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CINE

Festivales procuran divulgar contenidos científicos por medios audiovisuales

Una mayor cantidad de eventos de este género en Brasil incentivaría la producción de películas, sostiene la investigadora paulista Jane de Almeida

Fotogramas del filme A influência do álcool nas atividades psicomotoras envolvidas no ato de dirigir veículos (1978), de Arlindo Machado

FeFiCi83 / Difusión

En la década de 1970, el teórico y curador de arte Arlindo Machado (1949-2020), uno de los pioneros en el campo de los medios y las artes digitales en Brasil, tomó parte en unos estudios que desarrollaba el Departamento de Psicobiología de la Escuela Paulista de Medicina (EPM), una de las unidades de la actual Universidad Federal de São Paulo (Unifesp). Mientras que los miembros del laboratorio dirigido por el médico Sérgio Tufik estaban atareados investigando los efectos del alcohol al volante o el impacto de la privación del sueño en ratones, Machado buscaba soluciones para registrar con su cámara a los objetos de su investigación sin interferir en los experimentos. Así surgieron las películas A influência do álcool nas atividades psicomotoras envolvidas no ato de dirigir veículos (1978) [La influencia del alcohol en las actividades psicomotoras implicadas en el acto de conducir vehículos] y Sistemas dopaminérgicos cerebrais (1979) [Sistemas dopaminérgicos cerebrales].

Para filmar esta última, por ejemplo, Machado utilizó lentes de aumento especiales y fabricó cajas con una de sus paredes vidriada. “Por mi parte, daba mis impresiones sobre cómo adaptar los dispositivos de investigación para una mejor visualización en términos de iluminación, encuadre, acercamiento, captación de los sonidos naturales, etc., pero de manera tal que eso no interfiriera en la conducta de las ratas, haciéndonos lo más invisibles posible para ellas”, escribió Machado, quien fue docente de la Escuela de Comunicación y Artes de la Universidad de São Paulo (ECA-USP) y de la Pontificia Universidad Católica de São Paulo (PUC-SP), en el artículo “El cine científico”, publicado en 2014.

Esas dos producciones de Machado fueron exhibidas en la cuarta edición del Festival de Filmes Científicos (FeFiCi), que se llevó a cabo a finales de 2022 en el Centro Cultural Banco do Brasil, en São Paulo, con el apoyo de la FAPESP. La digitalización del material estuvo a cargo de Jane de Almeida, docente de la carrera de comunicación y multimedios de la PUC-SP, quien encontró los cortometrajes durante su investigación para escribir un artículo sobre el cine científico de Machado, publicado en 2022. “Son obras poco conocidas del realizador”, dice De Almeida. “Él se apasionó por el cine científico y produjo reflexiones sobre el tema”.

Science New Wave Festival | International Uranium Film Festival / Design N. SuchanekDe izquierda a derecha, afiches promocionales del Imagine Science Film Festival, de 2023, y de la 13ª edición del International Uranium Film Festival, prevista para 2024Science New Wave Festival | International Uranium Film Festival / Design N. Suchanek

La profesora De Almeida es una de los criadores del FeFiCi, junto con el periodista Alfredo Suppia, docente del Instituto de Artes de la Universidad de Campinas (IA-Unicamp), y el psicólogo y comunicador Cícero Silva, docente de la carrera de tecnología de diseño educativo de la Unifesp. El trío está al frente del Laboratorio de Imagen Científica (LIC), con sede en la Unicamp. En sus cuatro ediciones, el festival creado en 2019 ha mostrado producciones audiovisuales brasileñas realizadas por los miembros del LIC-Unicamp y estudiantes de la carrera. Los documentales abarcan distintos campos de la ciencia, tales como medicina y física, pero el evento también brinda espacio a obras de la ciencia ficción y de animación.

En general, la programación discurre entre filmes de divulgación científica y películas científicas. “Arlindo Machado proponía una distinción entre estas dos categorías”, informa el historiador Rafael Zanatto, quien concluyó en julio una pasantía posdoctoral en el Programa de Posgrado en Medios y Procesos Audiovisuales de la ECA-USP, con una beca de la FAPESP. Entre otros temas, Zanatto investigó el Festival de Cine Científico y Educativo realizado en 1954 en la ciudad de São Paulo (léase en el recuadro). “Para Machado, el cine de divulgación científica tiene fines didácticos y trabaja con conocimientos ya debatidos y aceptados en el ambiente científico, y apunta a la formación de nuevas generaciones de investigadores”. El cine científico, en cambio, sería aquel que se realiza en el seno de grupos de investigación que, por lo general, están estudiando temas para los que aún no hay respuesta. En este caso, como escribe Machado, “generalmente el propio cineasta es también un científico, y en caso de no serlo, sabe cómo integrarse con su saber específico en los objetivos perseguidos por el grupo”.

