En un episodio del pódcast Mano a mano grabado en junio, Mano Brown y Thaíde charlan sobre los cambios que se observan en Pedreira, un barrio del extremo sur de la ciudad de São Paulo frecuentado por ambos raperos. “Esta era una barriada sumamente pobre. Por supuesto que la mirada aguzada de un sociólogo detectará allí mil defectos, porque estamos hablando de una favela. Pero nosotros sabemos cómo sus habitantes han luchado y prosperado”, comenta Brown, el presentador del programa. La mención que hace el cantante y compositor del grupo paulista de rap Racionais MC’s, de las diferentes miradas sobre las periferias urbanas, es ilustrativa de un proceso que se ha ido fortaleciendo en las últimas dos décadas en Brasil y que atañe a la apropiación del hiphop ‒el movimiento social, político y cultural que surgió en Estados Unidos en la década de 1970‒ como objeto de estudios en las universidades brasileñas. Anteriormente marginadas del contexto académico del país, actualmente, cuando el movimiento está cumpliendo 50 años en el mundo, estas expresiones empiezan a ser vistas como una “explicación sociohistórica del funcionamiento de Brasil”, dice el antropólogo Waldemir Rosa, de la Universidad Federal de la Integración Latinoamericana (Unila).
El hiphop nació en Nueva York, en zonas signadas por la pobreza, la violencia, la ausencia de infraestructura y el narcotráfico, donde vivía gran parte de la población negra y latina de la ciudad. Una fiesta celebrada en agosto de 1973 en el barrio del Bronx, musicalizada por el DJ de origen jamaiquino Kool Herc, se considera como el hito fundacional del movimiento. Herc fue el creador del sonido bautizado break, quiebre, que consistía en introducir sonoridades o cambios de ritmo en canciones utilizando un equipo mezclador de discos. En ese mismo evento, los participantes empezaron a improvisar rimas con base en esas canciones, creando lo que se conoce como rap, acrónimo en inglés que sintetiza las palabras rhythm and poetry (ritmo y poesía). Además de la música, el hiphop engloba las expresiones artísticas que se conocen como el grafiti, y el breaking un estilo de danza urbana creado por bailarines a partir del break, entre otras.
Según la socióloga Daniela Vieira dos Santos, de la Universidad Estadual de Londrina (UEL), el hiphop surgió en Brasil en la década de 1980 a partir del breaking, asociado a la difusión de películas estadounidenses de ficción sobre este estilo de baile, entre ellas Wild style (1972), de Charlie Ahearn, y Beat street (1984), de Stan Lathan. En aquella época, en la capital paulista, los miembros del movimiento, llamados hip hoppers, bailaban en fiestas conocidas como bailes black. A finales de aquella década, esos eventos también comenzaron a realizarse en la estación del metro de São Bento y en la calle 24 de Maio, en el centro de la ciudad, que se convirtieron en puntos de encuentro de los integrantes del movimiento. “La primera expresión artística incorporada por los jóvenes participantes de los bailes black fue el estilo de danza urbana breaking y, a continuación, el rap. De manera similar a los que ocurría en Estados Unidos, en Brasil la gente participaba en esta producción cultural como una forma de escapar del contexto de violencia y precarización de las periferias”, recuerda Rosa, de la Unila.
Entre las diferentes expresiones artísticas que engloba el hiphop, el rap ha sido la que más se ha destacado en todas estas décadas, debido a la mayor facilidad de circulación de la música, según la profesora de la UEL. Los primeros discos del género que se grabaron en Brasil fueron los compilados Hip hop cultura de rua (1988) y Consciência black – Volume 1 (1988). Este último, editado por la compañía grabadora independiente Zimbabwe Records (São Paulo), incluía dos canciones del grupo Racionais, surgido ese mismo año y que también estaba integrado por Ice Blue, Edi Rock y KL Jay: Tempos difíceis y Pânico na zona sul. La colección también incluía el lanzamiento de la canción Nossos dias de la cantante y compositora de rap Sharylaine. Según Vieira dos Santos, ella fue la primera mujer que grabó rap en Brasil. En aquel período, dice la profesora de la UEL, se crearon las primeras posses en la ciudad de São Paulo, grupos que actuaban para difundir los principios de la cultura hiphop en los barrios y también para formar políticamente a las juventudes periféricas, proponiendo medidas para superar las desigualdades. “El rap se consolidó como género musical a finales de la década de 1990, debido especialmente al éxito de Racionais, considerado el principal grupo de rap del país, cuando lanzó el álbum Sobrevivendo no inferno [1997]”, analiza la socióloga.
