investigador; Investigadora responsable Annie Schmaltz Hsiou (USP-RP); Inversión R$ 733.129,66 (para todo el proyecto).

Artículos científicos
SOUZA-FILHO, J. P. et al. A new caimanine (Crodcodylia, Alligatoroidea) species from the Solimões Formation of Brazil and the phylogeny of Caimaninae. Journal of Vertebrate Paleontology. 29 ene. 2019.
BISSARO-JÚNIOR, M. C. et al. Detrital zircon U-Pb geochronology constrains the age of Brazilian Neogene deposits from Western Amazonia. Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology. v. 516, p. 64-70. 15 feb. 2019.
CIDADE, G. M. et al. The crocodylomorph fauna of Cenozoic of South America and its evolutionary history: a review. Journal of South American Earth Sciences. v. 90, p. 392-411. On-line. 27 dic. 2018.
LATRUBESSE, E. M. et al. The late Miocene paleogeography of the Amazon basin and the evolution of the Amazon river system. Earth-Science Review. v. 99, p. 99-124. May. 2010.

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