Una de las películas científicas exhibidas por el FeFiCi es Olhos a mil fotogramas (2022) [Los ojos en mil fotogramas], dirigido por Almeida y Silva, del LIC-Unicamp. Es un cortometraje que registra una cirugía refractiva realizada con láser para corregir problemas oftalmológicos como la miopía, el astigmatismo y la hipermetropía. La filmación fue hecha con una cámara de alta definición y contó con el acompañamiento del equipo del oftalmólogo Paulo Schor, de la Unifesp. “En el cine científico se da una colaboración entre el cineasta y el científico: diseñan el proceso de filmación en forma conjunta basándose en sus experiencias particulares”, explica Suppia, del LIC-Unicamp. “El cineasta sugiere, por ejemplo, el dispositivo más adecuado para captar una imagen determinada”.

Según De Almeida, la inspiración para crear el FeFiCi surgió a partir de iniciativas internacionales como el Pariscience International Film Festival, creado en Francia en 2005, y el Imagine Science Film Festival, en 2008, en la ciudad de Nueva York (EE. UU.). En cuanto a este último, en la edición de 2023, realizada en octubre, compitieron 64 producciones de países tales como Dinamarca, Canadá y Filipinas. En el caso de Brasil, el país estuvo representado por dos documentales, ambos de 2023. Uno de ellos es Holding up the sky, un filme etnográfico de Pieter Van Eecke, un director belga radicado en Sudamérica, protagonizado por Davi Kopenawa, líder del pueblo Yanomami. El otro largometraje, intitulado Rejeito [Desechos], dirigido por el brasileño Pedro de Filippis, denuncia los daños al medio ambiente causados por el colapso de represas de relaves en Minas Gerais.

Parceiros da Floresta / Divulgación Escena del documental Parceiros da floresta [Aliados de la selva], de Fred Rahal Mauro, exhibido en 2023 en el Science Film FestivalParceiros da Floresta / Divulgación

Con su quinta edición prevista para mayo de 2024, el FeFiCi es uno de los pocos festivales del género activos en el país. “Su existencia es importante para visibilizar este tipo de películas y, así, estimular la producción de estos contenidos en Brasil”, argumenta De Almeida. En la misma sintonía, la socióloga carioca Márcia Gomes de Oliveira promueve desde 2011 el International Uranium Film Festival (Iuff), en colaboración con Norbert Suchanek, un periodista, documentalista e ingeniero químico alemán que vive en Brasil. El festival reúne documentales y obras de ficción con una temática específica, tal como lo indica el título del evento. “Nuestro objetivo es debatir sobre la energía nuclear y sus riesgos”, dice Oliveira, docente de la Fundación de Apoyo a la Escuela Técnica del Estado de Río de Janeiro (Faetec). “Cada año, recibimos muchas producciones fílmicas de Europa, Asia, Oceanía y América del Norte, pero aún son pocas las de Brasil y el resto de América Latina”.

En la 12ª edición del Iuff, realizada en mayo de 2023 en la Cinemateca del Museo de Arte Moderno (MAM) de Río de Janeiro, se presentaron 17 producciones audiovisuales independientes, entre ellas el documental Downwind (EE. UU., 2023), con testimonios de activistas y residentes de una zona de pruebas nucleares en el estado de Nevada (EE. UU.). Tan solo dos producciones tenían algún vínculo con Brasil. Una de ellas es Devil’s work (2015), una ficción basada en hechos reales dirigida por el cineasta carioca Miguel Silveira, radicado en Estados Unidos. La historia gira en torno a un adolescente cuyo padre, un soldado del ejército estadounidense, muere tras contaminarse con uranio empobrecido en la Guerra del Golfo (1990-1991). La otra, intitulada Segurança nuclear (2019) [Seguridad nuclear], es un documental breve de Suchanek que trata sobre el peligro de los residuos radiactivos con base en episodios como el del accidente con cesio-137, ocurrido en Goiânia (Goiás) en la década de 1980.

La primera edición del festival, en 2011, se llevó a cabo en Río de Janeiro. Desde entonces, la sede del evento se ha desplazado a lugares tales como Alemania, Jordania, Estados Unidos, Canadá y Portugal. Durante la pandemia de covid-19, entre 2020 y 2022, se realizaron versiones online. Según los organizadores, las películas son producidas por cineastas legos o con alguna formación científica y, eventualmente, por científicos. Una comisión integrada por investigadores, como el radiobiólogo Alphonse Kelecom, del Departamento de Biología General de la Universidad Federal Fluminense (UFF), evalúa el contenido de todas las obras inscriptas.

