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ARQUEOGENÉTICA

¿Las enfermedades terminaron con los neandertales?

Secuencias detectadas en el genoma de esta especie extinta constituyen las infecciones virales más antiguas documentadas en humanos

Entrada de la cueva de Chagyrskaya, en Rusia, donde se hallaron los fósiles que permitieron estudiar la organización social de los neandertales

Wikimedia Commons

El biólogo Marcelo Briones, de la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp), pretendía demostrar que es posible detectar infecciones virales en esqueletos de neandertales (Homo neanderthalensis), homínidos extintos hace unos 30.000 años. Y lo consiguió, en un logro al que calificó como prueba de concepto, según un artículo publicado a finales de mayo en la revista Viruses. La buena acogida que recibió su trabajo lo sorprendió: salieron reportajes en medios internacionales de renombre, como la revista de divulgación científica New Scientist y la sección periodística de la revista Science, que lo consideraron un descubrimiento sensacional.

Sucede que los neandertales portadores de adenovirus, herpesvirus y papilomavirus, aún en la actualidad circulantes en humanos, vivieron hace unos 50.000 años en lo que hoy en día es el centro-sur de Rusia, en Siberia. Se trata de la infección viral humana más antigua que se haya documentado, superando con creces el registro récord anterior, de hace 31.000 años en esqueletos de H. sapiens, la especie a la que pertenece el ser humano moderno.

El estudio se llevó a cabo a partir de secuencias genómicas que se encontraban disponibles en bases de datos. “Para ello seleccionamos dos individuos de la cueva de Chagyrskaya, porque las muestras habían sido recogidas más recientemente, con muchas precauciones para evitar las contaminaciones y los datos eran bastante completos, sobre todo en el caso de uno de ellos, el número 7”, explica Briones. Para el investigador, los tramos pequeños del ADN secuenciado eran preciosos. “Son datos que a menudo se consideran basura, ya que los científicos suelen descartar las secuencias genéticas muy fragmentadas”. Pero es muy probable que se trate de vestigios de ADN viral, cuyos genomas naturalmente son menos extensos y se descomponen con mayor facilidad, porque no se encuentran protegidos en el interior de núcleos celulares.

El científico explica que las muestras, extraídas de los fósiles con un pequeño taladro, contienen ADN que originalmente pertenecía al propio hueso y también que, en vida, se encontraba en los tejidos adyacentes y en la sangre de los vasos que discurren por el interior del hueso. Esta sangre supuestamente habría albergado a los virus. Los tipos detectados, en efecto, se caracterizan por su prolongada presencia en el organismo, más allá de la fase aguda de infección.

El trabajo del grupo de la Unifesp fue peculiar porque utilizó diversas herramientas bioinformáticas y estadísticas para probar que las secuencias detectadas corresponden efectivamente al genoma de virus antiguos, y no son producto de contaminaciones recientes ni tramos añadidos al ADN neandertal. “Nadie había hecho antes este control de ruido”, dice la genetista Tábita Hünemeier, de la Universidad de São Paulo, quien no participó en el estudio. “Es un control lo suficientemente riguroso como para demostrar que realmente se trata de material genético viral”.

Wikimedia CommonsCráneo de un humano moderno (a la izq.) y de un neandertal (a la der.): la especie extinta era más robusta, y su cerebro probablemente más voluminosoWikimedia Commons

La investigadora es colaboradora del Laboratorio de Arqueología y Antropología Ambiental y Evolutiva (LAAAE), del Museo de Arqueología y Etnología de la Universidad de São Paulo (MAE-USP), el primer laboratorio de arqueogenética de Brasil, coordinado por el arqueólogo André Strauss y los bioantropólogos Rui Murrieta y Rodrigo Oliveira. Y considera que una técnica empleada en el laboratorio, tendiente a enriquecer las muestras genéticas con las secuencias deseadas a los efectos de estudiarlas mejor, constituiría un valioso desarrollo para el trabajo de Briones.

