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Oceanografía

La amenaza a los corales brasileños pone en riesgo a los peces

Pese a su resistencia a las alteraciones ambientales, hay especies que están siendo eliminadas

Los arrecifes formados por Millepora alcicornis sirven de refugio a pequeños peces

João Paulo Krajewski

La pérdida de corales que se registra en los arrecifes brasileños puede acarrear consecuencias más graves de lo que se imagina. Un estudio publicado en agosto en la revista Global Change Biology sugiere que el litoral brasileño corre el riesgo de perder la cuarta parte de las especies de estos organismos. Como consecuencia de ello, un efecto en cascada podría acabar con la mitad de las especies de peces que dependen de este tipo de ecosistema marino en el país.

Los arrecifes brasileños no se parecen a los del Caribe o del Indo-Pacífico, en donde abundan los colores y la diversidad. “No tienen ese aspecto de ‘bosque submarino’, con especies de corales muy ramificadas, como las ramas de un árbol, por ejemplo”, explica la bióloga Mariana Bender, de la Universidad Federal de Santa Maria (UFSM) y coautora del estudio. Como su cobertura es menor que la de otros lugares, los corales brasileños fueron menospreciados, explica. “Nuestro estudio prueba que los corales de nuestras costas son muy importantes para los peces cuya vida está asociada a ellos”.

La cuestión es que estas formaciones coralinas están desapareciendo, conforme apuntan los monitoreos a largo plazo, y esto afecta a otras especies de animales. Mediante simulaciones por computadora, la investigación tomó en cuenta ocho especies de corales y analizó cómo se verían afectadas más de una centena de especies de peces, incluyendo sus funciones ecológicas, en tres escenarios diferentes. En el primero, los investigadores simularon lo que sucedería en un ambiente de arrecifes coralinos si se eliminaran en primer lugar los corales con mayor número de asociaciones con especies ictícolas o, en la jerga específica de este campo, los de mayor centralidad. En el segundo escenario, el equipo simuló la supresión de los corales más vulnerables a la muerte por blanqueamiento y, en el tercero, eliminó especies de corales al azar.

Aunque el medio marino se vio afectado en cierta medida en las tres hipótesis testeadas, el escenario en el que la diversidad de peces y las funciones ecológicas del ecosistema se resintieron más fue el primero. En la simulación, la eliminación de dos variedades de coral de gran centralidad afectó directamente a cuatro de diez especies de peces que tienen un vínculo directo con los arrecifes. Una de cada cinco especies que interactúan con esos peces ‒y que, por lo tanto, tienen relación indirecta con los corales‒ también se vio perjudicada. De ahí el efecto cascada. En total, más de la mitad de todas las especies de peces estudiadas en la simulación se vieron afectadas.

Según el oceanógrafo Miguel Mies, del Instituto Oceanográfico de la Universidad de São Paulo (IQ-USP), el estudio es robusto dado su alto rigor estadístico: “utiliza un enfoque ecosistémico, integrando diferentes organismos del arrecife para observar lo que ocurre cuando una especie interfiere con las otras”, dice el investigador, quien no participó en el estudio.

La investigación hace saltar las alarmas por tratarse de la pérdida de corales más resistentes que los de otras partes del mundo, en donde las aguas del ambiente marino son cristalinas. Esto sucede, según Mies, porque la costa brasileña no es un ambiente propicio para la formación de corales. “Son muchos los ríos que desembocan en la plataforma continental, cuyas aguas turbias traen consigo un gran volumen de sedimentos”, explica. Esta turbidez reduce la incidencia de la luz solar en el ambiente marino, un ingrediente esencial para el desarrollo de los corales. “A la vez, estos ríos aportan grandes cantidades de nitrógeno, fósforo y otros nutrientes que funcionan como filtros para la selección de las especies más fuertes”. De modo que solo los corales más resistentes se han asentado en la costa brasileña. Por otro lado, la diversidad es relativamente baja: “En el Indo-Pacífico existen cientos de especies, pero aquí en Brasil tenemos alrededor de 20”, compara Mies. “Pero las nuestras son especiales, más tolerantes a los cambios climáticos”.

João Paulo Krajewski

La pérdida de estas especies supone un impacto por debajo del nivel del mar, pero también por encima, dice el ecólogo marino y coautor del estudio Guilherme Longo, de la Universidad Federal de Rio Grande do Norte. La extinción de los corales en las costas brasileñas se traduce en un ecosistema marino menos saludable. “Y tiene un impacto en la población humana desde el punto de vista de la nutrición, la pesca y el turismo, con un importante efecto socioeconómico”, dice.

Para realizar un seguimiento de la disminución de los corales en las costas brasileñas de una forma más eficaz, es necesario establecer una línea de base para poder dimensionar la magnitud de la pérdida, dicen los investigadores. Perder 10 especies sobre un conjunto de 100 es muy diferente a perder 10 en un escenario de 20 especies.

Este esfuerzo se tradujo en la tesis doctoral de la bióloga Carine Fogliarini, de la UFSM. La investigación, publicada en agosto de la revista Ocean & Coastal Management, reunió datos históricos sobre los corales de la costa brasileña de los últimos 150 años, basándose en materiales que incluyeron desde manuscritos de naturalistas del siglo XIX hasta registros recabados en museos y publicaciones de décadas recientes.

Fogliarini observó que la cantidad de registros de corales ha aumentado a lo largo de este período, especialmente después de la década de 1960. A su juicio, el desarrollo de tecnologías que han hecho posible detallar mejor los ambientes marinos ha jugado un papel decisivo. Hasta 1960, había datos de corales en 13 localidades de la costa brasileña, desde Ceará hasta São Paulo, y sumaban 20 especies. Entre 1997 y 2019, encontró otros ocho lugares con registros de corales, totalizando 21 especies.

Al tiempo que los registros han aumentado en el transcurso de los últimos 150 años, Fogliarini observó el declive de dos especies claves de corales en el Banco del Archipiélago de Abrolhos, en el sur del estado de Bahía: Millepora alcicornis y Mussismilia braziliensis. “Estas especies son formadoras de arrecifes, y con su declive, se pierden funciones importantes, entre ellas el albergue de especies de peces pequeños”, dice.

Para Longo, quien también participó en el estudio, el análisis es importante porque sirve como referencia de lo que habría sido un ambiente saludable en el pasado. Y tiene un valor fundamental para las políticas de conservación. “No podemos decir si una especie se encuentra en peligro de extinción según los parámetros de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza [que elabora listas de animales clasificados según su estado de conservación y riesgo de extinción] si no tenemos datos históricos para comparar”.

“Cuando combinamos ambos estudios con las evidencias reunidas en otras investigaciones que van armando el rompecabezas”, dice Mies, “podemos ver que, en conjunto, predicen y explican acertadamente lo que está ocurriendo a escala ecosistémica”.

Este artículo salió publicado con el título “Se van los corales, y los también los peces” en la edición impresa n° 345 de noviembre de 2024.

Artículos científicos
LUZA, A. L. et al. Coping with collapse: Functional robustness of coral-reef fish network to simulated cascade extinction. Global Change Biology. v. 30, n. 9, e17513. sep. 2024.
FOGLIARINI, C. O. et al. Revisiting 150 years of coral studies to assess changes in species records, distribution, and functional structure of corals in the Brazilian Province. Ocean & Coastal Management. v. 257, 107340. 1º nov. 2024.

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