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Trayectorias

En busca de versatilidad

Los estudiantes de posgrado necesitan adquirir nuevas habilidades para ser competitivos en el mercado laboral no académico

Ana Matsusaki

Los programas de posgrado en Estados Unidos y en Canadá están oficializando sus expectativas en relación con las habilidades y competencias que los alumnos de doctorado deben haber desarrollado al finalizar el período de estudios. Ésa fue la conclusión principal que se plantea en un informe del Consejo de Escuelas de Posgrado, una organización que nuclea a 475 instituciones de educación superior de Estados Unidos, Canadá y otros países. El documento se basa en un estudio que se llevó a cabo en 2016 entre las 241 instituciones miembros, donde un 65% de las cuales aportó información que indica que la mayoría de sus programas de doctorado habían ideado métodos tendientes evaluar si los estudiantes estaban adquiriendo lo que se denominan habilidades transferibles, es decir, aquéllas que no se consideran técnicas y que pueden emplearse en la realización de actividades diversas.

Este tema viene debatiéndose en Estados Unidos desde hace ya cierto tiempo. Mediante un trabajo articulado, el Consejo de Escuelas de Posgrado, la Fundación Carnegie para el Avance de la Educación y diversas sociedades están repensando los mecanismos tradicionales de evaluación de los sistemas de posgrado, que en gran medida se basan en las propuestas de los programas, en la calidad del cuerpo docente y en la producción intelectual de alumnos y profesores. Una de las propuestas consiste en la adquisición de habilidades que van más allá del dominio intelectual de los contenidos abordados; otra radica en garantizar la aplicación de exámenes capaces de evaluar si esas habilidades fueron desarrolladas por los alumnos durante el curso.

En Estados Unidos, así como en la mayoría de los países, los cursos de doctorado están orientados casi exclusivamente a la formación de futuros docentes e investigadores, centrándose en la investigación científica en detrimento de otros tipos de competencias, en general, bastante valoradas por el mercado de trabajo extraacadémico. Esta tendencia se ve más acentuada en los programas de posgrado en ciencia, tecnología, ingeniería y matemática, áreas a las que se conoce por la sigla Stem.

En el estudio Professional development: Shaping effective programs for Stem graduate students, que fue publicado en marzo de 2017 por el Consejo de Escuelas de Posgrado, tan sólo el 10% de los programas de aquél país enseñaban habilidades relacionadas con el análisis de datos, política científica, gobierno y administración de proyectos y presupuestos. Muchos estudiantes de posgrado se excusaron de participar en programas de desarrollo profesional porque percibían que sus profesores no valoraban la carrera no académica y también porque las agencias de fomento federales no promueven esa clase de capacitación profesional.

Sin embargo, en un estudio publicado en el mes de septiembre de 2017 por investigadores del Departamento de la Licenciatura en Educación de la Universidad de Carolina del Norte, Estados Unidos, casi 4 mil doctores, entre poco más de 8 mil que fueron entrevistados, reconocieron que comenzaron a desarrollar habilidades profesionales durante el posgrado, que más tarde pudieron hacer valer en sus empleos extraacadémicos. Entre las competencias destacadas se enumeran la capacidad para analizar y solucionar problemas complejos, de administración de proyectos y el pensamiento crítico. Ese mismo estudio también constató que el desarrollo de algunas habilidades muy ponderadas en el mercado de trabajo no académico tiende a ser ignorado durante el transcurso del doctorado, como es el caso de las capacidades de liderazgo, de trabajo en equipo y de gestión del tiempo.

La noción de que el éxito en el mercado laboral exige actualmente algo más que habilidades de laboratorio y montañas de artículos publicados poco a poco empieza a ser objeto de debate en Brasil. Un primer intento en ese sentido, según refiere el ingeniero en computación Renato Cerqueira, fue la creación de los cursos de maestría y doctorado profesionales. El objetivo de esos programas consisten ofrecer una propuesta curricular que articule la investigación científica con la práctica profesional allende a la academia, como una manera de calificar al individuo para el mercado laboral y ampliar la competitividad y la productividad de empresas y organizaciones públicas y privadas. “Con todo”, Cerqueira resalta que “esos cursos hasta ahora no presentaron una propuesta formal de desarrollo de habilidades volcadas al mercado laboral no académico”.

