El nanosatélite Serpens, desarrollado en colaboración por la Agencia Espacial Brasileña (AEB), universidades e institutos federales de investigación, arribó el 24 de agosto a la Estación Espacial Internacional (ISS, según su sigla en inglés), la plataforma que orbita la Tierra a una altitud de 370 kilómetros. El satélite, en el cual se invirtieron 800 mil reales, estaba acoplado a la cápsula japonesa HTV5 y fue lanzado al espacio desde la ciudad de Tsukuba, en Japón, cinco días antes, el 19 de agosto. El paso siguiente, según la AEB, será su puesta en órbita, algo que ocurrirá entre septiembre y octubre de este año. El satélite de pequeño porte ‒mide 10 x 10 x 30 centímetros‒ forma parte del proyecto Sistema Espacial para Realización de Investigaciones y Experimentos con Nanosatélites, financiado por la AEB. Una vez en órbita, el dispositivo testeará conceptos básicos de misiones espaciales, recibiendo, almacenando y retransmitiendo mensajes por medio de un sistema de comunicación en la frecuencia de los radioaficionados. Así, será capaz de intercambiar mensajes con otras estaciones diseminadas por el mundo. De esta forma, los datos almacenados en el satélite pueden recuperarse en varios puntos del planeta, no sólo por las universidades implicadas, sino también por la comunidad con acceso a estaciones de radioaficionados.
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