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Memoria

La historia en frascos

Envases que pertenecieron al químico alemán Heinrich Caro ayudan a contar los orígenes de la carrera de Química de la USP

Antigua sede de la carrera de química de la USP en la alameda Glete, en São Paulo, en 1938

Anuario de la FFCL-USP Antigua sede de la carrera de química de la USP en la alameda Glete, en São Paulo, en 1938Anuario de la FFCL-USP

En 1934, el químico alemán Heinrich Rheinboldt (1891-1955) llegó a Brasil con la misión de ayudar a implementar la carrera de Ciencias Químicas en la antigua Facultad de Filosofía, Ciencias y Letras (FFCL, actual FFLCH) de la entonces recién fundada Universidad de São Paulo (USP). La estrategia que se trazara en la naciente institución consistía en buscar buenos profesionales europeos que aceptasen pasar un tiempo en la capital paulista para dar comienzo a la enseñanza y la investigación en las distintas áreas de la ciencia. Al dejar su tierra natal, Rheinboldt trajo en su equipaje frascos de vidrio con sustancias químicas que habían pertenecido a su abuelo, el químico Heinrich Caro (1834-1910), considerado uno de los precursores de la industria química moderna. La preservación de los objetos de su abuelo no obedeció a una mera nostalgia. Rheinboldt era un “profundo cultor de la historia”, escribió en 1994 Paschoal Senise (1917-2011), exprofesor emérito de la USP y alumno de Rheinboldt en la primera promoción de la carrera de Química, que empezó en 1935 y generó el actual Instituto de Química (IQ). “Los frascos cuentan parte de la historia de la industria química en el mundo”, dice Henrique Eisi Toma, docente del IQ, quien mantiene las piezas antiguas en su laboratorio de la USP. “También sirvieron de referencia histórica para que Rheinboldt impulsase un cambio significativo en la química brasileña, al hacer investigación y utilizar nuevos métodos y técnicas comunes en laboratorios de Europa.”

Los frascos de Caro aún contienen los colorantes alizarina y azul de metileno

Henrique Eisi TomaLos frascos de Caro aún contienen los colorantes alizarina y azul de metilenoHenrique Eisi Toma

Dentro de los frasquitos hay muestras de reactivos y compuestos que signaron la vida de su abuelo. Caro inició su trayectoria en la Universidad Friedrich Wilhelm, una de las más antiguas de Berlín, fundada en 1810, que en 1949 alteró su nombre por el de Universidad Humboldt. La entrada de Caro al universo de la investigación empresarial se concretó en la década de 1850, cuando entró en contacto con la técnica de impresión de calicó, un tipo de tejido elaborado con algodón, teñido con colorantes naturales. Entre 1859 y 1866, Caro residió en Manchester, Inglaterra, donde trabajó en la industria textil. Allí desarrolló nuevas técnicas de teñido de tejidos basadas en colorantes artificiales.

Heinrich Caro (1834-1910): precursor de la industria química moderna

Wikimedia Commons Heinrich Caro (1834-1910): precursor de la industria química modernaWikimedia Commons

Según Carsten Reinhardt y Anthony Travis, en un libro publicado en 2000, la habilidad para resolver problemas de aplicación de nuevos colorantes le permitió a Caro entablar contactos con químicos académicos del Reino Unido e impulsar interacciones entre investigadores ingleses y colegas de Alemania. “Caro era una mezcla de artesano, industrial y científico”, escribieron los autores. En la década de 1880, de regreso a Alemania, Caro empieza a trabajar en Basf (Badische Anilin & Soda Fabrik), en ese entonces una pequeña empresa con 166 trabajadores. Caro fue el responsable de introducir en la empresa la alizarina, un colorante rojo empleado para teñir tejidos cuya síntesis artificial él plasmó a finales de la década de 1860. En 1876, concretó la síntesis del azul de metileno. Posteriormente, esta sustancia tuvo diversos usos en la investigación médica, en estudios de microorganismos. En 1882, por ejemplo, el premio Nobel Robert Koch anunció el descubrimiento del bacilo de la tuberculosis, utilizando el azul de metileno como un marcador. “La síntesis de los colorantes prácticamente acabó con el proceso de extracción de colorantes de plantas, y dio inicio a la industria química moderna”, dice Toma. Caro también fue el primer investigador que describió el ácido peroxosulfúrico, al cual, por ese motivo, se lo conoce como ácido de Caro. En la industria, se lo aplica en la producción de desinfectantes y en otros tipos de limpiadores.

Heinrich Rheinboldt, en la cabecera de la mesa, en un almuezo con profesores alemanes, en el restaurante Brasserie Paulista, en São Paulo, en 1939

Origen del IQ-USP, Paschoal Senise Heinrich Rheinboldt, en la cabecera de la mesa, en un almuezo con profesores alemanes, en el restaurante Brasserie Paulista, en São Paulo, en 1939Origen del IQ-USP, Paschoal Senise

El historiador Shozo Motoyama, docente de la USP, cuenta que, a diferencia de su abuelo, Rheinboldt no tenía interés en la investigación empresarial, aunque reconociera la importancia de la investigación básica en el progreso de la industria a largo plazo. “Asimismo, cuando llegó a la USP, Rheinboldt no introdujo temas de la química de frontera que estaban de moda en esa época, como lo hizo el italiano Gleb Wataghin en el Departamento de Física, al tratar de temas de vanguardia tales como los rayos cósmicos”, explica. Sin embargo, dice Motoyama, el común denominador entre ellos residía en el perfil innovador. “A largo plazo, la actuación de Rheinboldt en campos como el de la química orgánica sedimentó el camino de la química brasileña en diversas ramificaciones, como en el caso de la bioquímica, que se convirtió en una diferencia de la USP”, añade Motoyama.

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