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Carta de la editora | 312

Entender y superar los obstáculos

Los conocimientos que son fruto de las actividades científicas pueden mejorar de manera efectiva la calidad de vida de los individuos y los grupos sociales, pero su adopción no siempre es automática o rápida. Hay muchos obstáculos, tales como el desconocimiento, el hábito, la falta de capacitación, la ausencia de reglas y las resistencias culturales.

No se trata en tal sentido de nuevos artefactos o medicamentos, sino principalmente de procedimientos, de la manera de hacerlo. Pueden ser las prácticas implementadas en determinada institución o los protocolos para la atención de millones de personas, tales como, por ejemplo, los pacientes crónicos con ciertas enfermedades. Aunque el problema del desfasaje en la aplicación no se restringe al campo de la salud, en su caso adquiere urgencia.

Con el objetivo de acelerar el tiempo transcurrido desde que a un conocimiento se lo considera lo suficientemente sólido, basado en evidencias, y su adopción efectiva –un período que según las estimaciones demanda, en promedio, 17 años–, ha surgido un área de estudios: la ciencia de la implementación. Esta busca facilitar la difusión de las prácticas basadas en evidencias al analizar los obstáculos que impiden su utilización y poner a prueba distintos modos de intervención para superarlos. El reportaje de portada de esta edición introduce en este nuevo campo, explica cómo se lleva a cabo un estudio de implementación y presenta casos exitosos.

El año comenzó con un aumento pronunciado de los casos de covid-19 en todo el mundo, con Brasil nuevamente entre los primeros países en cuanto a la cifra de contagios diarios. Aún es poco lo que se sabe sobre la variante ómicron, que pocas semanas después de haber sido identificada en África se transformó en la cepa dominante, pero se ha comprobado que su impacto ha sido más fuerte en los grupos no inmunizados, como en el caso de los niños. Un estudio comparativo sobre los diferentes grados de protección que confieren las mascarillas es objeto de otro artículo en la cobertura de la pandemia , que el mes que viene cumplirá dos largos años.

Escasamente mencionado cuando se habla de los gases de efecto invernadero, el metano es el segundo de ellos en cuanto al impacto ambiental, solo detrás del dióxido de carbono. En todo el mundo, el origen del 62 % de este gas se les atribuye a las actividades humanas, como la cría de ganado: los rumiantes expelen grandes cantidades durante su proceso digestivo. El llamado gas de los pantanos también se produce de manera natural, debido a la descomposición del material orgánico en las regiones inundadas, y el bioma amazónico es responsable del 8 % del total mundial. En la Amazonia, las tres cuartas partes del metano tienen origen en esos procesos naturales, pero una cuarta parte ya se le atribuye a la intervención humana, debido al avance de la explotación agropecuaria sobre áreas originalmente cubiertas por selva. Una investigación realizada por el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe) de Brasil muestra que la producción de metano en esa región se mantuvo estable entre 2000 y 2018.

Para finalizar, va un tramo de la entrevista con Maria Victoria Benevides en donde la socióloga habla de la sociedad brasileña: “Las primeras consecuencias del racismo arraigado son la violencia y la desvalorización del trabajo. Existe una distancia enorme entre el trabajo manual y el trabajo intelectual. Aun cuando el trabajo intelectual sea solamente burocrático y mal pago, sigue considerándoselo de mayor valor que el que realizan eximios albañiles, carpinteros y electricistas, o incluso que el trabajo doméstico. Las posturas de esta índole llegan incluso a dificultar la comprensión de qué son la democracia y los derechos humanos en Brasil”.

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