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Memoria

La gloria del botánico

Hace 110 años, João Barbosa Rodrigues publicaba un clásico libro sobre palmeras

Barbosa Rodrigues en su gabinete del Jardín Botánico (s/d): reconocimiento en vida

Archivo del Museo de Medio Ambiente/ JBRJ Barbosa Rodrigues en su gabinete del Jardín Botánico (s/d): reconocimiento en vidaArchivo del Museo de Medio Ambiente/ JBRJ

João Barbosa Rodrigues publicó en 1903 Sertum palmarum brasiliensium, un clásico de la botánica brasileña, en las mejores condiciones posibles. La obra se imprimió en dos tomos en Bruselas, Bélgica, con las más modernas técnicas de imprenta. La edición, de cuyo costo se hizo cargo el gobierno brasileño, reúne 174 acuarelas y textos del autor en latín y en francés, con la descripción de 389 especies de palmeras (de 42 géneros), 166 de ellas desconocidas hasta entonces para la ciencia. Barbosa Rodrigues tenía 61 años, era director del Jardín Botánico de Río de Janeiro y se hizo presente personalmente durante la impresión. La publicación del libro fue la coronación de una trayectoria signada por las polémicas y por la falta de reconocimiento por parte de otros botánicos.

Barbosa Rodrigues (1842-1909) nació en Río de Janeiro y pasó su infancia en el interior de Minas Gerais. Regresó a la entonces capital para seguir sus estudios y allí conoció a Guilherme Schüch, el barón de Capanema, también botánico amateur, quien iría a convertirse en su mentor, admirador y mecenas. En 1870, Barbosa Rodrigues sorprendió a la pequeña comunidad científica de Río al solicitar fondos del gobierno imperial para publicar un libro con dibujos y descripciones de orquídeas. El asombro se produjo debido a que, hasta aquel año, él había sido sencillamente un profesor de dibujo del Colegio Pedro II, sin jamás haber formado parte del pequeño círculo de científicos de la ciudad. El pedido desencadenó una discusión en la prensa acerca de su real capacidad en el área. Ladislau Netto, botánico del Museo Nacional, fue uno de los que lo criticaron abiertamente.

Dos ejemplos de palmeras dibujadas por Barbosa Rodrigues en 1873, en la Amazonia. Al lado, la Oenocarpus distichus Mart

Sertum Palmarum Brasiliensium/ Biblioteca del SenadoEjemplo de palmera dibujada por Barbosa Rodrigues en 1873, en la Amazonia. Al lado, la Oenocarpus distichus MartSertum Palmarum Brasiliensium/ Biblioteca del Senado

El libro de las orquídeas terminó no siendo publicado ese año. Pero al botánico se le asignó la tarea de explorar el valle del río Amazonas en 1872, merced a los auspicios de Capanema. El objetivo de tal labor consistía en describir especies del género Palmarum y corregir algunos trabajos de Carl Friedrich von Martius sobre dicha planta, realizados a comienzos del siglo XIX. “Por primera vez, el gobierno brasileño financió el viaje de un naturalista brasileño con el compromiso único de relevar taxonómicamente un determinado grupo botánico”, dice Magali Romero Sá, historiadora de la ciencia de la Casa de Oswaldo Cruz de la Fundación Oswaldo Cruz, autora de estudios sobre el investigador.

Barbosa Rodrigues permaneció durante tres años y medio en la zona. Dibujó y describió orquídeas y palmeras, tomó apuntes etnográficos sobre la población y escribió sobre la utilización de la flora local en medicina, en la alimentación y en la vivienda. También reunió material arqueológico y geológico y estudió la preparación del curare, un veneno usado por los indígenas.

A su regreso a Río, sin trabajo, fue designado administrador de la fábrica de insecticidas de Capanema, en Rodeio, interior de Río. De todos modos, siguió adelante con su investigación sobre las orquídeas. Algunas de sus ilustraciones fueron copiadas para su inclusión en la monografía intitulada Orquidáceas da monumental flora brasiliensis, de Martius, con autorización de Barbosa Rodrigues. Sólo en 1996 su Iconograhie des orchidées du Brésil fue publicada en Suiza en portugués, inglés, francés y alemán.

El botánico contextualizaba la imagen, siempre con algún nativo como referencia. Abajo, detalles de la Oenocarpus bataua, que da frutos comestibles y un aceite de calidad

Sertum Palmarum Brasiliensium/ Biblioteca del SenadoEl botánico contextualizaba la imagen, siempre con algún nativo como referencia. Abajo, detalles de la Oenocarpus bataua, que da frutos comestibles y un aceite de calidadSertum Palmarum Brasiliensium/ Biblioteca del Senado

En 1882 se concretó la creación del Museo Botánico de Amazonas y fue nombrado director, siempre por sugerencia de Capanema. Cuando el museo cerró, en 1890, se convirtió en director del Jardín Botánico de Río, donde permaneció hasta su muerte. Barbosa Rodrigues reestructuró totalmente la institución: impulsó la investigación científica, construyó el herbario y la biblioteca y reorganizó invernaderos y viveros. También creó el cargo de naturalista viajero y expandió el intercambio con otras instituciones científicas.

“Pese a todo su talento, algunas críticas que le hicieran otros científicos tenían razón de ser”, comenta Romero Sá. Antes de anunciar el descubrimiento de determinada especie había que compararla con las colecciones disponibles; pero sucede que en Brasil no había colecciones para hacer tales comparaciones en esa época, y muchas especies descritas por Barbosa Rodrigues ya habían sido identificadas anteriormente. Para Romero Sá, esa falla no desmerece su trabajo científico como botánico, ilustrador y gestor. “Barbosa Rodrigues supo copiar para el Jardín Botánico lo mejor de lo existente en las instituciones del exterior”, concluye la investigadora.

 

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