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Ciencia

La frecuencia de los trastornos mentales se duplica entre la infancia y la adolescencia

En 2019 había en el mundo 293 millones de personas de entre 5 y 24 años con síntomas de ansiedad, depresión u otros problemas psiquiátricos

Natália GregoriniLos trastornos psiquiátricos pueden manifestarse en forma temprana en la vida de las personas, ya a partir de la infancia, aunque se vuelven más frecuentes en la adolescencia y al principio de la adultez, cuando empiezan a tener más impactos económicos y sociales. Con base en los datos recabados entre 1990 y 2019 en 159 países, un grupo internacional de científicos dirigido por el psiquiatra brasileño Christian Kieling, de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul (UFRGS), estimó la proporción de personas en el mundo que potencialmente presentaban al menos un trastorno mental en las primeras etapas de la vida, de los 5 a los 24 años, precisamente el período en el que más aumenta la aparición de casos en función de la edad.

Las cifras globales son impresionantes por su magnitud, pero no son una sorpresa para los expertos en la materia. En total, 293 millones de individuos dentro de ese rango de edades en 2019 presentaban síntomas compatibles con alguno de los 11 trastornos psiquiátricos evaluados: desde los más comunes, como ansiedad y depresión, hasta los más raros, entre ellos los trastornos alimentarios o la esquizofrenia. El número de casos se dio a conocer en un artículo publicado a finales de enero en la revista médica JAMA Psychiatry, y corresponde al 11,6 % de la población mundial de entre 5 y 24 años de edad, que en ese momento era de 2.520 millones de personas.

En estudios anteriores ya se había calculado la prevalencia de estos problemas en la infancia y la juventud. Sin embargo, en general, tomaban como punto de partida edades algo más avanzadas, a partir de los 10 o 12 años, y contemplaban un intervalo más corto, hasta el final de la adolescencia. Según Kieling, este recorte podía distorsionar las cifras, al no incluir los años en los que los trastornos empiezan a manifestarse o a diagnosticarse, cuando su frecuencia es naturalmente más baja: una evaluación previa, realizada para el grupo comprendido entre los 10 y los 19 años, estimaba la frecuencia de los trastornos psiquiátricos en un 13,1 %. Al tratar a este intervalo como único, los demás estudios tampoco dejaban entrever lo que los expertos denominan trayectoria de los trastornos, es decir, cómo cambia su prevalencia con la edad.

Para obtener información más completa, Kieling y sus colaboradores, entre quienes figuran investigadores de São Paulo, Canadá y Estados Unidos, decidieron añadir individuos de un rango de edades más amplio (desde mediados de la infancia hasta el comienzo de la adultez) y analizar los datos para intervalos de edades más breves, con el propósito de conocer tanto la trayectoria general de los trastornos como la particular de cada uno de ellos. “Me preocupaba no disponer de una visión más detallada para intervalos de edad más breves en la infancia y en la adolescencia, cuando los cambios en el organismo y en las interacciones sociales sobrevienen con mayor rapidez”, dice Kieling.

Los datos obtenidos aplicando esta nueva estrategia indican que la prevalencia general de estos problemas varía bastante, principalmente entre la infancia y el inicio de la adolescencia. De los 5 a los 9 años, el 6,8 % de los niños presentaban al menos un trastorno psiquiátrico. Este porcentaje casi se duplicó, ascendiendo al 12,4 % en el rango de los 10 a 14 años, y alcanzó valores cercanos a un 14 % en la franja de los 15 a 19 años y 20 a 24 años, manteniéndose estable en los siguientes grupos de edades. “Hicimos los cálculos para grupos de mayor edad y constatamos que la frecuencia entra en una meseta”, informa el investigador de la UFRGS.

El aumento de la prevalencia, según los autores del estudio, deja claro que la infancia y la adolescencia constituyen un período crucial para realizar intervenciones que apunten a evitar el desarrollo de trastornos psiquiátricos o, cuando estos se manifiestan, mitigar su gravedad e impacto en la vida de las personas evitando que se vuelvan crónicos. Al fin y al cabo, en ninguna otra etapa la emergencia de los trastornos psiquiátricos aumenta tan rápidamente: un estudio que realizó un seguimiento a unas 1.000 personas en Nueva Zelanda, desde su nacimiento hasta los 26 años, demostró que el 74 % de los que padecían algún trastorno psiquiátrico habían sido diagnosticados antes de cumplir 18 años. En algunos casos, los trastornos pueden manifestarse en un episodio único, con un cuadro depresivo desencadenado por la muerte de un familiar, mientras que otros pueden reiterarse de tanto en tanto, como en los casos de crisis de ansiedad ante determinadas situaciones, o bien en forma permanente, como en el caso del autismo.

Ya hace más de una década que la medicina y la psicología dejaron de considerar a los trastornos mentales solamente como problemas de la mente o de la conducta y empezaron a tratarlos también como enfermedades del cerebro, que se van gestando a medida que este órgano se desarrolla y madura. Según una de las hipótesis más aceptadas en estas áreas, son el resultado de la interacción entre las condiciones sociales, económicas, psicológicas y culturales en que vive el individuo ‒los factores ambientales‒ y su propensión biológica a desarrollar el problema, condición que está determinada por sus genes. El maltrato físico y psicológico reiterado y otros sucesos estresantes vividos en la infancia y la adolescencia interactuarían continuamente con los genes que determinan la vulnerabilidad a los problemas psiquiátricos, conduciendo, en cierto punto, al desarrollo de estos trastornos (lea en Pesquisa FAPESP, edición nº 232).

