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Trayectorias

Hacer investigación en la escuela

La preiniciación científica permite que estudiantes vivencien experiencias académicas ya en la enseñanza media

Daniel Almeida

La posibilidad de tener acceso al conocimiento científico sobre un determinado tema suele asociarse a las carreras de grado y su profundización, el posgrado. Aunque se la conoce poco, la preiniciación a la investigación científica permite que estudiantes de la enseñanza media e incluso de la enseñanza fundamental tengan la oportunidad de experimentar el quehacer académico antes de ingresar a la educación superior; y son muchos los beneficios vinculados a esa práctica.

Tal es la conclusión de un grupo de investigadores estadounidenses. En un artículo publicado en abril en la revista PLOS Computational Biology, ellos discuten cómo las universidades y centros de investigación pueden ofrecer una vivencia científica significativa a estudiantes de la enseñanza meida y de qué forma esa actividad contribuye para el desarrollo de la carrera de los jóvenes y para la imagen de las instituciones de invierten en ella.

Unos de los beneficios sería el de propiciar a los estudiantes la oportunidad de atestiguar la aplicación de los conceptos aprendidos en la escuela. La experiencia posibilitaría asimismo la constatación de que buena parte del trabajo realizado en laboratorio se basa en aquello que se discute y estudia en clase.

Los autores reconocen que integrar a esos alumnos a las actividades de laboratorio puede ser algo desafiador, y afirman que el esfuerzo contribuye para diseminar la cultura científica. “Les toma tiempo a los investigadores lograr explicar todos los conceptos, enseñar las técnicas y supervisar los experimentos y análisis que hacen los jóvenes. Sin embargo, cuando esa interacción es exitosa, los alumnos tienden a comprometerse en los trabajos del equipo”, se lee el un artículo firmado por Subhamoy Das, neurocirujano de la Universidad Stanford, en Estados Unidos, y colaboradores.

Estos destacan además que la preiniciación científica posibilita la deconstrucción de la imagen estereotipada, de un profesional inaccesible encerrado en un laboratorio, que tiene parte de la sociedad sobre los científicos y sus áreas de actuación, así como contribuye para la capacitación de los jóvenes para que luego puedan buscar oportunidades de investigación al iniciar la carrera de grado.

Dicha modalidad de investigación está bastante diseminada en Estados Unidos, donde varias instituciones de educación superior cuentan con programas de ese tipo, y las escuelas suelen incentivar a sus estudiantes a que opten por la preiniciación científica, a fin de acumular una experiencia que les podrá servir para diferenciarse en el ingreso a la universidad.

En Brasil, esta modalidad todavía no está muy difundida. Son pocas las instituciones de educación superior o de investigación con programas volcados a ese público joven. Es el caso de la Universidad de São Paulo (USP), que desde 2016 ofrece el Programa de Preiniciación a la Investigación Científica y de Preiniciación en Desarrollo Tecnológico e Innovación, con el objetivo de promover la cultura científica y tecnológica entre los estudiantes de 15 años o más, bajo la orientación de profesores de las áreas de ciencias humanas, exactas y biológicas.

Desde hace por lo menos 17 años, en la Universidad de Campinas (Unicamp), los alumnos de la escuela secundaria pueden hacer la preiniciación a la investigación científica por medio del Programa Institucional de Becas de Iniciación a la Investigación Científica para la Enseñanza Media (Pibic-EM). Estos mismos estudiantes también pueden entrar en contacto con la realidad académica a través del Programa Ciencia & Arte en las Vacaciones, realizado todos los años durante los meses de enero, febrero y julio.

En 2016, la matemática Cynthia de Oliveira Lage Ferreira, del Instituto de Ciencias Matemáticas y de la Computación (ICMC) de la USP, en São Carlos, empezó a orientar a estudiantes secundarios de la escuela pública Álvaro Guião. “Los seleccionados reciben una beca mensual de 100 reales durante un año, ofrecida por el Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico [CNPq]”, relata. “Ellos tienen clases y participan en seminarios sobre matemática y programación, además de hacer ejercicios prácticos en laboratorios de informática”. Al final, elaboran un informe detallando lo que aprendieron y las actividades que desarrollaron a lo largo del período.

Según De Oliveira Lage Ferreira, esta iniciativa apunta a presentarles a los alumnos las posibilidades de las carreras. “Queremos acercar a esos jóvenes y su comunidad a la universidad y a los investigadores para crear una cultura científica en la sociedad”, afirma. Las actividades promovidas en el ICMC-USP respetan un cronograma que no compromete la rutina escolar del alumno, explica.

Otro investigador que apuesta a ese tipo de iniciativa es el neurocientífico Norberto Garcia Cairasco, de la Facultad de Medicina de la USP de Ribeirão Preto, que ha dirigido ya a cuatro alumnos de preiniciación científica. Todos participaron de actividades en laboratorio y realizaron proyectos, después presentados en sus escuelas. Para Cairasco, la preiniciación científica “muestra a los jóvenes que las universidades públicas pertenecen a todos y que ellos pueden frecuentarlas, beneficiándose del conocimiento allí producido.

En opinión de la médica Iscia Lopes-Cendes, de la Facultad de Ciencias Médicas de la Unicamp, la preiniciación a la investigación científica puede contribuir para que el estudiante asuma responsabilidades e inicie un proceso de maduración científica. Ella misma empezó a dirigir a jóvenes alumnos tras volver de su doctorado en la Universidad McGill, en Canadá, recordando que esa era una práctica común y bien organizada en ese país. “Hubo casos de estudiantes que participaron de congresos con trabajos sobre genética y neurociencia”, relata.

En Brasil, la investigadora pasó a aceptar alumnos a partir de 15 años en su laboratorio de genética molecular. “Ellos me buscaron interesados en participar de las actividades de investigación”, informa. Lopes-Cendes entrevista a cada candidato para presentarle las actividades de su grupo, conocer sus áreas de interés y verificar si ya desarrollaron algún experimento en sus escuelas.

Ellos entonces se integran a uno de los núcleos de investigación del laboratorio, reciben tareas y plazos de entrega. “Las actividades se evalúan en reuniones semanales”, informa. Según su relato, ella conversa antes con los estudiantes para definir en qué días y horarios  estarán en los laboratorios, de modo tal que las actividades no comprometan su rutina escolar. Muchos desarrollan trabajos que luego se presentan en congresos científicos. Cuando los resultados de las actividades efectivamente contribuyen para una investigación publicada, ellos también firman, en coautoría, los artículos científicos.

Artículo científico
Lescak, E. A. et al. Ten simple rules for providing a meaningful research experience to high school students. PLOS Computational Biology. v. 15, n. 4, p. 1-7. abr. 2019.

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