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Buenas prácticas

La vida secreta de los artículos equivocados y fraudulentos

daniel buenoLos artículos científicos erróneos o fraudulentos generalmente son eliminados ejemplarmente de los archivos de las revistas que los publicaron. Pero no es raro que queden copias en bibliotecas y archivos de universidades y sigan circulando, siendo citadas por investigadores desprevenidos. El investigador estadounidense Philip Davis halló rastros de lo que él denominó “la vida secreta de artículos retractados” al analizar el destino de 1.779 papers descalificados por las revistas que los divulgaran entre 1973 y 2010.

Davis tuvo acceso a ese conjunto de artículos proscritos al investigar la base de datos Medline, de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos. El siguiente paso fue buscar registros de esos papers en otros portales o repositorios de internet. Así logró localizar versiones de 321 de esos artículos –uno de cada cinco de la muestra– perdidos en bibliotecas virtuales o en los archivos de universidades y departamentos. En ninguno de ellos se avisaba que el artículo había sido descalificado.

En casi la totalidad de los casos, un 95%, la versión hallada era la de la revista científica. En tan sólo un 4% se trataba de versiones realizadas por el autor, previas a la remisión del artículo para su publicación. El sitio web que albergaba mayor cantidad de artículos revisados era la base de datos PubMed Central, con un 43% del total (138 artículos). Noventa y cuatro (el 29%) se encontraron en dominios académicos, tales como sitios web de laboratorios y departamentos, y solamente 10 (un 3%) se hallaban en repositorios pertenecientes a instituciones. También se encontraron 24 artículos (un 4%) en sitios web comerciales, y lo curioso es que dichos artículos se utilizaban para promocionar suplementos alimentarios o técnicas quirúrgicas. Algunos registros de estos artículos fueron hallados en la red social académica Mendeley, siendo compartidos, en promedio, por 3,4 usuarios.

Davis sugiere que las revistas científicas deberían divulgar avisos sobre el estatus de esos artículos en los servicios de búsqueda y recuperación, y que las bases de datos acoplen avisos de retractación junto con las referencias bibliográficas de los papers. Otra medida consistiría en informar a las bibliotecas virtuales y herramientas online de organización de bibliografías, lo referente a la descalificación. Finalmente, las publicaciones científicas deberían comenzar a  realizar cotejos de las referencias bibliográficas de todos sus artículos, antes de publicarlos, para evitar que los papers desechados vuelvan a ser citados, añade Davis. Su estudio fue divulgado por el periódico Journal of the Medical Library Association, de Estados Unidos.

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