La buena recepción que ha cosechado el artículo se debe, en gran medida, a su posible contribución a la comprensión de la extinción de los neandertales. “Eran más robustos que el h. sapiens y tenían un cerebro más voluminoso”, compara Briones, de lo que infiere que tendrían altas capacidades. “Es improbable que hayan sucumbido en batallas”.

A su juicio, tiene más sentido que hayan sido víctimas de los virus. Esta hipótesis fue planteada en 2020 por el virólogo alemán Horst Wolff y el biólogo estadounidense Alex Greenwood, ambos radicados en Alemania, en un artículo publicado en la revista científica Medical Hypotheses. Los investigadores postularon que, tras haber vivido durante unos 200.000 años en el continente que comprende Europa y Asia, el sistema inmunitario de los neandertales se adaptó a las enfermedades que existían en aquel ambiente y no estaba preparado para los virus llegaron hace unos 80.000 años con las migraciones humanas procedentes de África. “El H. sapiens mantenía un contacto estrecho con otros primates que en Europa no existían y por ello, tenían mucho más contacto con las zoonosis”, explica Briones. Los investigadores de Alemania no continuaron con su trabajo sobre estos temas por lo que no estuvieron disponibles para comentar el estudio actual.

“Estos virus no son letales para nosotros”, sopesa Hünemeier. “Pero no sabemos qué efecto habrán tenido en los neandertales”. Para ella, habría que explorar en busca de una huella de la selección natural analizando a varios individuos, para determinar el contexto evolutivo. Briones argumenta que incluso una infección no mortal podría haber sido perjudicial para la vida y la capacidad reproductiva de estos homínidos, dejándolos en una situación de desventaja frente al H. sapiens.

La complejidad se acrecienta porque en aquella época coexistían varias especies de humanos, y el mestizaje entre H. sapiens y H. neanderthalensis ha sido detectado genéticamente. En concreto, los encuentros reproductivos se tornaron más intensos hace unos 47.000 años y duraron alrededor de otros 7.000, según un artículo coordinado por la evolucionista de origen indio Priya Moorjani, de la Universidad de California en Berkeley (EE. UU.), disponible desde el 13 de mayo como preprint en el repositorio bioRxiv. La investigadora rehusó hacer comentarios sobre sus resultados a Pesquisa FAPESP porque aún no ha publicado su trabajo definitivo.

“El territorio que habitaban los neandertales se extendía desde lo que hoy es Inglaterra hasta la actual Mongolia, en Asia, siempre en pequeños grupos familiares”, explica Hünemeier. Practicaban rituales funerarios y producían arte bajo la forma de pinturas y adornos como collares, que los arqueólogos interpretan como sociedades sofisticadas. No eran belicosos ni fabricaban armas arrojadizas, lo que pudo suponer una desventaja frente a los H. sapiens armados con arcos y flechas. “Quizá las enfermedades hayan tenido un gran impacto, pero no tenemos forma de saberlo”. Los resultados de Briones pueden allanar el camino hacia investigaciones más exhaustivas en este sentido. El investigador se propone ampliar sus estudios analizando secuencias genéticas de otros neandertales y H. sapiens, tanto contemporáneos a ellos como más recientes, para investigar la presencia de virus.

Proyecto
Estudio de elementos inducidos por la respuesta vacunal en los individuos sometidos a ensayos clínicos con la vacuna ChAdOx1 nCOV-19 (nº 20/08943-5); Modalidad Proyecto Temático; Investigador responsable Luiz Mário Ramos Janini (Unifesp); Inversión R$ 5.543.378,48.

Artículos científicos
FERREIRA, R. C. et alReconstructing prehistoric viral genomes from Neanderthal sequencing dataViruses. v. 16, n. 6, 856. 27 may. 2024.
IASI, L. et alNeandertal ancestry through time: Insights from genomes of ancient and present-day humansbioRxiv. 13 may. 2024.
WOLFF, H. y GREENWOOD, A. D. Did viral disease of humans wipe out the  neandertals? Medical Hypotheses. v. 75, n. 1, p. 99-105. jul. 2010.

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