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Las enfermedades del desmonte

Indios de la etnia Baré bañándose en el río Cuieiras, en el estado de Amazonas: el estudio midió el impacto de la merma en la vegetación sobre la salud humana

DANIEL ZANINI H/FLICKRIndios de la etnia Baré bañándose en el río Cuieiras, en el estado de Amazonas: el estudio midió el impacto de la merma en la vegetación sobre la salud humanaDANIEL ZANINI H/FLICKR

Las políticas de gestión referentes al paludismo en la Amazonia deben tener en cuenta el desmonte en la región. Ésta es la conclusión a la que arribó un equipo del Instituto de Investigación Económica Aplicada (Ipea) que estudió el impacto de la devastación de la selva sobre la salud de la población. Un análisis que se publicó en el mes de octubre relacionó datos del desmonte y estadísticas de enfermedades en 773 localidades de la Amazonia Legal entre 2004 y 2012. Se constató que por cada 1% de selva perdida anualmente se observó un incremento del 23% de los casos de paludismo. La incidencia de leishmaniasis también creció con el avance de la deforestación, con un aumento de entre un 8% y un 9% de casos. No se registraron impactos de la tala de vegetación sobre enfermedades tales como el sarampión, la diarrea, el dengue y las afecciones respiratorias. En el estudio, realizado por el biólogo Nilo Saccaro Junior y los economistas Lucas Mation y Patrícia Sakowski, no se investigó de qué modo ese desequilibrio conduce al incremento de algunas enfermedades y no de otras. Pero se sugiere que ciertas características de los vectores podrían explicar la diferencia. El mosquito Anopheles, causante del paludismo, vive más tiempo y se traslada a mayores distancias que el Aedes aegypti, que propaga el dengue, desplazándose así hacia áreas pobladas luego de la devastación de sus hábitats. También es factible que ciertas especies que transmiten la malaria en forma más efectiva, tales como el Anopheles darlingi, se tornen más abundantes que otras más benignas, dicen los autores.

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