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Historia 

Esclavo y abolicionista

Luego de que su padre lo vendiera, Luiz Gama transformó su drama personal en lucha por la Abolición y por la República

Luiz Gama

Militão Augusto de AzevedoLuiz GamaMilitão Augusto de Azevedo

Luiz Gama fue un personaje tan extraordinario como complejo, empezando por sus calificativos: abolicionista, republicano, poeta, abogado, periodista y masón. Formó parte de una generación que preparó el derrocamiento del Segundo Imperio de Brasil, en el siglo XIX. Con la pluma y la oratoria, se metió de lleno en la lucha y en los conflictos de la época: las relaciones entre la Iglesia y el Estado, la Monarquía y la República, la raza y la nación. Tomaba partido por las causas libertarias, y había un sentido personal en esa elección: Gama fue un esclavo que había sido vendido por su padre cuando era niño. Ya casi adulto, logró conquistar su libertad. Autodidacta, extrajo de su dramática y épica historia de vida la fuerza y la obstinación para libertar a más de 500 esclavos.

Esta figura da nombre a espacios públicos por todo el país, sobre todo en São Paulo, donde fue más importante su actuación, pero todavía es poco conocido. Conocerlo, estudiarlo e iluminarlo ha sido una tarea de investigadores como Ligia Fonseca Ferreira, docente de la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp). Autora de una tesis doctoral sobre la vida y la obra del ex esclavo, defendida en la Universidad de París III – Sorbona Nueva, Fonseca Ferreira es negra y asume la responsabilidad de estudiar a una personalidad con quien establece relaciones más complejas que la de un investigador neutro ante su objeto. “En ciertas oportunidades se minimiza, cuando no queda en la invisibilidad el trabajo de los investigadores negros al respecto de figuras históricas negras que afirmaron esta condición”, afirma.

El aporte de Fonseca Ferreira a la comprensión de Luiz Gama es singular. Organizó la reedición crítica de Primeiras trovas burlescas & otros poemas de Luiz Gama (Martins Fontes, 2000) y Com a palavra, Luiz Gama. Poemas, artigos, cartas, máximas (Prensa Oficial del Estado de São Paulo, 2011). Graduada en letras con énfasis en el área de lengua y literatura francesa, Fonseca Ferreira tomó conocimiento de la existencia del abolicionista cuando realizaba una investigación en la Sorbona sobre la literatura negra en Brasil entre 1987 y 1988. Gama era nada menos que el pionero. Con todo, frente a la fragmentada documentación sobre el poeta, y ya con la mira puesta en un doctorado, la solución consistió en  recorrer bibliotecas, centros de estudios e incluso librerías de viejos. Y lo que encontró no fue precisamente poco.

En el periódico Cabrião, Luiz Gama empuña la bandera de los liberales disidentes que no aceptan la República sin el fin de la esclavitud

Cabrião En el periódico Cabrião, Luiz Gama empuña la bandera de los liberales disidentes que no aceptan la República sin el fin de la esclavitudCabrião

Primeras trovas burlescas de Getulino salió publicado en 1859 en São Paulo, a aquella altura una provincia de pocos lectores, escasos escritores y lo propio en cuanto a tipografías y librerías. El libro contenía 22 poemas de su autoría y tres del político y profesor de derecho José Bonifácio, el Mozo. La elección del seudónimo “Getulino”, derivado de “Getulia”, un territorio del norte de África, ya indicaba la postura de un autor de origen africano, dentro del restringido círculo de letrados, privilegio de blancos. Dos años más tarde, reedita la obra en Río, en la misma imprenta de donde salían las novelas de José de Alencar. En la segunda edición, “corregida y aumentada”, publicó 39 poemas, de los cuales 20 eran inéditos.

En el Brasil esclavista, escribir y ser leído eran dos formas de mantenerse cerca del poder. Intente el lector ponerse en el lugar de un ex esclavo, a comienzos de los años 1860. Imagínese entonces usar sus escritos para satirizar a los políticos y las costumbres, parodiar a las instituciones arcaicas, criticar a los “doctores” y echar luz sobre temas tales como la corrupción, el prejuicio racial, el blanqueamiento de los mulatos que renegaban las raíces y el anticlericalismo. Según la investigadora, Luiz Gama lo hizo con esa obra. Al publicar en 2000 una versión compilada con la producción poética completa del abolicionista, Fonseca Ferreira abrió un fructífero campo de estudios.

Luiz Gama nació el 21 de junio de 1830 en Salvador de Bahía, hijo de una africana libre, la “altiva” Luiza Mahin, y de un hidalgo de origen portugués y miembro de una importante familia bahiana. El abolicionista nunca reveló el nombre de su padre, quien lo vendió como esclavo. Fue entregado al negociante y contrabandista Antônio Pereira Cardoso, quien, al no conseguir revenderlo, terminó quedándose con el niño de 10 años. Gama aprendió a ser sirviente, zapatero, a lavar y a planchar y a coser. Siete años más tarde, convivió con el estudiante Antônio Rodrigues do Prado Junior, quien le enseñó las primeras letras. En 1848, “luego de haber obtenido en forma astuta y secretamente pruebas incuestionables de su libertad”, según su propio relato, huye de la casa de Cardoso.

Tan sólo dos años antes de su muerte, el 25 de julio de 1880, Luiz Gama envía una carta a Lúcio de Mendonça, uno de los fundadores de la Academia Brasileña de Letras, en la cual revelaba hechos inéditos de su biografía. Fonseca Ferreira encontró ese documento en la Biblioteca Nacional, en Río de Janeiro. “Es uno de los pocos relatos de la vida de un ex esclavo en Brasil. En la historia de los negros y de las letras brasileñas, no existen equivalentes de memorias de esclavos, tan frecuentes en Estados Unidos”, dice. Ese texto es fundamental para comprender de qué modo Gama se convirtió en una voz influente en el movimiento abolicionista y también en el movimiento republicano.