Otro ejemplo de un festival centrado en la divulgación de contenido científico es el Science Film Festival (SFF). El evento se estrenó en 2005 en Bangkok (Tailandia), merced a una iniciativa del Instituto Goethe local, y se ha extendido a otros países de Asia, África y América Latina. En Brasil, se realiza desde 2019, en colaboración con Midiativa, una organización no gubernamental (ONG) con sede en São Paulo. La quinta edición brasileña se centró en la sostenibilidad y, entre octubre y diciembre de 2023, se exhibieron 48 producciones audiovisuales, entre películas y programas de televisión, procedentes de 21 países. Además del acceso a los contenidos online, hubo eventos presenciales y exhibiciones en la capital paulista. “En nuestros procesos de selección buscamos incluir producciones entretenidas e inspiradoras, con la intención de despertar la curiosidad de niños y adolescentes, que son el público al que apuntamos, como así también a docentes de la educación básica”, comenta Thaísa Oliveira, coordinadora general del SFF en Brasil. Para Beth Carmona, directora de Midiativa, el lenguaje audiovisual tiene mucho para darle a la ciencia. “Pero necesitamos incentivos públicos y privados para que esto pueda llevarse a cabo”, concluye.

Un festival científico y educativo organizado en Brasil en los años 1950
El evento exhibió películas de 17 países y suscitó debates sobre este tipo de producciones

Cheval MarinImágenes de la película El hipocampo (1934), del francés Jean PainlevéCheval Marin

 Los primeros festivales con producciones fílmicas orientadas a la divulgación de la ciencia surgieron en Europa, a finales de la primera mitad del siglo XX, dice el historiador Rafael Zanatto. Uno de los referentes en este campo, señala, fue el francés Jean Painlevé (1902-1989), quien entre las décadas de 1940 y 1950 presidió la Asociación Internacional de Cine Científico (AICC), fundada en 1947 en Francia, y con sede en Bruselas (Bélgica). Con formación en matemática, medicina y ciencias naturales, Painlevé también se dedicó a registrar imágenes en movimiento de la vida animal que dieron lugar a películas como El hipocampo (1934). Para que la cámara se dañara durante el rodaje, el fotógrafo y cineasta diseñó una caja a prueba de agua para resguardar el equipo.

En 1954, Painlevé estuvo en Brasil en Festival de Cine Científico y Educativo, organizado del 15 al 25 de febrero en el Museo de Arte Moderno (MAM) de São Paulo. Con el apoyo de la AICC, la muestra estuvo coordinada por el cardiólogo Pedro Gouveia Filho, presidente del Instituto Nacional de Cine Educativo, el Ince (lea en Pesquisa FAPESP, edición nº 271), y por el periodista y fotógrafo Benedito Junqueira Duarte (1910-1995), quien rodó más de 500 películas del área médica a partir de los años 1940 y se convirtió en un referente del cine científico brasileño (lea en Pesquisa FAPESP, edición nº 288). El evento formó parte del Primer Festival Internacional de Cine de Brasil, que se llevó a cabo en el marco de las celebraciones por el IV Centenario de São Paulo.

Según el historiador, quien durante su pasantía posdoctoral en la ECA-USP escribió un artículo sobre el Festival de Cine Científico y Educativo, la programación incluyó documentales científicos y de divulgación científica brasileños y extranjeros. Formaron parte de la selección títulos como Miocárdio em cultura (1942) [El miocardio en la cultura], dirigido por el cineasta Humberto Mauro (1897-1983), con la colaboración del bioquímico Carlos Chagas Filho (1910-2000), de la Universidad de Brasil, la actual Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ). “Al reunir películas de 17 países, el festival le mostró al público brasileño lo que se estaba haciendo en el mundo en materia de producción de contenidos científicos y también suscitó discusiones acerca de la naturaleza de este tipo de cine”, comenta Zanatto. “La propuesta no tuvo continuidad, pero a partir de la década de 1960 se organizaron en el país otros festivales del género”, concluye.

Proyectos
A contribuição francesa e alemã à formação da história do cinema (1945-1952): Critérios, teorias e perspectivas (nº 19/13106-8); Modalidad Bolsa de Pós-doutorado; Investigador responsable Eduardo Victorio Morettin (USP); Becaria Rafael Morato Zanatto; Inversión R$ 382.195,51.

Artículos científicos
MACHADO, A. O cinema científicoRevista de Cultura Audiovisual. dic. 2014.
ZANATTO, R. M. O festival de cinema científico e educativo (1954): Jean Painlevé, Ince, B. J. DuarteRevista Brasileira de Estudos de Cinema Audiovisual. jul. 2021.
ALMEIDA, J. et alPassages on Brazilian scientific cinemaPublic Understanding of Science. 19 dic. 2016.
ALMEIDA, J. Apontamentos sobre o cinema científico: Arlindo MachadoSignificação Revista de Cultura Audiovisual. feb. 2022.

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