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Ecología

Las hormigas y las bromeliáceas

Hormiga Odontomachus hastatus transportando una presa hacia el hormiguero: sus deyecciones nutren a la bromeliácea Quesnelia arvensis, común en Ilha do Cardoso

Ana Zangirolame Gonçalves/ Unicamp Hormiga Odontomachus hastatus transportando una presa hacia el hormiguero: sus deyecciones nutren a la bromeliácea Quesnelia arvensis, común en Ilha do CardosoAna Zangirolame Gonçalves/ Unicamp

Algunas especies de hormigas contribuyen en la nutrición de las plantas que las cobijan. Eso es lo que ocurre en el caso de la bromeliácea Quesnelia arvensis, de hojas verdes con bordes aserrados y flores púrpuras, común en el Bosque Atlántico del sudoeste brasileño. Con sus excrementos y de restos de alimentos, las hormigas Odontomachus hastatus, que construyen sus nidos entre las raíces de esa especie vegetal, y las Gnamptogenys moelleri, que se albergan en sus hojas, le aportan a la planta buena parte del nitrógeno que necesita para producir proteínas y crecer, según constataron investigadores de la Universidad de Campinas (Unicamp). En el marco de un experimento en laboratorio, la bióloga Ana Zangirolame Gonçalves, calculó el aporte que le brindan a la dieta de la bromeliácea tres especies de hormigas. La investigadora simuló en el interior de un invernadero las condiciones de temperatura, humedad y el suelo en que crece la Q. arvensis en las restingas de Ilha do Cardoso, en la costa sur de São Paulo. Luego, puso a convivir durante dos meses a ejemplares de esa bromeliácea junto a colonias de tres especies de hormigas: O. hastatus, G. moelleri y Camponotus crassus. Las dos primeras son predadoras y, en general, se alimentan de pequeños vertebrados. En las pruebas, se las alimentó con larvas de escarabajos alimentadas con un pienso rico en nitrógeno 15, una variedad más pesada y rara de ese elemento químico. Las hormigas C. crassus consumen néctar y líquidos dulzones que excretan los insectos que se alimentan de savia. La especie O. hastatus, cuya longitud es de 1,3 centímetros (cm), fue la que más nitrógeno le aportó a la bromeliácea: en promedio, un 19% del nitrógeno total consumido por la planta. Las G. moelleri, bastante menores, con tan sólo 0,5 cm de longitud y las C. crassus, le aportaron, respectivamente, un 16% y un 11% (PloS One, 22 de marzo). “Los resultados apuntalan la idea de que las hormigas pueden redistribuir nutrientes entre las diversas áreas de la selva”, escriben los investigadores. “Dicho rol”, sostiene Gonçalves, “resulta incluso de mayor relevancia en los ecosistemas pobres en nutrientes”.

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