En lo que respecta a Estados Unidos, el investigador Gabriel Gutierrez, de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), dice que los trabajos académicos sobre el hiphop florecieron en la década de 1980, asociados al campo de los estudios africanos, sobre todo en el aspecto sociológico de la cultura. “Esa fue una vertiente específica del rap, el rap afrocéntrico, con fuerte contenido político y que tiene al grupo Public Enemy como uno de sus principales referentes, que impulsó el acceso del hiphop a los circuitos académicos”, dice Gutierrez, quien estudia el movimiento desde hace aproximadamente una década. Según el estudioso, muchos de estos grupos de rap afrocéntrico estaban compuestos por individuos negros de clase media y universitarios de Nueva York. “Crearon canciones de protesta que podían desagradar a los políticos y a la policía, pero aun así, fueron asimiladas por la industria cultural. Estos artistas eran contratados por grandes discográficas e invitados a participar en programas de televisión, manteniéndose omnipresentes en los medios de comunicación”, dice.
En Brasil, los primeros trabajos académicos sobre el hiphop se escribieron en la década de 1990. Uno de los estudios pioneros es la tesis doctoral intitulada “Invadiendo la escena urbana de los años 1990 – Funk y hiphop”, defendida en la UFRJ en 1998 por el historiador Micael Herschmann, actual supervisor de la investigación posdoctoral de Gutierrez en la misma institución. Según el musicólogo Walter Garcia, del Instituto de Estudios Brasileños de la Universidad de São Paulo (IEB-USP), uno de los trabajos inaugurales es la tesis doctoral sobre el rap en la ciudad de São Paulo, defendida en 1998 en la Universidad de Campinas (Unicamp) por el antropólogo José Carlos Gomes da Silva, en la actualidad docente de la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp). Otro ejemplo es la tesina de maestría de la pedagoga Elaine Nunes de Andrade sobre rap y educación, desarrollada en la Facultad de Educación (FE) de la USP y concluida en 1996. Garcia comenzó a estudiar el rap a partir de los discos Raio X do Brasil (1993) y Sobrevivendo no inferno (1997), de Racionais, tras haber leído dos números de la revista Caros amigos. El primero contenía un artículo sobre Mano Brown y el segundo era una edición especial dedicada al hiphop, basada en la tesina de grado del antropólogo Spency Kmitta Pimentel, actual profesor de la Universidad Federal del Sur de Bahía (UFSB). “Mi intención era y sigue siendo elaborar una crítica de la estética de Racionais en el marco de un estudio más amplio, el de la canción popular comercial en Brasil”, dice Garcia. Holocausto urbano (1990) es el primer álbum en solitario del grupo, cuya discografía incluye ocho títulos y dos recopilaciones. Según el musicólogo, pese a las diferencias que presentan sus discos, “el valor artístico de Racionais se erige a partir de la amalgama entre la técnica de factura de cada obra y el tema cantado”. Para Garcia, la técnica de composición incluye varios elementos de la labor artística: la selección de palabras, rimas, figuras del lenguaje, recursos narrativos, construcción e interpretación de personajes, acompañamiento musical y balance, entre otros. Y los temas cantados, que aluden a las múltiples modalidades de violencia estructurantes de la sociedad brasileña, provocan en quien escucha las canciones “no solo sensaciones y emociones, sino también una reflexión crítica acerca del origen económico y social de este fenómeno”.
El sociólogo Richard Santos, de la UFSB, señala que, siguiendo el ejemplo de lo que ocurrió en Estados Unidos, los canales de televisión brasileños empezaron a transmitir programas sobre el hiphop entre las décadas de 1980 y 1990, incitando el interés de los jóvenes por investigar sobre el tema. Santos, también conocido como Big Richard, trabajó como divulgador cultural del movimiento y de las culturas periféricas en Río de Janeiro y São Paulo, actuando además como director y presentador de programas de televisión en distintos canales de la televisión abierta. Actual prorrector de Extensión y Cultura de la UFSB, dirigió el proceso de otorgamiento del título de doctor honoris causa a Mano Brown a principios del mes de noviembre.