Cerqueira se desempeñó como docente de ingeniería de sistemas distribuidos en el Departamento de Informática de la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro (PUC-Río) hasta septiembre de 2011, cuando recibió una invitación para trabajar en el entonces recién creado Laboratorio de Investigaciones de IBM Brasil. Él explica que en la actualidad, ese tipo de capacitación amplia que involucra el desarrollo de habilidades transferibles en el posgrado surge más bien como una derivación en proyectos conjuntos entre universidad e industria. “La interacción de los alumnos de posgrado con investigadores y técnicos de empresas privadas en proyectos cooperativos puede llegar a convertirse en un mecanismo floreciente para la formación de los estudiantes, quienes tienen la posibilidad de hacer valer esa experiencia para desarrollar aquello que denominamos soft skills, es decir, competencias más subjetivas y de compleja evaluación, toda vez que están sujetas a la forma de relacionarse e interactuar con otras personas”.

Estudios recientes apuntan que las empresas valoran cada vez más a aquellos profesionales con posgrado y que están integrados al mercado y a la academia

En los últimos años, a medida que la competitividad de las empresas pasó a pautarse en forma creciente desde una perspectiva de innovación y de inversión en investigación y desarrollo (I&D), en algunas compañías arreció la búsqueda de profesionales más calificados y con vasta experiencia científica. Justamente por eso, los empleadores privados suelen justipreciar más a los profesionales con posgrado, según un estudio de la consultora Produtive, de São Paulo, que analizó la remuneración de los ejecutivos reubicados en el mercado por la empresa en las regiones sur y sudeste del país. El análisis apunta que las empresas necesitan profesionales integrados al mercado y a la academia. Otro punto destacado es que los profesionales con ese perfil están capacitados para generar fuentes de ingresos alternativos, más allá de las funciones tradicionales del cargo, posibilitándoseles invertir el tiempo disponible en la carrera, en la empresa, o bien conciliar el trabajo corporativo con la docencia académica, particularmente en universidades privadas.

En ese sentido, es importante que los estudiantes se empeñen en el desarrollo de habilidades que puedan tornarlos competitivos para los empleos fuera de la universidad. Simultáneamente, aquél que decide dedicarse a una carrera no científica no necesita olvidar todo lo que aprendió durante el posgrado. Las habilidades adquiridas al enfrascarse en proyectos académicos son valoradas por las empresas.

La profesora Tania Casado, docente de la Facultad de Economía, Administración y Contabilidad (FEA-USP) y directora del Departamento de Desarrollo de Carreras de esa casa de estudios, explica que “en la oficina procuramos orientar a los alumnos de las carreras de grado al respecto de cómo pueden utilizarse el conocimiento y las habilidades desarrolladas durante la carrera en las diversas áreas de actividad del mercado laboral, ya sea éste académico o no”.

La valoración de determinadas habilidades profesionales tiende a variar de acuerdo con cada área. Según Casado, es importante que los estudiantes traten de identificar las habilidades más valoradas en su área de actuación, tanto dentro como fuera del ambiente académico.

Este tipo de preocupación puede elevar la posibilidad de contratación por empresas y facilitarles la transición desde el ámbito académico hacia uno no académico, según un estudio elaborado por The Dow Chemical Company, empresa estadounidense de productos químicos, plásticos y agropecuarios. En estos casos, el individuo contratado puede concentrarse de inmediato en sus actividades, en tanto que la empresa no necesita preocuparse por entrenarlo para que adquiera las habilidades necesarias para el éxito en la compañía.

Una de las instituciones educativas y de investigación de Brasil que han comenzado a desarrollar algunas de esas ideas es el Instituto de Física de São Carlos (IFSC) de la USP.

De acuerdo con el físico Tito José Bonagamba, director del instituto, los docentes procuran mostrarles a los alumnos desde que ingresan a la carrera las posibilidades de desempeño que tendrían tanto en el ámbito académico como en el industrial, más allá de estimular la concepción de proyectos interdisciplinarios, promoviendo las nociones de emprendimiento e innovación dentro de las aulas. “Una porción significativa de los proyectos de investigación desarrollados por los alumnos de posgrado interactúan con la industria”, informa. El IFSC ofrece el Programa de Doctorado Académico Industrial, subvencionado por el Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq), que le permite al alumno desarrollar su investigación de interés industrial teniendo como director a un docente acreditado en el Programa de Posgrado en Física y como supervisor calificado a alguien que trabaje en la industria.

La institución también ha invertido en un sistema de tutorías en las carreras de grado. Durante los dos primeros años, los alumnos pueden decidir si van a optar por la carrera académica o si desean salir al mercado laboral no académico, pudiendo discutir con un docente orientador las disciplinas adicionales más adecuadas para su formación complementaria. “Queremos garantizarles un abanico más amplio de oportunidades de empleo a nuestros alumnos”, explica Bonagamba. “Ellos deben adquirir habilidades que van más allá de lo que aprenden en el aula si quisieran ser competitivos en el mercado laboral. Cuanto antes comiencen a preparase, mejor”, concluye.

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