Natália Gregorini

Rara vez en la vida se viven cambios tan rápidos e intensos como los del paso de la infancia a la adolescencia y los comienzos de la edad adulta. Desde el punto de vista biológico, las hormonas empiezan a preparar al cuerpo para la edad reproductiva, mientras que el cerebro experimenta cambios radicales, con la maduración de las áreas responsables de la atención, la memoria, el lenguaje y la planificación, así como las estructuras que intervienen en el control de las emociones (lea en Pesquisa FAPESP, edición nº 316). Desde el punto de vista psicológico y social, aumenta la capacidad de ser consciente de los propios actos y pensamientos y la necesidad de aceptación por el grupo, acompañada del ingreso al mercado laboral o de la transición a la vida universitaria.

Al analizar cómo varía la prevalencia de los trastornos según los grupos etarios, los autores del estudio publicado en JAMA Psychiatry constataron que pueden seguir trayectorias muy diferentes y ayudaron a ponerles cifras a fenómenos que los psiquiatras detectaban en la práctica clínica, pero cuya frecuencia no estaba bien documentada.

Por ejemplo, dos de los desórdenes psiquiátricos más frecuentes en la franja de los 5 a 9 años son el trastorno de déficit de atención/hiperactividad (TDAH), que se caracteriza por la dificultad para prestar atención, la impulsividad y la impaciencia, y el trastorno de conducta, cuya característica es la postura desafiante, antisocial y muy agresiva. Este tipo de trastornos, más frecuentes en el sexo masculino, se manifiestan tempranamente: el 2,1 % de los niños entre 5 y 9 años tienen TDAH y el 1 % trastorno conductual; alcanzan una frecuencia pico (el 2,9 % y el 3 %, respectivamente) entre los 10 y los 14 años, y luego van perdiendo prevalencia.

En cuanto a la depresión y la ansiedad, dos trastornos psiquiátricos bastante frecuentes en distintas etapas de la vida, inicialmente se manifiestan en proporciones bajas (el 0,1 % y el 1,3 %, respectivamente) y van aumentando paulatinamente hasta el comienzo de la adultez: el 3,9 % de los individuos de entre 20 y 24 años presentan depresión y el 4,6 % ansiedad (véanse los gráficos abajo). Otros, como la discapacidad intelectual o el autismo, aparecen con una prevalencia casi constante en todas las franjas de edades evaluadas, mientras que los desórdenes causados por el consumo de alcohol y drogas son un poco más tardíos y empiezan a manifestarse al despuntar la adolescencia.

Alexandre Affonso / Revista Pesquisa FAPESP

“La gente supone que todos los niños y adolescentes tienen las mismas posibilidades de padecer TDAH, depresión o ansiedad. Eso no es cierto. Un aspecto importante de este trabajo consiste en mostrar cuáles son los trastornos más frecuentes en cada franja etaria. Esta información es fundamental para que los profesionales de la salud y la educación puedan identificar los problemas precozmente y derivar a los jóvenes para acceder a un diagnóstico preciso y a un tratamiento adecuado”, dice el psiquiatra Rodrigo Bressan, de la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp), quien comentó el estudio a petición de Pesquisa FAPESP. “Otro aspecto es que se basa en datos de 2019 y servirá como parámetro para próximos estudios que evalúen cómo afectó la pandemia en la salud mental de los niños y adolescentes”.

Además de estimar la prevalencia, Kieling y sus colaboradores calcularon el impacto que causan estos trastornos en la vida de las personas. Para ello, utilizaron un parámetro denominado years lived with disability (YLD) ‒ en inglés, años vividos con discapacidad ‒, que tiene en cuenta la gravedad de cada desorden y el tiempo durante el cual ocasionó limitaciones.

En 2019, los trastornos mentales presentados por individuos de entre 5 y 24 años sumaron 31,1 millones de YLD. Este valor casi duplica al del segundo y el tercer lugar ‒ las enfermedades neurológicas y las de la piel, respectivamente ‒ y representa el 20 % del impacto (154 millones de YLD) causado por todas las demás enfermedades no mortales que afectan a las personas de este grupo de edad. A propósito, el período comprendido entre la infancia y el inicio de la adultez concentra la cuarta parte del impacto total que los trastornos mentales imponen a lo largo de la vida.

“Una porción sustancial del presupuesto sanitario de los países debería destinarse a la prevención y tratamiento precoz de los trastornos mentales”, concluye Kieling, cuyo grupo actualmente investiga la prevalencia de estos problemas entre los brasileños de entre 5 y 24 años. “Ello evitaría daños considerables en el futuro”.

Artículos científicos
KIELING, C. et alWorldwide prevalence and disability from mental disorders across childhood and adolescence: Evidence from the global burden of disease studyJAMA Psychiatry. 31 ene. 2024.
KIM-COHEN, J. et alPrior juvenile diagnoses in adults with mental disorder: Developmental follow-back of a prospective-longitudinal cohortJAMA Psychiatry. jul. 2003.

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