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Globalización

In English, per favore

Las universidades italianas crean carreras en inglés para captar alumnos del exterior

Universidad de BoloniaLa internacionalización es la meta de algunas universidades del país europeoUniversidad de Bolonia

desde Pavia y Bolonia

Con seis siglos y medio de existencia, la tradicional Universidad de Pavia, ubicada en una pequeña ciudad con nombre homónimo a 35 kilómetros de distancia de Milán, en el norte de Italia, inauguró en 2009 una segunda carrera de medicina con un programa académico exactamente igual al de la carrera tradicional. A no ser por un detalle, la iniciativa casi podría pasar desapercibida: todas las actividades de la nueva carrera, con seis años de duración, son impartidas en inglés. “Solamente hablamos italiano si nos topamos con un alumno fuera del horario de clases”, dice Antonio Rossi, uno de los docente en la asignatura de bioquímica. Dentro de las clases, docentes y alumnos, independientemente de su nacionalidad, son obligados a cambiar el idioma nacional por el de Shakespeare.

La creación de la nueva carrera en lengua extranjera tenía un claro objetivo. “Queríamos internacionalizar más a la universidad, captar a alumnos de mejor nivel provenientes del exterior y mejorar nuestra posición en los rankings que comparan a las instituciones de todo el mundo”, expresa Maurizia Valli, coordinadora de las dos carreras de medicina de la Universidad de Pavia, la antigua, en italiano, con 185 vacantes anuales, y la nueva, en inglés, con 100 lugares, de las cuales 20 son para postulantes externos a la Unión Europea. “Nuestra universidad cuenta con buen nivel, pero la lengua italiana no aporta a ese objetivo”. En el más reciente ranking QS (World University Ranking), realizado en el Reino Unido, la Universidad de Pavia, que cuenta con 25 mil alumnos distribuidos en nueve facultades, ocupa, por ejemplo, la posición 363º, detrás de muchas instituciones de Europa, Estados Unidos, Asia y también de las brasileñas Universidad de São Paulo (USP) y Universidad Estadual de Campinas (Unicamp).

La nueva carrera de medicina todavía no ha producido los efectos esperados. Entre los alrededor de 75 mil habitantes de la región de los alrededores Pavia, no alcanza a llamar la atención la cantidad de universitarios de origen extranjero. La mayoría de los alumnos que hasta el momento han ingresado a la carrera en inglés correspondía a italianos en busca de un diploma de índole globalizada, capaz de abrirles posibilidades laborales en otros países de Europa o en Estados Unidos. Ése es el caso de Elia Rigamonti, de 21 años, y alumna de segundo año de medicina. “Hice mi secundaria en Hong Kong y hablo inglés”, afirma Rigamonti. “Quería continuar practicando el idioma y resolví hacer la carrera en esa lengua. La universidad es barata, menos organizada que las de otros países, aunque bastante competitiva”.

Anualidad baja
El valor de las cuotas en las universidades públicas italianas es bajo comparado con el de instituciones de enseñanza de Estados Unidos y de otras naciones europeas. En Pavia, llega como máximo a unos 3.500 euros por año, dependiendo de la situación económica del estudiante. El atractivo de los precios moderados y el encanto de vivir en Italia deberían ser suficiente motivo para que hubiese una cola interminable de postulantes del exterior. Pero eso no fue lo ocurrido hasta ahora. En 2009, el primer año de la existencia de la carrera, solamente se inscribieron 19 aspirantes no europeos. Ingresaron todos y apenas cubrieron el cupo de 20 puestos destinados a estudiantes externos al Viejo Mundo. El año pasado la historia no fue muy diferente.

Marcos PivettaEdificios de la Universidad de Bolonia: un 6% de alumnos extranjerosMarcos Pivetta

El motivo de la decepcionante demanda parece ser solamente uno. “Podemos impartir la carrera en inglés, pero el gobierno federal no nos deja realizar el examen de selección, que es nacional, en otro idioma que no sea el italiano”, explica Maurizia. “De esa manera, seguimos sin atraer a los mejores alumnos del exterior, sino solamente a nuestro antiguo público foráneo, compuesto por algunos interesados de Medio Oriente, principalmente de Israel, de África y de Albania”. La coordinadora de la carrera considera que, cuando sea mayor la cantidad de universidades italianas comiencen a ofrecer formación superior en otros idiomas, será posible convencer al poder central acerca de la necesidad de realizar un proceso selectivo en inglés. Durante el año pasado, al menos otras dos instituciones superiores de enseñanza comenzaron a dictar sus carreras de medicina totalmente en inglés: la Universidad de Milán, pública, tal como la de Pavia, y el Instituto San Rafael, privado y emplazado en esa misma ciudad.

En Pavia también hay carreras de maestría, con una duración de dos años, que se imparten sólo en inglés, tales como la de biología molecular y genética, y la de economía y negocios internacionales. Tal como se ve, la preocupación por mejorar la imagen y la reputación en un mundo universitario globalizado y competitivo en que el inglés se afirma cada vez más como el idioma real académico, no se encuentra restringida a las facultades italianas que forman cirujanos o clínicos generales. Según un estudio realizado el año pasado por el Consejo Universitario Nacional, un organismo electivo que representa al sistema de enseñanza superior italiano en colaboración con el Ministerio de Instrucción, Universitario y de Investigación, había 64 carreras de grado totalmente en inglés en el país. Un cuarto de ellas correspondía al área de administración y economía. El número de actividades académicas desarrolladas en lengua extranjera crece, más allá de que el total de carreras de grado en Italia haya disminuido un 9% entre 2008 y 2010.

