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Epidemiología

En un mes murieron casi 60.000 personas por covid-19 en China

Tras semanas de falta de información, el gigante asiático presentó en enero datos más plausibles sobre el total de fallecidos a causa del brote actual de la enfermedad

Empleados de una funeraria en Shanghái conversaban el 4 de enero junto a hileras de cadáveres (las bolsas amarillas)

Reuters Staff / Reuters / Fotoarena

A poco más de una semana de celebrar el comienzo de un nuevo año, 4721 según el calendario lunar, las autoridades sanitarias chinas finalmente revelaron al mundo información aparentemente más realista y confiable sobre los decesos en el país a raíz del último brote de covid-19, posiblemente el primero a escala nacional. Desde el 8 de diciembre de 2022 hasta el 12 de enero de este año, 59.938 personas habrían fallecido como consecuencia directa o indirecta de la infección por el nuevo coronavirus. La mayoría (el 56,5 %), ancianos de más de 80 años. La cifra registrada en tan solo cinco semanas es alrededor de once veces mayor que el total reportado por el gigante asiático durante los tres años anteriores de pandemia. Desde noviembre de 2019, cuando el virus Sars-CoV-2 hizo su aparición en la ciudad de Wuhan, hasta el mes de diciembre pasado, China había contabilizado oficialmente tan solo 5.241 muertes por la infección entre sus 1.400 millones de habitantes, uno de los índices de mortalidad más bajos del mundo. En el mismo período, Estados Unidos, el país más afectado por la enfermedad, registró 1.100.000 muertos.

Los nuevos registros entre la población china fueron dados a conocer en una conferencia de prensa el 14 de enero, después de semanas de cuestionamientos de las autoridades internacionales. Unos días antes, la Organización Mundial de la Salud (OMS) había vuelto a quejarse de la falta de transparencia del país asiático en lo que concierne al brote actual, denunciando un subregistro de las muertes en China. Hasta la víspera del anuncio, el gobierno chino aseguraba que solo 37 personas habían muerto por covid-19 desde principios de diciembre.

Al informar a la prensa sobre los datos más recientes, Jiao Yahui, directora de la Oficina de Administración Médica de la Comisión Nacional de Salud, especificó que 5.503 decesos se debieron a insuficiencia respiratoria a causa del virus y los otros 54.435 casos, a causas subyacentes a la infección. También dijo que el pico de internaciones había pasado y que la cantidad de personas hospitalizadas seguía disminuyendo.

China ha ocultado al mundo el avance del covid en su territorio desde que las autoridades del país, en los primeros días de diciembre, decidieron relajar la estricta política de control de la infección vigente durante los últimos tres años. La estrategia adoptada desde el comienzo de la pandemia, en 2019, apodada Covid Cero, consistía en la realización de test masivos y en la imposición de restricciones a los viajes, cuarentenas prolongadas para los infectados e incluso el confinamiento o lockdown de ciudades enteras durante semanas. “Esta estrategia fue buena al principio, pero la forma en que terminó fue inconsecuente”, comenta la infectóloga Raquel Stucchi, de la Universidad de Campinas (Unicamp), quien sigue el desarrollo del brote actual en China.

Según los datos oficiales, el país registró, al cabo de tres años de pandemia, 397.000 casos de la enfermedad y 5.241 muertos, en tanto en Brasil, en el mismo período, hubo 36.600.000 casos y 695.000 muertos. Las medidas estrictas adoptadas durante un período tan largo acabaron causando perjuicios en varios sectores de la economía y cansancio en la población, que en el mes de noviembre, cuando comenzaba el brote actual, ganó las calles en varias ciudades para exigir la flexibilización de las normas.

Las proyecciones prevén entre 300.000 y 500.000 muertos en China hasta principios de abril

Ante las protestas, el gobierno modificó abruptamente su política de control de la enfermedad. Disminuyeron los testeos, se eliminaron las cuarentenas y cesaron los confinamientos. Un cambio en la definición de las muertes por covid-19 aportó en la distorsión de los datos. Después de haber puesto fin a la política de Covid Cero, China adoptó un criterio muy restrictivo, que se tradujo en una disminución de las cifras. Se pasó a clasificar como muertes debido a covid-19 solamente a los decesos por neumonía o insuficiencia respiratoria causadas por el nuevo coronavirus. Las personas que sufrieron un infarto fulminante u otra afección fatal como consecuencia de los daños sistémicos causados por el virus, por ejemplo, no se computan como tales.

Las evidencias de que las cifras oficiales no se ajustaban a la realidad aumentaron a lo largo de diciembre a medida que las imágenes de hospitales abarrotados, de cadáveres amontonados en las morgues y de las colas en los crematorios circularon por el mundo a través de las redes sociales o ilustrando noticias en la prensa. Un artículo publicado el 3 de enero en la revista Science informaba que, mientras el Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de China había confirmado algo más de 35.000 casos en la última semana de diciembre, notas filtradas de una reunión interna de ese organismo indicaban que casi 250 millones de chinos (el 18 % de la población) habrían sido infectados por el nuevo coronavirus en los primeros 20 días del mes. En una conferencia de prensa concedida a finales de diciembre, un funcionario de Zhejiang, una provincia con 65 millones de habitantes situada en la costa este de China, informó que el número de casos diarios estimados en la región superaban el millón, según publicó el periódico The New York Times, en su edición del 25 de diciembre. Otras ciudades contabilizaban cientos de miles de casos por día.

Las proyecciones elaboradas por el Instituto de Mediciones y Evaluación de la Salud (IHME), de la Universidad de Washington (EE. UU), anticipaban que habría entre 300.000 y 500.000 muertos en China hasta principios de abril, dependiendo de las medidas que adoptara el gobierno, informó Ali Mokdad, epidemiólogo del IHME, en una entrevista concedida a finales de diciembre al sitio web Think Global Health. Según las estimaciones, el total de fallecidos sería mayor a 1.200.000 hacia el final del año.

“El gobierno chino podría haber programado una transición más suave para poner punto final al Covid Cero, estructurando mejor las unidades sanitarias para atender a la población y promoviendo campañas de vacunación inicial y de refuerzo, incluso con vacunas más eficientes proporcionadas por otros países”, dice Stucchi, de la Unicamp. “Esta estrategia habría permitido que, poco a poco, la gente pudiera ser liberada para exponerse al virus, corriendo un riesgo menor de enfermarse”.

En una entrevista concedida a finales de diciembre, el director del Instituto Nacional de Control y Prevención de Enfermedades Virales de China, Xu Wenbo, declaró que en los tres meses previos habían sido detectados alrededor de 130 linajes diferentes de la variante ómicron del nuevo coronavirus, muchos de ellos de baja incidencia, como el XBB, más transmisible. Los dominantes eran los linajes BA.5.2 y BF.7. Uno de los temores de Occidente es que al haber circulado el virus en una población tan grande puedan surgir nuevas variantes de alta capacidad de transmisión y características desconocidas.

“Al relajarse por completo las medidas de control, y ello sumado al desplazamiento de la gente desde las grandes metrópolis hacia el interior del país, en el marco de las celebraciones del Año Nuevo chino, existe el riesgo de que las variantes que hayan circulado en forma restricta se propaguen”, advierte el microbiólogo José Eduardo Levi, investigador del Instituto de Medicina Tropical de la Universidad de São Paulo (USP) y superintendente de investigación y desarrollo de la red privada de medicina diagnóstica Dasa. Las fiestas de Año Nuevo, durante las cuales viajan millones de personas, comenzaron el 22 de enero.

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