¿Por qué el olor de las personas cambia durante el paso de la infancia a la adolescencia? Según un estudio coordinado por la química Helene Loos, de la Universidad Friedrich-Alexander, de Alemania, hay una explicación química. El grupo detectó similitudes y diferencias al comparar a adolescentes (de 14 a 18 años) y niños pequeños (de 0 a 3 años). Tras la pubertad, aparecen en escena dos hormonas ‒ androstenona y androstenol ‒ vinculadas a lo que popularmente se conoce como olor corporal u olor a sudor, expresión que alude a un olor fuerte y desagradable. Los adolescentes también se caracterizan por tener más ácido láurico, también llamado dodecanoico, cuyo aroma suele describirse como el de la cera o el jabón; alfa-isometil ionona, con aroma a violetas; ácido 4-etiloctanoico, un olor nauseabundo asociado a los chivos; y patchulol o alcohol de pachuli, que hace unas décadas fue un éxito como perfume. Los bebés y los niños pequeños, en cambio, tienen más vainillina, lo que les confiere un aroma a vainilla. Estudios anteriores apuntan que las madres pueden distinguir el olor de sus propios bebés, pero no el que exhalan sus hijos adolescentes, que puede llegar a serles aversivo. La diferencia podría estar relacionada con la necesidad de cuidado en los primeros años, que contrasta con la importancia de dejar espacio a la independencia una vez que alcanzan la pubertad (American Council of Science and Health, 13 de mayo; Communications Chemistry, 21 de marzo).
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