Tal vez, el centro de enseñanza e investigación más internacionalizado en toda Italia no se encuentre ubicado en Roma o Milán, las dos ciudades más conocidas y renombradas del país. La Universidad de Bolonia, considerada como la más antigua institución de enseñanza superior del mundo occidental, fundada en el año 1088, contaba en 2009 con 4.800 alumnos del exterior, alrededor del 6% del total. Puede parecer un número poco cercano a los porcentajes de alumnos foráneos que exhiben las grandes universidades norteamericanas e inglesas, pero se encuentra por encima del promedio italiano. Como ya es la rutina en los lugares de renombre mundial, se destaca la presencia de estudiantes chinos. Los mismos representan un 10% de los alumnos extranjeros que estudian en Bolonia y cuentan con el apoyo de una asociación relacionada con la universidad, el Colegio de China. Con la mira en ese público, las universidades mantienen en su sitio web, páginas en idioma mandarín.

Para la historiadora Carla Salvaterra, prorrectora de Relaciones Internacionales de la Universidad de Bolonia, la apertura al exterior siempre representó un distintivo de su institución, famosa por el humanismo y la enseñanza de derecho. No conforma un rasgo actual, como tampoco del siglo XXI. En 1988, cuando cumplió 900 años de vida, Bolonia fue, por ejemplo, la principal exponente y marco de la firma de la Magna Charta, un documento que, entre otros puntos, reafirma la autonomía y la independencia de las universidades, el carácter indisoluble de las actividades de enseñanza e investigación y la necesidad de conocimiento recíproco de las diferentes culturas. “En aquella época no se hablaba demasiado de globalización, pero la Magna Charta fue importante en nuestro proceso de internacionalización”, afirma Carla. Actualmente, 721 universidades en 79 países, entre los cuales se ubican 11 de Brasil, son signatarias de ese documento. En opinión de la prorrectora, Bolonia no tiene como objetivo competir con universidades de otros países por los mejores alumnos del mundo. “Lo que deseamos es mantener un nivel mínimo de calidad”, explica ella.

Marcos PivettaUniversidad de Pavia: carrera regular de medicina completamente en inglésMarcos Pivetta

La Universidad de Bolonia, que cuenta con un campus en Buenos Aires desde el final de la década de 1990 y envía anualmente a alrededor de 200 alumnos a hacer intercambios con el exterior, mantiene actualmente más de 40 carreras de grado y especialmente, maestrías en lenguas extranjeras, la mayoría en inglés. En septiembre del corriente año comienzan las clases de un nuevo MBA, completamente en inglés, que tratará acerca de las relaciones Brasil-Europa desde el punto de vista de los negocios. “El interés en Brasil ha crecido bastante en Italia durante los últimos cinco años”, dice Roberto Vecchi, profesor de literatura portuguesa y brasileña en la Universidad de Bolonia. Vecchi concluyó recientemente un estudio informal en la universidad y descubrió que 150 docentes de la misma, en las áreas de ciencias humanas, exactas y biológicas, ya han desarrollado algún trabajo de investigación en colaboración con colegas brasileños. Este informe le dio ánimo para el montaje, con el apoyo de la rectoría local, de un grupo con 30 investigadores de 15 departamentos distintos cuyo objetivo es estrechar la colaboración con el otro lado del Atlántico. “Queremos desarrollar proyectos interdisciplinarios con los brasileños”, dice.

Veinte premios Nobel
No se necesita invocar nombres del pasado remoto, como Galileo Galilei, para expresar que Italia tuvo y aún tiene incidencia en la producción mundial de conocimiento. El país obtuvo 20 premios Nobel, de los cuales seis fueron en literatura, uno de la Paz y el resto en áreas científicas. En concordancia con el estudio realizado por el Essential Science Indicators, que considera los trabajos publicados en revistas indexadas de la empresa Thomson Reuters, Italia fue el octavo mayor productor de ciencia entre enero de 2000 y agosto de 2010, inmediatamente detrás de Canadá. Durante ese período, publicó casi 410 mil artículos científicos. Esto representa un 30% menos que lo realizado por la vecina Francia, que ocupa el sexto lugar en el ranking, pero Italia eroga 1,3% de su PBI en investigación, mientras que París destina alrededor del 2% al sector.

Habrá quienes consideren que los estudios internacionales no hacen justicia al tamaño real de la producción científica italiana. Con esa idea en su cabeza, el bioquímico italiano Mauro Degli Esposti, docente de la Universidad de Manchester, en Inglaterra, resolvió construir una forma alternativa de medición de productividad de las universidades y de los investigadores de su tierra natal. Ayudado por un colega estadístico profesional, publica desde 2009 un ranking online basado en el denominado índice h, que representa una forma de medir el tamaño y el impacto de la producción de un científico.

“Italia es el quinto productor de ciencia en el mundo”, dice Degli Esposti, quien administra un sitio web donde los datos de sus listados, separados por nombres de los científicos, área académica y por institución científica, se actualizan automáticamente. “Los rankings internacionales ignoran la labor de muchos de mis compatriotas que residen en el exterior”. Actualmente, más de dos mil investigadores, todos con un índice h superior a 30, un desempeño considerado bueno, y al menos 130 universidades, aparecen en las listas de Via-Academy, cuyos resultados son expuestos con frecuencia en las noticias de la prensa italiana. Las universidades de Bolonia, Padua y Milán, se alternan en las tres primeras colocaciones del ranking por institución. Degli Esposti denomina a los mejores investigadores de su país con el nombre de top italian scientists. Nuevamente, en inglés. Así es la internacionalización.

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