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Arquitectura

El fin de las fronteras

Las nuevas generaciones rescatan el compromiso de los años 1970 y acercan cada vez más el arte al urbanismo

Imagen del estudio Y Arquitetura, que propone una nueva sede para el Museo de Arte Moderno − MAM. La idea del estudio para el museo es un edificio conectado con la Línea 5 del metro. Estructuras móviles, infladas con helio, se encargarían del transporte aéreo de las obras de arte

IMAGEM Y ARQUITETURAImagen del estudio Y Arquitetura, que propone una nueva sede para el Museo de Arte Moderno − MAM. La idea del estudio para el museo es un edificio conectado con la Línea 5 del metro. Estructuras móviles, infladas con helio, se encargarían del transporte aéreo de las obras de arte IMAGEM Y ARQUITETURA

El Poema enterrado de Ferreira Gullar fue una de las pasiones del artista plástico Hélio Oiticica, referente internacional del neoconcretismo brasileño. Encantado con la idea del poeta de proponer un objeto en lugar de un texto para la poesía –cubos concéntricos como matrioscas que deberían enterrarse–, Oiticica corrió en busca de un lugar para enterrar la pieza, y el mismo terminó siendo la parte del terreno de una construcción familiar, el sitio destinado al tanque de agua. El Poema enterrado, de 1960, terminó tragado por el agua. En la actualidad, la obra, símbolo del movimiento neoconcreto, pertenece a la colección pública del Museo de Arte Moderno de São Paulo (MAM), donde, sin embargo, nunca pudo construírselo, pues no existe un área bajo la marquesina del Ibirapuera que se pueda excavar para enterrar el poema de Gullar.

Esta historia ilustra una pregunta cada vez más importante para la producción, el estudio y la exhibición de las artes visuales: ¿cuál es el lugar de la obra de arte en el mundo contemporáneo? El problema para el poema de Gullar es citado en una de las propuestas que integraran el 33º Panorama del Arte Brasileño, realizado en el propio MAM de São Paulo con un tema urbano. La muestra, clásicamente ocupada por artistas, en esta oportunidad congregó a un elenco importante de arquitectos y urbanistas que crearon propuestas para una reubicación del museo en la ciudad.

Y Arquitetura rediseñó la sede de la institución fundada en 1948 para que el acceso a la misma se concretase por vías con buena llegada del transporte público y espacio para contener los 5.400 artículos de su colección, actualmente dispersos en otras reservas técnicas por falta de espacio. En su propuesta contempló la realización del Poema enterrado, lo que hasta ahora no ha sido posible debido al hecho de que la marquesina que alberga a la institución fue declarada patrimonio arquitectónico.

El arquitecto Vinicius Andrade, docente de Escola da Cidade, también participó por primera vez en la exposición. A su juicio, las confluencias entre urbanismo y arte caminan cada vez más a la par. “Pese a la formación ecléctica excelente que ofrece la FAU-USP [la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de São Paulo], donde me gradué, noto que mis alumnos en la actualidad transitan con mayor naturalidad entre las distintas esferas de expresión. Pertenecen a una generación transdisciplinaria por naturaleza, cosa que nosotros no éramos, aunque entendiendo que ése es un camino”, define el autor de proyectos cuya impronta es la interacción armónica entre la ocupación urbana y el paisaje.

Casa abandonada cortada al medio por Gordon Matta-Clark.  El registro de esa intervención resultó en la serie Splitting, de 1974

SUPERSTOCK / GLOWIMAGESCasa abandonada cortada al medio por Gordon Matta-Clark.
El registro de esa intervención resultó en la serie Splitting, de 1974SUPERSTOCK / GLOWIMAGES

Andrade participa junto a sus compañeros del estudio Andrade Morettin en una etapa de cambio real de las facciones de la ciudad a partir de proyectos de función artística. Andrade Morettin ganó el concurso para el proyecto de la sede paulista de una de las instituciones de arte más importantes del país: el Instituto Moreira Salles. El edificio, que estará listo en 2015, integra la red urbana de la avenida Paulista, estimulando así el flujo de personas hacia dentro del espacio expositivo. El piso, por ejemplo, estará compuesto por el mismo tipo de mosaico portugués dibujado por la arquitecta Rosa Kliass para el proyecto de esa vía paulistana en la década de 1970. No muy lejos de allí, en el centro de la ciudad, la Praça das Artes alberga salas de ensayo y presentaciones en una manzana igualmente abierta a la ciudad. El proyecto del estudio Brasil Arquitetura revitalizó una parte de la ciudad subutilizada y peligrosa con una construcción escultural de influencia modernista poblada de menciones a la arquitectura de otra gran defensora de la apropiación del arte por parte de la arquitectura y viceversa: la italiana Lina Bo Bardi, creadora del edificio del Museo de Arte Moderno de São Paulo, el Masp.