Con todo, según Rosa, de la Unila, la temática del hiphop cobró fuerza tras la promulgación de la Ley nº 10.639/2003, que estableció la obligatoriedad de la enseñanza de la historia y la cultura africana y afrobrasileña en las escuelas. Con el estímulo que supuso la creación de acciones afirmativas en las universidades brasileñas, que propiciaron el acceso de la población negra y periférica al ambiente de producción del conocimiento, las primeras investigaciones de la década de 2000 apuntaban a analizar los vínculos entre el hiphop y la identidad racial en campos tales como la sociología, la historia y la literatura. En una segunda etapa, prosigue Rosa, el hiphop pasó a ser estudiado por investigadores del campo de la antropología urbana, enfocándose principalmente en las identidades juveniles y racializadas, como es su caso. Así, en su maestría, culminada en 2006 en la Universidad de Brasilia (UnB), indagó en el proceso de construcción de las masculinidades heterosexuales, jóvenes y negras en las letras de rap de los grupos de las periferias de São Paulo, Río de Janeiro, el Distrito Federal y Goiás, entre otros lugares. En tanto, en su doctorado, defendido en la UFRJ en 2014, el antropólogo analizó los vínculos entre el hiphop y el poder público. “Pude percatarme que, en el transcurso de la década de 2000, las organizaciones y asociaciones se profesionalizaron, inscribiéndose en el Registro Nacional de Personería Jurídica [CNPJ, por su sigla en portugués] para acceder a líneas de financiamiento públicas de fomento a las actividades culturales y comunitarias”, dice Rosa. Después de 2010, según él, continuando con el proceso de entrada del movimiento al ambiente académico, el hiphop empezó a experimentar un giro epistemológico y se lo comenzó a entender como una posibilidad para explicar el funcionamiento y la historia de la sociedad brasileña.
La irrupción del hiphop como objeto de estudios en el mundo académico sintoniza con un proceso cada vez más intenso de institucionalización del movimiento. Para hacerse una idea, el breaking será una modalidad olímpica a partir de los Juegos Olímpicos de París de 2024. En Brasil, parte de esta tendencia es visible en la promulgación de decretos de los estados y municipales para reconocerlo como patrimonio cultural, en el desarrollo de líneas de financiación pública y en la creación de museos y centros culturales. El Ministerio de Cultura (MinC) lanzó en octubre un llamado a concurso para reconocer y valorar la cultura hiphop, que contempla inversiones por 6 millones de reales. En el mes de julio, el movimiento fue declarado patrimonio cultural intangible del Distrito Federal, a través de la Ley nº 7.274, y la ciudad de Campinas (São Paulo) se apresta a publicar un decreto similar. La gobernación del estado de Rio Grande do Sul tiene previsto inaugurar en diciembre el Museo de la Cultura Hiphop, en Porto Alegre. El espacio estará ubicado en un predio de 4.000 metros cuadrados donde antes funcionaba un establecimiento educativo. La iniciativa, un proyecto del rapero Rafael Rafuagi, ha reunido una colección de alrededor de 10.000 artículos, entre los que se cuentan instrumentos musicales, tocadiscos, panfletos y otros documentos, mediante una investigación y recolección de materiales que se llevó a cabo en diferentes regiones del estado. “Además, acabamos de presentar al Instituto del Patrimonio Histórico y Artístico Nacional [Iphan] un inventario participativo de la cultura del hiphop existente en cada estado del país, solicitando su incorporación a los registros patrimoniales”, comenta Rafuagi. Se trata de una iniciativa que apunta a fomentar el desarrollo de expresiones artísticas e históricas a través de la puesta en valor y revitalización de determinadas culturas.