En el destacado, un anuncio en que Luiz Gama ofrece su mano de obra

Correio Paulistano En el destacado, un anuncio en que Luiz Gama ofrece su mano de obraCorreio Paulistano

A ese documento se le suma una carta anterior, del 26 de noviembre de 1870, también existente en la Biblioteca Nacional y publicada por Fonseca Ferreira en el libro Com a palavra, Luiz Gama. Poemas, artigos, cartas, máximas, una obra que contiene una selección con más de 40 textos de Gama, varios de ellos inéditos, y también alrededor de 30 ilustraciones, además de seis ensayos de la autora. El destinatario de la carta era José Carlos Rodrigues, fundador de O Novo Mundo, el primer periódico en portugués publicado en Estados Unidos. El abolicionista se refiere al movimiento republicano en Brasil y a la logia masónica América, fundada por él junto a un grupo de liberales que contaba entre sus miembros notables con Rui Barbosa y Joaquim Nabuco. “Te aseguro que el partido republicano, merced a la divina inepcia del señor don Pedro II, se organiza seriamente en todo el imperio”, escribió. Con todo, de acuerdo con Fonseca Ferreira, Gama sostenía que la instauración de una República debería llegar junto con la Abolición. La convicción era tamaña que abandonó la Convención de Itu (1873), al encontrarse con caficultores contrarios a la emancipación de los esclavos en la fundación del Partido Republicano Paulista.

En aquel momento, Luiz Gama ya era una personalidad. En 1864 había fundado, junto con el caricaturista italiano Angelo Agostini, el Diabo Coxo, el primer periódico humorístico ilustrado de la capital paulista. Dos años después colaboró en el semanario Cabrião, también con Agostini y Américo de Campos. En polémicos artículos, criticaba con vehemencia el régimen esclavista y sufría por ello persecuciones políticas. Su ira se desataba contra el uso abusivo del Poder Moderador y contra el propio imperador don Pedro II, cuya imagen había quedado debilitada en la Guerra del Paraguay (1864-1870).

En 1869, Luiz Gama obtuvo la autorización para ejercer la profesión de abogado en primera instancia, el mismo año en que funda el Club Radical Paulistano junto a otros miembros de la Logia América. Con sólidos argumentos, Gama revela la fragilidad del sistema judicial. De acuerdo con la investigadora, además de las críticas, trató de innovar en el plano jurídico, como cuando desempolvó la Ley del 7 de noviembre de 1831, que extinguió el tráfico negrero, para conseguir libertar a africanos comercializados después de esa fecha. En un juicio de 1869, entró en choque con uno de los principales jueces de la capital, Rego Freitas, a quien le exigió que “respetase el derecho y cumpliese su deber, para el cual que se le paga con el sudor de la nación”. El discurso de Gama sigue siendo actualísimo.

Fue también propietario y redactor del semanario político y satírico O Polichinelo (1876). La prensa y la masonería fueron fundamentales para el activismo de Gama, porque le franquearon espacio para defender los ideales republicanos, y lo apoyaron en la liberación de los esclavos. En el siglo XIX había otros negros abolicionistas, como los periodistas Ferreira de Menezes y José do Patrocínio, o el ingeniero André Rebouças, pero ninguno de ellos vivió el drama de la esclavitud. Se puede comparar al brasileño sólo con abolicionistas estadounidenses como los activistas Frederick Douglass, autor de The life of an american slave (1845), o Booker T. Washington, autor de Up from slavery (1901).

Gama manifestaba admiración por Estados Unidos, que era para él “el faro de la democracia universal”. Un modelo ejemplar, una república federativa, de ciudadanos libres e iguales, y anclada en los ideales iluministas de la libertad, la igualdad y la fraternidad. Le molestaba al abolicionista el hecho de que Brasil se mantenía como única monarquía de América y la última nación esclavista de Occidente. La investigadora no deja de cuestionar, en el artículo intitulado “Representaciones de América en los escritos de Luiz Gama”, que saldrá publicado en la Revista de Estudos Afroasiáticos, la ausencia de alusiones por parte de Gama a los conflictos raciales y a la segregación de los negros en los Estados Unidos post esclavistas.

Fonseca Ferreira llama atención hacia el hecho de que nunca haya mencionado a Joaquim Nabuco en sus escritos, y la recíproca es casi verdadera. Eso sería producto del hecho de que el también líder en la lucha antiesclavista era hijo de Nabuco de Araújo, ex presidente de la provincia de São Paulo y denunciado por Gama por su connivencia con la esclavización ilegal de africanos. Gama, probablemente cansado de esperar la liberación de los africanos, defendía la incitación a un movimiento popular, ya que para él, si la insurrección era un “crimen”, la “resistencia” se figuraba como una “virtud cívica”. En tanto, Joaquim Nabuco estaba convencido de que la Abolición debía hacerse por la vía parlamentaria.

Luiz Gama murió en 1882, antes de testimoniar la liberación de los esclavos y el fin del Imperio. Para la investigadora, se ahorró de ver nacer la República como producto de un golpe militar, y de constatar que los ideales de igualdad entre los hombres no se aplicaron, y que la campaña pro inmigración tenía entre sus propósitos blanquear Brasil, para eliminar los rasgos de la estigmatizada y molesta presencia africana en el país.

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