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Buenas prácticas

¿Es posible extraer el bien del mal?

RômoloEl Atlas de anatomía humana topográfica y aplicada, obra del austríaco Eduard Pernkopf (1888-1955) en colaboración con cuatro ilustradores vieneses, fue publicado entre 1937 y 1941 y, en los años siguientes, más de 800 de sus dibujos sobre el cuerpo humano se han convertido en referencias para anatomistas y cirujanos de todo el mundo, debido a la precisión y riqueza de los detalles. En la década de 1990, la publicación cayó en desmérito debido a que se comprobó que los ilustradores utilizaron cadáveres de víctimas de la resistencia al nazismo en Austria como modelos. La simpatía de Pernkopf por el régimen de Hitler ya era conocida, tan es así que fue rector de la Universidad de Viena durante la Segunda Guerra Mundial.

La calidad y la utilidad del trabajo siguen generando dilemas éticos, como el que involucró a la cirujana Susan Mackinnon, investigadora de la Universidad de Washington en Saint Louis, Missouri. En un artículo publicado en la revista Surgery, informó el caso de una paciente de 50 años que, después de varias cirugías de rodilla, sufrió una lesión en un nervio que le causó un dolor insoportable y llegó a pensar en amputarle la pierna para extinguirle el dolor. Como no conseguía encontrar el nervio, le pidió a su colega Andrew Yee que le tomara una fotografía a una de las ilustraciones del Atlas de Pernkopf, que tenía desde 1982, y que se la enviase por correo electrónico. De este modo, detectó la ubicación exacta y completó con éxito la operación.

Pero después se cuestionó si lo que había hecho estaba correcto. MacKinnon y Yee decidieron consultar a historiadores, especialistas en bioética y abogados, para recabar diferentes puntos de vista. El resultado, expuesto en Surgery, fue que Mackinnon hizo bien al recurrir a las ilustraciones. El médico Michael Grodin, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Boston, Estados Unidos, estudioso de la medicina nazi, consideró positivamente que los dibujos de Pernkopf combinan notables cualidades artísticas y científicas, al contrario del conocimiento generado por los crueles experimentos de los médicos de Hitler, que en general, se reveló siendo fútil e inútil.

Para Grodin, según le explicó al servicio de noticias en salud y negocios Stat, el dilema de la médica remite a una antigua cuestión: “¿Es posible extraer el bien del mal?”.  Pero ni siquiera el judaísmo, dijo Grodin, vería un impedimento en el uso de las imágenes. “La mayoría de los rabinos no sólo permitiría su uso, sino que lo declararía obligatorio”, afirmó refiriéndose al potencial de los dibujos para ayudar a salvar vidas y aliviar sufrimientos. El rabino y especialista en bioética Joseph Polak, de la Universidad de Boston, estuvo de acuerdo con Grodik, pero subrayó que los médicos y educadores deben recordar los orígenes cuando recurren a esas ilustraciones. “Cada vez que alguien usa una de estas imágenes, tiene que decir de dónde provienen”, dijo Polak, sobreviviente de un campo de concentración.

 

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