“El hiphop ha logrado legitimarse en la sociedad incluso habiendo estado sujeto históricamente a situaciones de prejuicio”, dice la antropóloga Jacqueline Lima Santos, de la Unicamp, una de las organizadoras del Festival Internacional Hip Hop 50 realizado por la institución en noviembre, para celebrar el cincuentenario del movimiento en todo el mundo. Junto con Vieira dos Santos, de la UEL, Lima Santos coordina un sello editorial en la editorial Perspectiva, centrado en publicaciones referidas al hiphop. En 2021 tradujeron el libro intitulado Barulho de preto: Rap e cultura negra nos Estados Unidos [Black Noise: Rap Music and Black Culture in Contemporary America], de la socióloga estadounidense Tricia Rose, publicado originalmente en 1994, como resultado de los estudios pioneros elaborados sobre el tema en ese país. En 2023, editaron la recopilación Racionais MC’s – Entre o gatilho e a tempestade, que recopila los estudios y las reflexiones académicas de los últimos años en Brasil sobre este grupo de rap. “Mediante estas publicaciones, actividades en universidades y diálogos con artistas del movimiento, pretendemos ampliar el campo de estudios sobre el hiphop en el país”, dice Lima Santos. Por su parte, Vieira Santos, de la UEL, sostiene que los estudios deben profundizar en asuntos como el protagonismo femenino. “Desde un principio, el hiphop contó con la presencia de mujeres artistas. Sin embargo, solían quedar al margen de las actividades y muchas de ellas fueron invisibilizadas”, subraya la investigadora.
El licenciado en letras y pedagogía Arthur Dantas Rocha, autor del libro Racionais MC’s – Sobrevivendo no inferno (Editorial Cobogó, 2021), indaga en la recepción que la prensa y los sectores culturales le brindaron al grupo paulistano entre el lanzamiento de los discos Raio X do Brasil y Sobrevivendo no inferno. “En aquella época, las obras ya eran conocidas y celebradas en las periferias, pero había una desconfianza generalizada en lo que se refiere al rap, por entonces, un género musical infravalorado”, relata Rocha. “Muchos incluso adoptaban un discurso racista y afirmaban erróneamente que los integrantes de Racionais eran exconvictos”. Por otro lado, dice, artistas como Caetano Veloso y Chico Buarque ensalzaban el valor de los trabajos del grupo, a contramano de gran parte de la prensa.
Esa mirada empezó a cambiar en el primer decenio de este siglo, en función de diversos factores. Uno de ellos ocurrió cuando el rap comenzó a experimentar un proceso de profesionalización, luego de que raperos como Emicida fundaran productoras dedicadas a gestionar sus carreras artísticas. En una investigación posdoctoral financiada por la FAPESP y concluida en 2019 en la Unicamp, Vieira dos Santos, de la UEL, identificó que, a partir de este proceso de profesionalización, el género musical pasó a ocupar un nuevo lugar social y simbólico en la sociedad, constituyendo lo que denominó “la nueva condición del rap”. En su investigación de maestría, concluida en 2019 en la Escuela de Artes, Ciencias y Humanidades (EACH) de la USP, el sociólogo Felipe Oliveira Campos arribó a una conclusión similar. “En la década de 1990, los espectáculos de rap se caracterizaban por su precariedad y a menudo se realizaban con varias horas de retraso. Las productoras ayudaron a modificar ese escenario”, añade Campos. El documental Racionais: Das ruas de São Paulo pro mundo, dirigido por Juliana Vicente y lanzado en 2022, aborda ese proceso. En su maestría, Oliveira Campos investigó la Batalha da Matriz de São Bernardo do Campo (São Paulo). Dicho evento, creado en 2013, tiene lugar cada semana frente a la iglesia central de la ciudad, un lugar conocido por ser el punto de reunión de manifestaciones obreras durante la época de la dictadura militar (1964-1985). La referida Batalla llega a convocar en cada edición más de mil personas, muchas de ellas jóvenes de los municipios del Área Metropolitana de São Paulo, que disputan batallas de rimas y componen canciones de rap improvisadas.
Hoy en día, según Gutierrez, de la UFRJ, el mercado musical del rap es complejo y multifacético, y abarca desde canciones politizadas hasta románticas. “Aun con estas diferencias, un elemento común de la poética de estas canciones consiste en elaborar crónicas de la vida en la calle y en los barrios donde viven o nacieron los artistas”, comenta el investigador, quien en su pasantía posdoctoral investiga el mercado del rap en Brasil, y particularmente en Río de Janeiro. En estado fluminense, el llamado miami bass, una vertiente del rap procedente de Florida (EE. UU.), ejerció influencia sobre los primeros raperos. “Este estilo musical es muy bailable y contiene elementos latinos. Llegó a los suburbios de Río y a la zona de Baixada Fluminense en los años 1970 y se fusionó con el samba enredo, el candomblé y la umbanda, dando origen más tarde al funk carioca y también a los primeros momentos de la escena del hiphop”, explica.
