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Tapa

Ingeniería de alto nivel

El equipo técnico de Embraer, con reconocimiento mundial por su calificación, es motivo de la codicia del gigante estadounidense

Embraer Empleados de Embraer trabajando en el montaje de un avión. La empresa fabrica actualmente siete modelos de jets comercialesEmbraer

El destino del Departamento de Ingeniería de Embraer, compuesto por 4 mil ingenieros, es un tema sensible en las negociaciones para la alianza con Boeing. El plantel técnico de la compañía brasileña, responsable de la creación de nuevas aeronaves y mejoras en las ya existentes, ganó reconocimiento por su creatividad, capacidad innovadora y por hallar soluciones para problemas aeronáuticos. La empresa invierte anualmente 600 millones de dólares en proyectos de investigación y desarrollo (I&D), que constituyen el origen de las innovaciones tecnológicas incorporadas a sus aeronaves.

“La cultura de la ingeniería brasileña ostenta un gran conocimiento, con un enfoque holístico y volcado a aplicaciones reales, lo cual le brinda soporte para estimular nuevas aplicaciones en innovación”, dice Antonini Puppin-Macedo, director general del Centro de Investigación y Tecnología de Boeing en Brasil.

En promedio, los ingenieros brasileños son más jóvenes que los de Boeing, que enfrenta un envejecimiento de su equipo. Esto constituye un problema para el fabricante estadounidense, toda vez que la industria aeroespacial de aquel país ya no ejerce gran fascinación entre los recién graduados: muchos prefieren las empresas de tecnología de la información y comunicación del Valle del Silicio, en California. En Brasil, al contrario, Embraer y el polo aeronáutico han demostrado su capacidad para atraer a nuevos talentos.

Uno de los motivos del éxito de la ingeniería de Embraer radica en la calificación de sus profesionales. La empresa invierte desde el año 2000 en una maestría profesional en el Instituto Tecnológico de Aeronáutica (ITA). En el Programa de Especialización en Ingeniería ya egresaron alrededor de 1.500 ingenieros y 200 proyectistas, y muchos de ellos fueron contratados por la empresa. “Actualmente, Embraer cuenta con un área de proyecto, diseño y concepto de aeronaves competente, que es objeto de codicia para Boeing”, comenta el ingeniero Jorge Eduardo Leal Medeiros, docente del Departamento de Ingeniería de Transportes de la Poli-USP.

Abundan los ejemplos de buenos proyectos desarrollados por la empresa brasileña. En el área militar, el EMB-312 Tucano, lanzado en la década de 1980, es un turbohélice para entrenamiento que simula el piloteado de un jet, reduciendo el costo de capacitación de los pilotos, mientras que el nuevo transporte de cargas KC-390 es un avión de transporte militar de punta, equipado con tecnologías avanzadas. En tanto, los jets regionales de la nueva familia E2 contaminan menos, son más silenciosos y alrededor de un 10% más económicos que sus competidores directos, las aeronaves del Programa C Series de Bombardier, recientemente adquirido por Airbus.

Una de las preocupaciones de los analistas reside en qué ocurrirá con el área de ingeniería de Embraer en caso de concretarse la operación con Boeing. La compañía funciona actualmente con una estructura integrada, que atiende a sus tres divisiones: aviación comercial, ejecutiva y militar. Según la demanda de proyectos, se produce un desplazamiento de los ingenieros entre las áreas civil y la de defensa. En el caso de una adquisición por Boeing, aunque la misma fuera parcial, se corre el riesgo de provocar una fractura del cuerpo técnico que, según los analistas, podría inviabilizar a la empresa.

Si bien Embraer cuenta con una ingeniería de excelencia, el resto de las actividades de I&D subsidiarias son menores si se las compara con las que desarrolla Boeing, que realiza estudios importantes en aviónica (la electrónica aplicada a la aviación), materiales, sistemas aeronáuticos, entre otros.

La compañía brasileña también es atractiva por su capacidad de producción e inteligencia de mercado. Dispone de una estructura productiva moderna, con elevada inversión en automatización y digitalización de los procesos productivos, enfocados en las tecnologías de lo que se denomina industria 4.0, más allá de su habilidad para identificar nuevos nichos de mercado.

Actividad conjunta
En caso de que el convenio entre Boeing y Embraer se concrete, ésa será la confirmación de un proceso de acercamiento que ya data de hace algunos años. Desde 2011, la firma empresa brasileña mantiene un acuerdo con la estadounidense para estudios conjuntos en el área de biocombustibles y seguridad de vuelo y, más recientemente, en actividades de mercadotecnia, venta y soporte del avión de transporte multimisión KC-390. Las dos empresas también han trabajado juntas en la integración de armas inteligentes de Boeing al turbohélice Super Tucano.

En 2014, Boeing inauguró su Centro de Investigación y Tecnología en São José dos Campos. El centro, de pequeño porte, se enfoca en la investigación en biocombustibles, metales, aerodinámica y eficiencia operativa. “Establecimos un modelo cooperativo de innovación, que combina actividades en el centro local con tareas de otras unidades de I&D de Boeing en Estados Unidos y en el resto del mundo, sumando la colaboración con instituciones de investigación en Brasil y universidades estratégicas en Estados Unidos”, explica Puppin-Macedo.

El centro brasileño forma parte de una red que cuenta con 11 unidades de Boeing diseminadas por todo el globo, cinco de ellas en Estados Unidos y seis en otros países. “Brasil cuenta con algunos de los ingenieros y científicos más innovadores del mundo. Nuestra estructura en São José dos Campos cobija a algunas de las mentes que están construyendo el futuro de la aviación”, dice el ejecutivo. Según él, Boeing invierte globalmente 3 mil millones de dólares anuales en I&D y está presente en alrededor de 65 países con fábricas propias, centros de mantenimiento u oficinas comerciales.

También Embraer cuenta con penetración global. Sus 18 mil empleados se distribuyen en tres fábricas en Brasil –en São José dos Campos (aviación comercial y ejecutiva), Gavião Peixoto (aviación militar y componentes para el segmento comercial) y Botucatu (aeronaves agrícolas)– y cuatro en el exterior. En Melbourne y Jacksonville, ambas en el estado de Florida (EE.UU.), se producen, respectivamente, aviones ejecutivos y militares, mientras que en Évora (Portugal), el foco de las dos plantas industriales son los materiales compuestos y estructuras metálicas que se utilizan en la fabricación de los aviones.

Los analistas afirman que el mantenimiento de un plantel de ingeniería robusto es vital para que la industria aeronáutica supere los retos futuros. El mercado exige aviones cada vez más económicos, silenciosos, confortables y menos contaminantes. Las investigaciones para el uso de la propulsión eléctrica están avanzando y el empleo de materiales compuestos, más livianos que el aluminio, crecerá en los próximos años. Esos son algunos de los retos que la aviación deberá superar para mantenerse a la vanguardia de las innovaciones.

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