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NECROLÓGICAS

Historia los domingos

Pionero de los estudios sobre la revolución de 1930, Boris Fausto exploró la microhistoria y la autobiografía

Raquel Cunha / FolhapressUna fotografía de Fausto en su casa del barrio de Butantã, en São Paulo, en diciembre de 2014, con motivo de la presentación del libro O brilho do bronze: Um diárioRaquel Cunha / Folhapress

Al evocar su último encuentro con el historiador Boris Fausto, fallecido el 18 de abril, a los 92 años, la politóloga Lourdes Sola recuerda que las charlas giraban en torno a la “carrera en solitario” de ambos. Pese a pertenecer al Departamento de Ciencia Política de la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias Humanas de la Universidad de São Paulo (DCP-FFLCH-USP), sus trayectorias estuvieron signadas por la influencia de los golpes de Estado, las circunstancias familiares y sus intereses de investigación.

Fausto intituló a uno de sus libros de contenido autobiográfico Memórias de um historiador de domingo [Memorias de un historiador de domingos] (Companhia das Letras, 2010). El nombre expresa un sentido del humor irónico consigo mismo, pero no es exagerado. De hecho, durante las primeras décadas de su actividad intelectual, la investigación era una actividad paralela a su trabajo profesional como abogado, consultor jurídico de la USP y procurador del estado. Nació en 1930, se graduó en la Facultad de Derecho de la misma universidad en 1953. Diez años después ingresó a la licenciatura en historia, también en la USP, alentado por su esposa, la educadora Cynira Stocco Fausto (1931-2010). Se recibió en 1966 y obtuvo el doctorado en 1969, bajo la dirección de Sérgio Buarque de Holanda (1902-1982).

Él decía que su carrera atípica era, a un mismo tiempo, fuente de limitaciones y de libertad. Como no podía dejar de lado por largos períodos su puesto de trabajo en la USP, decidió dedicarse a temas relacionados con la ciudad de São Paulo y a la historiografía. Por otra parte, como no se hallaba inmerso en el cotidiano de la carrera académica, que en aquella época comenzaba a profesionalizarse, pudo escoger temas, métodos de investigación y estilos de texto más acordes a sus gustos.

“Resulta imposible definir a Boris Fausto sin tener en cuenta su alto grado de autonomía e independencia intelectual”, declara Sola. “No existe una fórmula para alcanzar esa autonomía, es una característica de quien marcha por la vida motivado por un impulso, una curiosidad, una formación intelectual sólida, una redacción excelente. Fue alguien atípico en los dos ámbitos: la historia y la ciencia política.

Esta característica se hace presente en su primer libro, fruto de su tesis doctoral, intitulado A revolução de 1930: História e historiografia (Brasiliense, 1970). La intención manifiesta del estudio era criticar la interpretación hegemónica de la época, formulada por el historiador Nelson Werneck Sodré (1911-1999), que veía al levantamiento que condujo al poder a Getúlio Vargas (1882-1954) como un momento de triunfo de la burguesía nacional, en conflicto con las elites agrarias, que quedarían más postergadas.

En el artículo “El Estado Novo y el debate sobre el populismo en Brasil”, la historiadora Ângela de Castro Gomes, de la Universidad Federal del Estado de Río de Janeiro (Unirio), sostiene que ese libro fue “la primera gran contribución historiográfica que tomó a la revolución de 1930 como objeto” e influyó decisivamente en la comprensión de ese evento histórico.

La obra de Fausto se caracteriza por el diálogo con las ciencias sociales que aparece, por ejemplo, en su tesis de libre docencia en el DCP, concluida en 1975: Trabalho urbano e conflito social, 1890-1920 (Difel). En ella, Fausto aborda la formación de la clase trabajadora y del movimiento obrero en São Paulo y Río de Janeiro durante la Primera República. Su motivación fue el diálogo con el politólogo Francisco Weffort (1937-2021), en el ámbito del Centro Brasileiro de Análise e Planejamento (Cebrap), del que ambos eran miembros desde 1971. A instancias de su director de tesis, Sérgio Buarque de Holanda, organizó los cuatro volúmenes dedicados al período republicano de Brasil de la colección História geral da civilização brasileira (Difel), publicados en 1980.

Dos libros posteriores son apuntados por Sola como representativos del carácter multidisciplinario de la obra de Fausto, ellos son: História do Brasil (Edusp, 1994) y la obra Argentina-Brasil 1850-2002: Um ensaio de história comparada (Editora 34, 2004), una colaboración con el historiador argentino Fernando Devoto. “Su enfoque es, principalmente, histórico-político, pero es más multidisciplinario de lo que cabría esperar. Es consciente de las dimensiones económicas de los problemas de la historia de Brasil, algo de lo que a menudo carecen los historiadores y los politólogos”, dice.

En las décadas de 1980 y 1990, si bien mantuvo su interés por la Primera República, se aventuró en un nuevo tema: la delincuencia, que le permitió explorar la sociología urbana y el tema de la inmigración, por el cual alentaba un gran interés. El primer resultado fue Crime e cotidiano: A criminalidade em São Paulo, 1880-1924 [El delito y la vida cotidiana. La delincuencia en São Paulo, 1880-1924] (Brasiliense, 1984), que indaga en las relaciones sociales en torno a los delitos, aparte del papel de control social que ejercía la represión. El tema volvería a hacerse presente en obras publicadas mucho más adelante, como O crime do restaurante chinês [El crimen del restaurante chino] (Companhia das Letras, 2009), basado en un asesinato ocurrido en São Paulo en 1938, que a Fausto le había llamado la atención cuando era niño, al leer sobre el tema en los periódicos.

En estos libros, el historiador adopta un lenguaje menos técnico, que muchos lectores consideraron más cercano a la literatura. Se inspira en la microhistoria, una corriente surgida en la Italia de los años 1970, que parte de episodios concretos, a menudo noticias en los medios, para esbozar un retrato de un período histórico.

El historiador nació en São Paulo en el mismo año de la revolución que más tarde estudiaría, era hijo de inmigrantes judíos y decía que su afición por el conocimiento provenía de su ascendencia judía y su interés por la historia, de cuando le leía los periódicos a un abuelo ciego. En la escuela, fue alumno de la historiadora Emilia Viotti da Costa (1928-2017), quien despertó su interés por la disciplina y, más tarde, sería su amiga y profesora en la universidad.

Sola atribuye su sentido del humor, su gusto por los hechos del pasado y su interés por el tema de la inmigración a sus orígenes familiares. El libro Negócios e ócios: Histórias da imigração [Negocios y ocios. Historias de la inmigración] (Companhia das Letras, 1997) es al mismo tiempo autobiográfico y un ensayo sobre la vida de los extranjeros en São Paulo. Su último libro de memorias, intitulado Vida, morte e outros detalhes [Vida, muerte y otros detalles] (Companhia das Letras) fue publicado hace unos dos años. Desde 2021, sufría las consecuencias de un accidente cerebrovascular (ACV).

Para el investigador de las áreas de filosofía de la lógica e historia de la filosofía Luiz Henrique Lopes dos Santos, de la FFLCH-USP y coordinador adjunto de la Dirección Científica de la FAPESP, en su condición de coordinador de área durante la segunda mitad de la década de 1980, Boris Fausto desempeñó un papel fundamental para la consolidación de las áreas de ciencias humanas y humanidades en la FAPESP.

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