Vinicius Andrade comenta que en todos los frentes de actuación del estudio –incluso en la participación en el 33º Panorama– se hace presente la herencia del trabajo del estadounidense Gordon Matta-Clark. Hijo del pintor surrealista chileno Roberto Matta, Matta-Clark constituye, junto a Robert Smithson y al propio Oiticica, la línea de frente de una vanguardia que en los años 1970 escogió a la ciudad como materia prima de su arte, una tendencia ahora que resurge. Una de las acciones más conocidas del ex estudiante de arquitectura consistía en la creación de rasgones y cortes en las estructuras de edificios y casas. Estas intervenciones, que llamaban la atención respecto al desguace urbano producto de las explosiones inmobiliarias, se volvieron conocidas como arquitectura negativa. A partir de entonces, los registros de este proceso recorrieron el mundo, como representantes de un arte combativo. En 1971, Gordon Matta-Clark encabezó el boicot contra la Bienal de São Paulo en nombre de las víctimas de la dictadura militar en América Latina, atrasando así algunos años el contacto con su arquitectura negativa por acá.

Al lado, el estudio SPBR para el nuevo edificio del MAM, que propone un corredor elevado, que daría la vuelta en el Parque do Ibirapuera

SPBR sobre foto de Nelson KonAl lado, el estudio SPBR para el nuevo edificio del MAM, que propone un corredor elevado, que daría la vuelta en el Parque do IbirapueraSPBR sobre foto de Nelson Kon

La idea de Vinicius y su socio, Marcelo Morettin, para la muestra del MAM –que puede verse en la página web del museo, www.mam.org.br–, retoma y actualiza esa dirección. Los arquitectos plantean con un dibujo muy sencillo que el edificio quede contenido en el subsuelo –literalmente enterrado–, con la iluminación en un gran surco en el suelo, bajo el cual la institución pasaría a funcionar en el Parque do Ibirapuera, su actual dirección.

“El arte contemporáneo pasó por un período sumamente introspectivo durante los años 1990, como respuesta a una falta de claridad sobre el nuevo contexto ideológico mundial, luego del ocaso de la lógica de la Guerra Fría y la paralización de la revolución sexual, con la epidemia de Sida”, reflexiona Felipe Chaimovich, curador del museo y posdoctor en filosofía por la USP. “A comienzos de los años 2000, sin embargo, hubo un cambio de postura en el compromiso de los artistas, que pasaron a proponer acciones micropolíticas, sin el mismo espectro ideológico anterior y más diluidas en vivencias cotidianas. Fue en ese contexto que la ciudad y la vida en las metrópolis contemporáneas se convirtieron en materia crecientemente utilizable en la producción de los jóvenes artistas”, considera Chaimovich, autor de los ensayos “Objects or reflexion: brazilian cultural situation”, publicado en el libro On cultural influence (Nueva York: Apexart, 2006), y “Greenberg after Oiticica”, en The state of art criticism (Nueva York: Routledge, 2007).

La base de investigación
 La curadora Lisette Lagnado, también doctora en filosofía por la USP, con un trabajo sobre el Programa Ambiental de Hélio Oiticica, tuvo la idea de que llegaran urbanistas para participar en la exposición, irónicamente creada para formar una colección de un museo sin espacio suficiente como para mantener la colección que posee. “Las grandes exposiciones actualmente cobran relieve porque toman a su ciudad sede como base de investigación para reunir a los artistas invitados”, dice Lagnado, quien en 2010 coordinó una muestra en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, en Madrid, mostrando de qué modo el arquitecto clave de la modernidad europea, Le Courbusier, absorbió en su trabajo características de la geografía física y humana de América Latina. La curadora dirige el trabajo de maestría de Ana Maria Maia sobre la actuación de Flavio de Carvalho en su calidad de arquitecto que pensó la ciudad. La tesina fue presentada ante un tribunal de artes en la facultad Santa Marcelina el año pasado, y este año su autora integró el equipo de curaduría que reunió los proyectos de algunos de los más activos estudios de arquitectura de Brasil.

La fachada de la Praça das Artes, en el centro de São Paulo

NELSON KONLa fachada de la Praça das Artes, en el centro de São PauloNELSON KON

Llevar el arte a las ciudades se ha convertido en una tradición, si bien no obligatoria, sí muy esperada por las grandes exposiciones realizadas en los grandes centros. En Brasil, São Paulo y Río de Janeiro llegan a tener exhibiciones de arte contemporáneo de primera línea, que llegan antes a las calles que a las galerías. Tal es el caso de la célebre PhotoEspaña, que en su primera realización en suelo nacional imprimió por las calles de la ciudad fotografías que tomó la joven artista Raquel Brust de habitantes del centro de la capital paulista.

Los curadores y arquitectos coinciden en que el contacto entre las áreas es una tendencia visible tanto entre nuevos artistas como entre estudiantes, y parece cobrar mayor relevancia año a año, generando impactos reales en la sociedad. “Me sorprende la cantidad de referencias a lenguajes tales como la danza, el teatro y la poesía que traen los alumnos a las discusiones sobre arquitectura”, dice Vinicius Andrade. Para Felipe Chaimovich, el intercambio de información entre áreas ha impulsado conquistas y avances antes impensables. “Los movimientos artísticos colectivos de huertas urbanas, por ejemplo, están creando tecnologías de cultivo difundidas por las redes sociales, modificando la relación de los ciudadanos con los espacios ociosos de las ciudades, con la cuestión de la propiedad urbana, con la ecología y la sostenibilidad, aliando arte experimental y gastronomía”, ejemplifica el curador. “Se trata de una acción internacional que parte del ámbito del arte contemporáneo y que tiene un impacto real en la vida urbana actual.”

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