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BUENAS PRÁCTICAS

El plagio como un pecado menor

Boas Práticas 2aDaniel BuenoEn un texto de opinión publicado en la revista Nature, el físico indio Praveen Chaddah hizo una sugerencia polémica sobre el destino de los artículos científicos que probadamente constituyen un plagio de otros textos. Para Chaddah, si el plagio no involucró la descripción de los resultados y la metodología, sino que tan sólo es concerniente a tramos que no comprometen la veracidad y robustez de la investigación, sería suficiente con publicar una vistosa corrección en lugar de descalificar al artículo completo, sacándolo de circulación, tal como se hace actualmente. La cancelación de la publicación del artículo, denominada revocación, “anula resultados útiles y originales del registro científico”, dice Chaddah. A su juicio, resulta común que un tramo plagiado en los parágrafos de introducción o conclusión de un artículo solamente sea el producto de la falta de dominio del idioma inglés para expresar el concepto de un modo diferente.

El investigador considera al plagio una práctica antiética, pero argumenta que los científicos no son escritores. “Otorgamos mayor valor a la originalidad de las ideas que a la originalidad en el lenguaje”, sostiene. “Existen afrentas mucho peores que el plagio de un texto, tales como asumir el crédito por una idea ajena. Eso resulta más difícil de detectar que descubrir que alguien copió y pegó un texto”, afirma Chaddah, víctima también de apropiaciones indebidas de ideas en artículos que publicó.

La propuesta fue recibida con ciertas reservas. “El plagio es incompatible con un comportamiento ético, con la creatividad, la imaginación y la originalidad, que son los pilares de la ciencia”, comenta el investigador Pedro Cintas, de la Universidad de Extremadura, en España. La profesora Sonia Vasconcelos, de la Universidad Federal de Río de Janeiro y estudiosa de la integridad en la ciencia, considera que no todos los casos de plagio justifican una revocación, pero no coincide con Chaddah. “El autor considera que el plagio de ideas y de resultados sería más grave que el plagio de un texto. Pero existen muchas situaciones en que el plagio textual incorpora ideas e hipótesis preciosas del autor original. Me parece falaz asumir que la apropiación textual indebida configura un ‘plagio más leve’ en el contexto de la investigación científica”, sostiene.

Ella tampoco concuerda con la afirmación según la cual “los científicos no son escritores”, enunciada por Chaddah. “La comunicación científica es parte integrante de la actividad del investigador”, dice ella. “A mi entender, si simplificamos esa tarea de escritor y el plagio textual al mismo tiempo, pareciera que estimulamos la idea de que escribir investigación es algo secundario, además de contribuir indirectamente en forma negativa para la formación de escritores científicos independientes. La redacción científica no es una mera regurgitación de hechos e ideas”.

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