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Memoria

La subversión del género

100 años atrás, Marie Curie ganaba su segundo Premio Nobel, el de Química

HULTON ARCHIVE / GETTY IMAGESMarie y Pierre trabajando en el laboratorioHULTON ARCHIVE / GETTY IMAGES

Madame Curie fue pionera en muchos otros frentes. Hasta hoy, es la única persona que ha recibido dos veces el Nobel en áreas diferentes de la ciencia. Fue la primera mujer doctora en ciencias físicas, la primera profesora universitaria de Francia y coordinadora de un laboratorio en ese país y la primera mujer en ganar una cátedra en la Universidad de Sorbonne. “Sus incuestionables descubrimientos transformaron dos áreas, la física y la química” observa el físico Vanderlei Salvador Bagnato, del Instituto de Física  de la Universidad de São Paulo (USP) de São Carlos.

El centésimo aniversario del segundo Nobel de Marie Curie será parte de las conmemoraciones de 2011, escogido por las Naciones Unidas como el Año Internacional de la Química (ver Pesquisa FAPESP nº 180) – y el 8 de marzo se conmemora también el Día Internacional de la Mujer. Hace décadas la científica es símbolo del éxito y la cualificación femenina en áreas predominantemente masculinas como lo son la química y la física. Sin embargo, sus luchas y traspiés son un poco menos conocidos.

Madame Curie (1867-1934) nació en Varsovia, capital de Polonia entonces ocupada por Rusia, bajo el nombre de Maria Sklodowska. Completó estudios de enseñanza media y frecuentó centros clandestinos de enseñanza para mujeres cuando los rusos sólo admitían hombres en las universidades. Marie quería continuar estudiando y ambicionaba un doctorado. En 1891 partió hacia París y fue aceptada en la Universidad de Sorbonne donde se graduó en Física y Matemática. Durante ese período conoció al físico Pierre Curie y en 1895 se casó con él transformándose así en Marie Curie.

Para su investigación, Marie escogió el tema de los rayos, que en aquel momento habían sido recientemente descubiertos por el francés Henri Becquerel.

Estudioso de las substancias fosforescentes y fluorescentes, él quería verificar si ellas emitían rayos X, descubiertos en 1895 por el alemán Wilhelm Röntgen. Al usar uranio, el francés percibió que este elemento emitía una radiación diferente a la de los rayos X. A finales de 1897, Marie intentó descubrir otros materiales que emitieran  el mismo tipo de radiación del uranio. En Alemania, G. C. Smith tenía la misma idea. En abril de 1898, los dos hicieron referencia al torio, que  emitía una radiación semejante. Sin embargo, Marie descubrió que la pechblenda y la calcolita, dos minerales de uranio, eran más activos que el propio uranio. A partir de ahí, ella predijo la existencia de dos nuevos elementos: el polonio, en homenaje a Polonia, y el radio, por ser el más radioactivo de los materiales analizados por ella. En 1898, en la misma ocasión en que divulgaba sus descubrimientos, ella llamó la atención sobre el  uranio y el torio como elementos  de mayor peso atómico.

Marie y Pierre trabajaron durante años en un galpón sin ninguna estructura cedido por la École de Physique et Chimie Industrielle.  El lugar sólo era conveniente porque estaba cerca de su residencia, lo que le permitía a ella cuidar de su casa y de su hija, y trabajar en el laboratorio. Marie siempre realizó sus investigaciones con el apoyo y la colaboración de Pierre, tanto en la parte científica así como en lo que hace a la persistencia de éste para que la comunidad de científicos la tomara en serio. Por ejemplo, el primer Nobel era sólo para Pierre y para Becquerel. Es así que para conseguir que la Academia Sueca incluyera a Marie en el premio, fue necesaria  la movilización de Pierre.

“Marie Curie era tan capaz como cualquier otro científico importante pero, por ser mujer, fue colocada  en los márgenes de la ciencia de aquel período” dice el antropólogo Gabriel Pugliese, de la Escuela de Sociología y Política, quien estudió sobre el tema con la dirección de Lilia Moritz Schwarcz, de la USP.

“Los premios no borran una trayectoria llena de dificultades.” Cuando volvió de Estocolmo, tras haber recibido el Nobel de 1911, Marie halló que su casa en París había sido apedreada. Motivo: los periódicos habían divulgado un romance entre ella -que ya era viuda hacía cinco años-  con un compañero francés casado y padre de cuatro hijos.

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