En Brasil, diversos investigadores han trabajado con el hiphop como herramienta pedagógica en las escuelas, como es el caso de la psicóloga Mônica Guimarães Teixeira do Amaral, de la Facultad de Educación de la USP. En una investigación financiada por la FAPESP y finalizada en 2018, verificó el incumplimiento de las leyes nº 10.639/03 y 11.645/08, que obligan a la enseñanza de la historia y la cultura afrobrasileña e indígena en las escuelas, en gran parte de los establecimientos educativos de São Paulo. En su estudio, Teixeira do Amaral implementó metodologías y estrategias para garantizar la incorporación de estas leyes en las instituciones educativas. Al impulsar el intercambio entre la cultura escolar, las expresiones del hiphop y la docencia compartida entre artistas y profesores, la investigadora propone actividades para trabajar con contenidos de la historia de África, así como de las culturas afrobrasileñas y urbanas en los programas de la enseñanza fundamental.
El rapero Daniel Garnet, graduado en educación física y doctorando en la FE-USP, también trabaja en una propuesta similar. En sus investigaciones académicas, diseñó metodologías para utilizar las batallas de rimas, también conocidas como duelos de MC’s, en los procesos pedagógicos. De este modo, en talleres impartidos en la USP, en escuelas públicas y en la Fundación Casa [para menores infractores], utiliza este género musical para abordar la métrica del verso en la poesía, las rimas y las figuras de lenguaje, como así también impartir clases sobre la historia de África y de Brasil. “Los duelos de raperos y el breaking ocupan un lugar especial en la mente de los jóvenes, a quienes les gustan los retos y poner a prueba sus límites. Además, constituyen una combinación entre el universo de las artes y la educación que ayuda a despertar el interés de los estudiantes por las diferentes asignaturas escolares”, concluye Garnet.
Proyectos
1. La nueva generación del rap y la industria cultural (nº 16/11769-1); Modalidad Becas en el exterior ‒ Pasantía de investigación ‒ Posdoctorado; Investigador responsable Renato José Pinto Ortiz; Becaria Daniela Vieira dos Santos; Inversión R$ 236.883,97.
2. La “nueva generación del rap” y la industria cultural (nº 15/20592-5); Modalidad Becas en Brasil ‒ Posdoctorado; Investigador responsable Renato José Pinto Ortiz; Becaria Daniela Vieira dos Santos; Inversión R$ 531.558,12.
3. Lo que el rap dice y la escuela contradice: un estudio sobre el arte callejero y la formación de la juventud en la periferia de São Paulo (nº 16/06256-5); Modalidad Ayuda de Investigación ‒ Publicaciones científicas ‒ Libros en Brasil; Investigadora responsable Monica Guimarães Teixeira do Amaral; Inversión R$ 4.000.
4. Lo ancestral y lo contemporáneo en las escuelas. Reconocimiento y afirmación de historias y culturas afrobrasileñas (nº 15/50120-8); Modalidad Ayuda de Investigación ‒ Investigación en Políticas Públicas; Investigadora responsable Monica Guimarães Teixeira do Amaral; Inversión R$ 195.977,72.
Artículos científicos
GUTIERREZ, G. Rap de mensagem e conhecimento de oposición. A comunicação do 5E no hip hop e sua manifestação dentro do rap brasileiro. Revista Trilhos, v. 3, n. 1. 2022.
SANTOS, D. V. A nova condição do rap. Estudos de Sociologia, v. 27, p. e022005-21. 2022.
ROSA, W. A nação como narrativa masculina: As construções nacionalistas do gênero e a fala das mulheres no rap brasileiro entre 1990 e 2005. Humanidade & Inovação, v. 7, p. 106. 2020.
Libros
VIEIRA, D. y SANTOS, J. L. (comp.). Racionais: Entre o gatilho e a tempestade. São Paulo: Editora Perspectiva, 2023.
ROCHA, A. D. Racionais MC’s – Sobrevivendo no inferno. São Paulo: Editora Cobogó, 2021.
AMARAL, M. G. T. O que o rap diz e a escola contradiz: Um estudo sobre a arte de rua e a formação da juventude na periferia de São Paulo. São Paulo: Alameda/FAPESP, 2016.