Yuri Leite, biólogo de la Universidad Federal de Espírito Santo, festejó al encontrar un joven ratón anaranjado el primer día de una expedición al sudeste de Bahía, destinada justamente a buscar ejemplares de esa especie: el ratón sauiá (Phyllomys unicolor). Descrito en 1842, el roedor andaba desaparecido y no había sido más observado en la naturaleza, razón por la que era considerado críticamente amenazado de extinción – o hasta extinto, según algunos especialistas. Finalmente reencontrado, el ratón sauiá –nombre usado por habitantes locales, que siempre supieron de su existencia– continúa amenazado. El roedor joven del primer día fue el único encontrado en aquella expedición y en otras seis realizadas entre 2004 y 2005. “Si hay un animal joven, tiene que haber una madre, un padre y una población”, pondera Leite, que aún teme por la supervivencia del raro roedor, toda vez que no hay áreas de preservación en esa región del Bosque Atlántico. Según el artículo publicado en noviembre en la Zootasa, casi 7 millones de años de historia evolutiva de ese grupo se perderían con la extinción de P. unicolor.
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